Panic! At The Disco ha tenido muchas transformaciones y cambios con el paso de los años. No sólo porque la agrupación se ha convertido prácticamente en el proyecto solista de Brendon Urie, quien escribe y compone todo el material pero toca con un grupo de músicos de acompañamiento en sus conciertos, también porque la agrupación de Las Vegas se ha aventurado a probar con algunos géneros musicales como el pop, punk, rock, jazz y hasta el góspel, que nos han mostrado la madurez personal y musical que el tiempo le ha otorgado a la banda.
Y es que en con su álbum debut A Fever You Can’t Sweat Out (2005), era innegable etiquetarlos en el género punk, que incluso los llevó a ser comparados con bandas que brillaban en ese entonces como los extintos My Chemical Romance y Fall Out Boy. Además, en esos años el movimiento emo estaba en pleno auge, lo que llevó a Panic! At The Disco a ser etiquetados como una “banda emo”, y el tener a Brendon Urie usando delineador en el video de “I Write Sins Not Tragedies” alimentó aún más esa idea.
Luego en 2008 vino Pretty Odd, donde Brendon Urie y compañía experimentaron un poco dentro de la música barroca al incluir en sus piezas musicales algunos instrumentos como violines, violonchelos y trompetas. Tres años más tarde llegó Vices & Virtues, que si bien es un disco que marcó una etapa especial para Panic! At The Disco porque fue el primer álbum que se publicó como un dúo en el que sólo participaron Brendon y el baterista Spencer Smith, musicalmente decidieron encaminarse por la misma línea que siguieron en su placa discográfica anterior sólo que inclinándose más al rock.
Ya en 2013, más maduros, nos presentaron Too Weird to Live, Too Rare to Die!, un disco en el que los sintetizadores abundaron y que mediante sus letras nos mostraron varias facetas del amor y la promiscuidad, entre triángulos amorosos como los de “Girls/Girls/Boys” y la declaración de amor eterno que Brendon Urie le hizo a su esposa en “The End Of All Things”, el synth pop fue lo que predominó más de esta cuarta producción.
En 2016 y con Panic! At The Disco conformado sólo por Brendon Urie, Death Of A Bachelor llegó para exhibir su incursión en el mundo del jazz, lo cual no es sorpresa si consideramos el hecho de que Brendon es mega fan de Frank Sinatra; de hecho el álbum está inspirado en el fallecido cantante y fue una manera en la que Urie le rindió tributo, ya que en ese año Sinatra hubiese cumplido 100 años. Así lo aseguró el cantante en una entrevista para Billboard.
Este 2018, Panic! At The Disco nos presenta Pray For The Wicked, un disco que podría ser el musical de Brendon Urie, en el que nos cuenta lo difícil que es llegar a la cima del éxito y el camino que hay que recorrer para llegar ahí. Por ejemplo en “High Hopes”, nos retrata como aún sin tener mucho dinero cuando era más joven, anhelaba con tener fama y fortuna: “No tuve un centavo, pero siempre tuve una visión. Siempre tuve grandes, grandes esperanzas”. El mismo caso ocurre en “Say Amen (Saturday Night)”, donde alguien fiestero se pone a reflexionar sobre lo solitaria que es esta vida: “No hay nada más para mí en mi puerta, todas las personas que conozco no son quienes solían ser”.
Este álbum producido por Jake Sinclair (Weezer, The Wombats, Fall Out Boy), esta lleno de letras realistas y hasta cierto punto tristes, que si bien buscan convencer a quien lo escucha de que son temas felices por el ritmo de la música, tienen una historia bastante gris detrás de ellas. Sin embargo, musicalmente Panic! At The Disco ha borrado por completo cualquier rastro de rock o punk que alguna vez llegó a tener y pone en evidencia la gran potencia vocal que Brendon Urie ha adquirido con el paso de los años, además de mostrarlo como la estrella de Las Vegas que es y que siempre soñó ser.
Lo mejor de este álbum es que podremos escuchar muchas canciones que lo conforman, pues Panic! At The Disco es una de las muchas bandas que forma parte del cartel del Corona Capital de este año. Recuerda que aún hay boletos y abonos disponibles, los cuales puedes conseguir aquí.
