Tal vez los mexicanos estemos molestos por la llegada de Donald Trump al poder, especialmente en un país del cual dependemos para casi todo, pero al menos, los que estamos abajo, no sentimos tanto ese impacto. Como generación millennial sí, nos enojamos, expresamos ese malestar político y social en contra de alguien como Trump, pero al mismo tiempo somos seres que perdemos el interés y que olvidamos rápido porque, hay otras cosas que aquejan al mundo. Sin embargo, en Estados Unidos, al menos para unos, la molestia hacia este personaje es evidente. Es tan fuerte que aprovechan en casi todo momento para hacerlo mención. ¿Un ejemplo? Pharrell Williams, quien como parte de N.E.R.D. dedicó prácticamente todo su set de Life is Beautiful 2018 a que la gente fuera diferente, a que tuviera una experiencia y no la dejara ir.

¿Pero a qué nos referimos con el concepto “libertad” de Pharrell? A que el cantante quería que todos aquellos renegados, raros, extraños, fueran libres, fueran ellos mismos. Según él, en esta presentación, en esta ciudad, ellos no serían juzgados. Podían hacer lo que quisieran e iban a estar bien. Quería que todos vivieran una experiencia única en sus vidas. “¿Piensan que me estoy poniendo político? Es cierto, me estoy poniendo político, pero es algo que todos debemos hacer, es algo por lo que todos debemos preocuparnos. Vamos a trepar esos muros”.

Tal vez muchos hayan acordado con Pharrell, pero para aquellos que buscaban pasársela bien, sintieron que lo “político” se había tornado incluso molesto y pesado. Casi de una manera obligatoria, el cantante hizo que todos los asistentes abrieran un círculo en medio para armar el slam. Todo lo que él quería, era que “vivieran la experiencia”, que fueran diferentes pero, ¿qué eso no es opcional? ¿Qué acaso las personas no tienen la facultad para decidir si quieren esto o aquello? 

Foto: FilmMagic for Life is Beautiful

“No me importa cuántas canciones toquemos. Lo que quiero es que abran el maldito círculo. Den tres pasos hacia atrás. Si aman a nuestros amigos mexicanos, den tres pasos atrás”, dijo Pharrell, que entre empapado por el sudor, la boca trabada y la mirada perdida, hizo del show de N.E.R.D. algo disfrutable, pero que conforme más exigente se volvía, la gente prefería irse de ahí, seguir su camino y ver otras opciones. También hubo otros que se dejaron llevar y la fiesta siguió excepto cuando habían pequeñas pausas por el discurso político del cantante.

Los que se quedaron pudieron ver unos visuales impresionantes, coloridos, algunas veces el reflejo de lo que las cámaras estaban grabando en ese momento pero con capas de colores. También vieron el poder de los bailarines, que en ningún momento dejaron de moverse y de sorprender a Pharrell y a Shay Haley, que a diferencia de su compañero, se mantuvo concentrado en lo suyo y sobre todo, se veía mucho más tranquilo. Disfrutando del rap, del hip hop, del funk y las mezclas musicales que cuando se podían y si Pharrell lo permitía, se hacían. 

Foto: FilmMagic for Life is Beautiful

Dicen por ahí que ver a No-One Ever Really Dies es algo que debes hacer una vez en la vida. Tienen razón. La banda como tal tiene mucho por ofrecer, un show que solo los grandes pueden dar. No por nada le dieron un set de hora y media. Sin embargo, todo se derrumba cuando lo político, que es algo que debería importarle a todos, toma demasiado protagonismo y el arte queda fuera. Podemos ser libres, libres de pensar, de juzgar, de exigir, de dar, pero también somos libres de disfrutar un show cuando lo vemos. Tal vez esto fue lo que hizo falta que Pharrell entendiera.

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