Cuando uno piensa en un festival de música en Monterrey, imagina que irá a un lugar con clima agradable, buena comida, unas cervezas, chicas muy guapas y el mejor ambiente.
Eso en nuestra imaginación; ¿y en la vida real? ¡Está hasta mejor!
¿Siguieron nuestra cobertura de Pa’l Norte? Estuvo buenísima, acá pueden ver resúmenes y galería del día 1 y del día 2, por acá pueden ver a la gente que asistió al evento y ahora toca compartirles la experiencia del festival.
¿Arrancamos? Va
Llegando al Parque Fundidora
En cuanto entras al evento algo es claro: La banda regia no se anda con rodeos en cuanto a fiesta se refiere. Aún no llegas a los puntos de ingreso y la gente ya iba bailando.
Una vez pasando el único control de seguridad, lo primero que veías era una formación de gente vendiendo chela por lo que era raro ver a alguien dentro del festival sin su vasito.
Aún así, la gente se sabía controlar pues casi no vimos a gente MUY pasada, no faltó uno o dos por ahí, pero no más.
Una vez dentro, había de dos sopas: Ir a la música o a las diversas actividades.
Bueno, ¿qué hubo de actividades no-musicales?
A decir verdad, había muchas cosas. Rueda de la fortuna. Clásica de festivales:
Una kermesse donde había diferentes juegos de destreza:
Había un “registro civil” donde un sujeto bastante maniático casaba a algunos valientes:
Una carpa donde la gente entraba a bailar (ok, es musical, pero no es un escenario principal):
¿Y de música?
¿Vieron el cartel? Por supuesto que rifó de principio a fin sin importar el día en que fueron. Little Jesus, Los Concorde, Plastilina Mosh, Caifanes, Quiero Club y hasta 50 Cent se rifó.
La gente coreando canciones, bailando, aventando cerveza y demás. En serio, chequen las galerías que armamos para ustedes. Acá una y acá otra.
¿Y cuando ya hacía hambre?
Ah, qué bueno que preguntan. Como todo festival de estos nuestros días, había una zona dedicada a food trucks.
Ahí encontrabas hamburguesas, comida mexicana, tortas, tacos y demás, casi todos con opciones vegetarianas para que todos estuvieran a gusto.
En conclusión, pues:
Un festival maravilloso, da mucho gusto ver que no sólo la capital tiene eventos musicales protagónicos en el país.
¿Queremos un Pa’l Norte 2017? Sí y un 2018, 2019 y 2020 de una vez.