Por: Elisa García (Barcelona)

Hace ya dos semanas del Primavera Sound 2019, tiempo en el que los días pasan en una especie de letargo acelerado hacia la realidad, tiempo en el que hemos podido tomar distancia para analizar en profundidad algunas de las facetas del festival.

La edición del 2019 ha sido, sin duda, polémica. Polémica para bien, como en su apuesta por la paridad de géneros, y polémica a secas en otros aspectos. Uno de ellos es la entrada al festival de la música comercial, lo cual requirió que venciéramos nuestras propias barreras asistiendo a una propuesta diferente de la de ediciones anteriores.

Todo tiene sus pros y sus contras y es difícil posicionarse. Por una parte, el Primavera apostó por actualizarse, por no quedar obsoleto y por abrir sus puertas a los más jóvenes y en general a la mayoría. Esto ha hecho que algunos, entre los que me incluyo, quizás no habrían asistido a un concierto de J Balvin, Charli XCX o Nathy Peluso en solitario. Sin embargo, ya sea por cuestión de gustos personales y prioridades económicas, tuvimos la oportunidad de ver a estos artistas y sorprendernos con ellos.

Foto: Primavera Sound

El Primavera jugó bien sus cartas con estas apuestas, pues por una parte su cartel siempre se ha caracterizado por ser actual e innovador y lo ha seguido siendo. Por otra, si hay un genero que sin duda inundó el festival, ese fue el pop, que ha tenido cabida en todas sus vertientes y sus más diversos subgéneros (desde el dream pop hasta Miley Cyrus). Sin embargo, la inclusión del reggaetón ha sido lo más polémico del festival.

¿Entonces, por qué esta apuesta? 

Este nuevo género sin duda, ya ha conquistado a las masas al grado de pasar de ser esa música relegada a las discotecas a ser la playlist de la vida cotidiana de un gran porcentaje de la población. Por lo tanto, esta última propuesta en un festival como es el Primavera, podría tener dos motivaciones: Una, la de atraer a un público más abundante, más variado y más joven que sustentará próximas ediciones del evento con el pellizco económico que esto supone. Y otra: admitir que la música evoluciona con los cambios generacionales y que el reggaetón ya se ha metido hasta las entrañas en diversos géneros musicales, es decir, podemos escuchar trap y reggaetón en una misma canción, o pop y reggaetón. 

Hasta la salsa y la electrónica pueden derivar en reggaetón, ya que, si hay algo claro en el panorama de la música actual es que en absoluto está todo inventado, puesto que disponemos de muchísimos géneros y subgéneros que, mezclándose unos con otros dan lugar a revivals, a nuevos estilos y a composiciones totalmente innovadoras.

Cortesía: Primavera Sound

Con esta nueva propuesta pudimos conocer más de nosotros mismos y del nuevo público del festival, ya que las multitudes se mostraron como tal. Por una parte, pudimos presenciar como, en conciertos más líricos, cargados de crítica social, de complejidad en las letras, o de una parte instrumental más elaborada, la juventud brillaba por su ausencia dejando vacíos y espectadores con edades más avanzadas. Es decir, de los 24 en adelante.

A los rockeros, los psicodélicos, los del britpop y el dream pop los aclamaban, por lo general, looks sobrios y tranquilos que se plantaban frente al escenario sin generar mucho alboroto. En resumen: el público de antiguas ediciones del Primavera Sound. Ese público que quedó sorprendido al ver tocar en escenarios pequeños grupos tan míticos como Suede, Stereolab o el frontman de Pulp, Jarvis Cocker.

Foto: Cortesía Primavera Sound

Por el contrario, una nueva imagen del festival inundó esta edición de 2019 en la que lo comercial y la música de masas se imponían ante el rock y otros géneros más minoritarios. Por una parte, influencers paseaban por el festival grabando videos eternos en los que repetían la toma hasta 7 veces sin saber muy bien quién tocaba ese día en el evento (corroborado). Asimismo, una oleada más frívola de rostros jóvenes y looks a lo Coachella inundaba más que nunca el festival, pues, como pudimos ver por su movimiento y paso por los conciertos, los más jóvenes venían a bailar todos esos temas que suenan en las discotecas. A pegarse la fiesta, ni más, ni menos.

Que el público sea joven es bueno, que no se decante por escuchar géneros nuevos aparte de la música que le es familiar, es lo fácil. Si nos paramos a reflexionar, esto tiene todo el sentido del mundo ya que, esta nueva generación, los centenials, están intrínsecamente ligados a la tecnología y la inmediatez. Esto supone grandes estímulos en cortos periodos de tiempo, rapidez y despreocupación. A esta generación por lo tanto le interesa J Balvin con todo su despliegue, le interesa Rosalía con su espectáculo y coreografías, le interesa Charli XCX y la fuerza que tiene para hacerte bailar.

Foto: Cortesía Primavera Sound

Esta es una juventud decepcionada de antemano y sin grandes expectativas pues, ¿cuántas canciones del trap nos hablan de morir joven al igual que lo hacían Jim Morrison o Hendrix en los 60, también de manera irreverente y provocadora? El reggaetón y el trap son ahora lo que el rock fue en su época dorada. Sigue habiendo una juventud decepcionada, pero es una juventud más resignada que con ganas por cambiar las cosas. No es esa juventud del punk que cantaba mal gritando que todo era una mierda. Es la juventud que, sabiendo que el mundo está jodido, lo asume y decide pegarse la fiesta hasta el final, por si éste se acaba mañana. Estos jóvenes quieren un buen show, independientemente de la ausencia de instrumentos o de unas letras poco elaboradas.

Por ello, pudimos tomar este festival como muestra generacional en la que, como el disco en los 80, las ganas de bailar y la despreocupación se imponen ante la critica social y la música como protesta cultural.

Foto: Cortesía Primavera Sound

Entonces, ¿ha muerto el rock?, nos preguntamos algunos, ya que la mayoría de los géneros más populares distan de él, el rap, el hip-hop, el reggaetónTodavía quedan pequeños vestigios como todas esas mezclas y revivals que se van haciendo a partir del mismo; el punk rock, el rock psicodélico, el hardcore, etc.

Que el rock sea una música para minorías no es ninguna novedad, puesto que ya lleva años en tal posición. Lo curioso es, que festivales que han conservado tanto su esencia para estas minorías como lo era el Primavera Sound, también la esté perdiendo a favor de la novedad y las masas (en este caso, el reggaetón). Está claro que la juventud ya no apuesta por las guitarras, entonces, ¿acaso éstas quedarán relegadas al olvido para siempre?

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