Las tendencias musicales… un tema bastante complicado de poner sobre la mesa pero sobre todo, de llegar a la misma conclusión. Sin embargo, lo que ha hecho Coachella en los últimos años es ir ampliando su espectro a la hora de elegir a los artistas o bandas para su cartel. Tal vez los organizadores se dejen llevar por “lo que está de moda”. Tal vez no. Tal vez busquen marcar nuevas tendencias. Tal vez no. Pero cierto es que por eso se han convertido en uno de los festivales más importantes no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Digamos que lo que Coachella tenga en su line up, éste automáticamente será el modelo que el resto de los festivales adoptará para sus ediciones de ese mismo año. Sin embargo, para el 2018, Coachella hizo historia como nunca antes.
De entrada después de leer lo anterior te preguntarás: “¿Por qué?”. Comencemos con decir que para esta edición, su modelo “inclusivo” fue el añadir a Los Ángeles Azules a su cartel.
Durante años, las tendencias más comunes de música eran pop, indie rock, electropop, rap, hip hop, electrónica, synthpop, britpop, urbano, R&B, indie pop y folk, por mencionar algunos. Al elegir a Los Ángeles Azules, Coachella reflejó que sus elecciones van más allá de las tendencias gringas. Ahora, se fijan en qué hay en su país vecino. Apuestan por nuevas cosas que podrían funcionar y que podrían entretener a su audiencia. Al menos en el primer día de su festival.
También buscan mostrar el otro lado de la moneda y el reflejo de una sociedad de jóvenes que más allá de marcar tendencia, son el reflejo del consumo musical popular. Con esto nos referimos a que hoy, lo hipster es que a los millennials les guste el reggaetón o en este caso, la cumbia. ¿No lo crees? Basta con ver a Justin Bieber bailando al ritmo de Los Ángeles Azules. Él, más allá de ser un producto fabricado para el gusto popular de las adolescentes, es el reflejo de esa generación Z que ahora rige las redes sociales y la música. Él se movía, no le interesaba nada más excepto pasársela bien. Así como él, muchos otros jóvenes que se encontraban frente al escenario viendo al colectivo mexicano demostraban lo mismo.
Otra cosa que también reflejó Coachella para esta edición, es que ahora los artistas, al menos los más mainstream, por así decirlo, necesitan de colaboraciones para hacer todavía más fuerte su presentación.
En el pasado una colaboración en los escenarios de Coachella era una cosa única, selecta, incluso de otro mundo. Hoy es la cosa más común y corriente pues tan solo en sus tres días hubo cerca de ocho colaboraciones sobre el escenario. ¿El artista más “reciclado”?: Kendrick Lamar, quien primero cantó con Vince Staples y después con SZA. Luego estuvieron las colaboraciones entre los artistas que eran parte del line up. Por ejemplo, Tyler, The Creator con Kali Uchis; también estuvo Cardi B con Chance the Rapper, 21 Savage y Kehlani. O Eminem trayendo a su “protegido”, 50 Cent. Beyoncé y su ejército poderoso sobre el escenario el sábado es otra cosa, pero de ella hablaremos más adelante…
Con todo lo anterior, surge la siguiente pregunta: ¿qué es más barato, contratar a Kendrick Lamar, uno de los artistas más trendy en la actualidad, para su line up, o simplemente tenerlo de invitado para dos presentaciones del festival? Probablemente sea lo segundo, pero cierto es que ahora los “nuevos artistas” necesitan un punch extra para sobresalir en un festival, mientras que los viejos, como el caso de Eminem, incluyen colaboraciones con artistas de su misma talla para demostrar que no están en el olvido.
Ahora hablemos de Beyoncé, la mujer que el año pasado canceló su presentación en Coachella debido a que iba a tener mellizos y que además, hizo historia este año por ser la primer mujer afroamericana liderar un cartel del festival.
Todo el mundo habló de ella, todo el mundo la trajo a colación y aseguró que su nombre quedaría en la posteridad ante una presentación histórica. ¿La razón? Reunió a Destiny’s Child y también trajo al escenario a Jay-Z y a su hermana Solange. Además mostró sus pasos de baile que hasta ahora ninguna artista ha sido capaz de igualar.
Para esta edición y con un año para prepararse, Queen B demostró los poderosos productores que trae. También que su calidad como artista no ha sido en vano, pues aunque echó mano de colaboraciones, éstas no fueron sin ningún sentido o de manera aleatoria. Todas tenían relación y un por qué. Comencemos con Destiny’s Child, que no se había reunido con ellas desde su presentación en el Super Bowl en 2013. Jay-Z, actualmente está haciendo una gira con él y recordemos que su disco, Lemonade, prácticamente fue compuesto para él. Solange es su hermana y una artista que poco a poco se ha ido ganando el respeto dentro de la música y no, no ha sido opacada por su hermana, ya que su estilo es muy distinto así como su target de fans.
Otra cosa que también hizo Bey, fue el incluir un poco de reggaetón al festival al cantar “Mi Gente” de J Balvin. Probablemente la selección del setlist dependió directamente de Beyoncé, pero cierto es que esa pequeña introducción al reggeatón fue evidente y no solo a ese género, sino también al trap.
Con esto abordamos que dicho género fue uno de los que más imperaron dentro de Coachella 2018. ¿Por qué? Precisamente por lo que mencionamos con la generación millennial y Justin Bieber: son productos comerciales con ritmos pegajosos, letras en las que nadie presta atención y que resulta “sexy” a la hora de bailar. Es la moda de las nuevas generaciones, es lo que el resto de los artistas busca reproducir para tener un mayor alcance. Es la tendencia que poco a poco se está apoderando de los festivales de música.
Un subgénero del hip hop que se originó en 1990, y que poco a poco fue adoptado por la comunidad latina a pesar de que surgió al sur de Estados Unidos. El trap en un principio, era la palabra utilizada para denominar un lugar donde se vendían drogas de manera ilegal o al hecho mismo de venderla, hoy es el sinónimo del twerk, de un baile sin precedentes, de un show digno de ver en eventos masivos e incluso una forma de “ligar”.
Coachella ya puso el statement no solo del trap, sino de un line up y colaboraciones “grandiosas. Ahora solo falta que el resto de los festivales lo sigan.