La noche de un frío lunes del otoño de 1990, en un oscuro local de Seattle, una novel banda local tocó por primera vez. Su extravagante nombre, Mookie Blaylock, no decía absolutamente nada.

25 años después esa misma banda pule los últimos detalles de un tour que los llevará de nuevo al sur continental, para electrificar Latinoamérica en una gira que los llevará de Santiago de Chile al DF, pasando por Argentina, la intrincada geografía brasileña y Colombia, donde nunca antes se han presentado.

Desde su primer show, el 22 de octubre de 1990, los miembros de Pearl Jam (el grupo no tardó en cambiar su nombre de batalla, amenazados por la conflictiva estrella de los Nets de Nueva Jersey, cuya identidad habían usurpado) decidieron que cada vez que se presentaran en vivo lo harían como si fuese la última oportunidad, apostando por la pasión, sin escatimar esfuerzos de ningún tipo. Desde esa gélida noche, resguardados con los nervios tensos en los paupérrimos camerinos del Off Ramp, el quinteto firmó con sangre una clausula vital en su declaración de principios: máximo respeto al público que paga por verlos.

 

PEARL JAM

 

A finales de 2008 vacacioné en Seattle. El destino elegido, el primero fuera de México, no era casualidad ni tomado a la ligera: más que un viaje turístico, fue una especie de peregrinación, cuya meca fue el Off Ramp y las calles que acogieron al grunge durante y antes de los noventa. Para entonces, el mítico club ya había pasado a la historia, y en su lugar se encontraba un vulgar bar llamado El Corazón, que al parecer sigue activo.

FIVE AGAINST ONE

Entre esas paredes quedaron las vibraciones de un concierto iniciático tan legendario como breve. Por primera vez sobre un escenario un jovencísimo Eddie Vedder (ataviado con una vieja playera de The Cramps) se unió a los esqueléticos Stone Gossard y Mike McCready, acompañando el pulso sincopado de Jeff Ament y Dave Krusen para conspirar ante el mundo, cinco contra uno, cinco contra los que se pusieran en frente.

 

 

La escena es de ensueño. Cinco siluetas desgarbadas y decadentes, apenas iluminadas, el cabello muy largo coronado por gorras estrafalarias, armados sólo con sus instrumentos y las balas de un demo cuyo potencial sólo ellos conocían. El resto es historia: todo arde en menos de una hora, un incendio en el que se despliega furia y mucho sudor, fuerza en lugar de virtuosismo; pero eso no es problema, porque ya habrá oportunidad de demostrar el talento. En ese momento, único e irrepetible, se trata de quemar el barco, como una pira flotante en el Ganges, que no contempla el regreso.

 

PJ 2

 

Esa epifánica noche ‘Alive’, ‘Release’, ‘Once’, ‘Even Flow’ y ‘Black’ (además de ‘Alone’, ‘Breath’ y ‘Just a girl’) sembraron su semilla en oídos de un puñado de afortunados personajes anónimos que aquel lunes frío de octubre seguramente no eran conscientes de lo que estaban viviendo. Casi un año más tarde, esas cinco piezas estructuraron la columna vertebral de ‘Ten’ (un último homenaje a Blaylock), el mítico álbum debut lanzado por Epic en agosto de 1991, y que, a la fecha, forman parte casi inalterable de los camaleónicos y extensos sets que caracterizan al grupo. De hecho, según sus registros, ‘Even Flow’ ha sido interpretada en directo unas 776 veces, convirtiéndose en la bandera que ha adornado sus conciertos durante un cuarto de siglo.

La cuarta visita de Pearl Jam a la Ciudad de México coincide con el aniversario 25 de ese primer show. Sin Dave Krusen (damnificado muy pronto por esa extraña maldición de bateristas, exorcizada finalmente por Matt Cameron), Ament, Gossard, Vedder y McCready volverán a conspirar ante nosotros el 28 de noviembre, una vez más, pero siempre como si se tratara de la última vez.

T: @Vicser36 (Víctor Serrano Lira)

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