“Nos buscaron (NRMAL y Festival Marvin) porque la gente les habló sobre nosotras. Por eso, interactuar con nuestros fans es la manera de retribuirles el apoyo”
-Norwayy
Desde las tierras húmedas de Guadalajara, Jalisco, nació una banda que bien podría incluirse como imagen oficial del YOLO (acrónimo que ya fue incluido en el Oxford English Dictionary, sépanlo). Norwayy, surge de la nada, sin esperar nada, pero con todas las ganas de hacer algo… lo que sea que eso signifique.
La banda compuesta por Gabriela y Rocío es más que una simple dupla que intenta hacerse de una posición en la escena nacional. Ellas son las chicas buena onda, por llamarles de alguna manera -y obligado también decirlo porque en realidad lo son-, que han dejado atrás las fórmula de conseguir contactos e ir escalón por escalón, para pasar a hacer lo que les venga en gana esperando que a aquellos que les guste, corran a compartir su música.
Las tapatías se conocieron en la universidad. Para ese momento, Gaby ya había calado suerte en otras bandas… aunque fueran de covers “ni siquiera ganaba dinero, era como simple hueseo, ¿sabes?”.
Sin embargo, ahí comenzó a juguetear en la computadora y de un simple “a ver cómo suena”, fue creando bases y canciones que más tarde quiso mostrar al público. Luego de presentarse a solas en un pequeño bar local, le pareció que al escenario y a su acto le hacía falta una persona más.
“Cuando salimos de la universidad empecé a buscar un baterista. Busqué entre amigos y personas en internet, pero con ninguno me sentí a gusto y aunque perdí el contacto con Rocío, recordé que ella quería aprender a tocar batería. Le escribí y le conté sobre el proyecto y me dijo que no estaba al 100 por ciento, de hecho se acababa de comprar la batería, pero le dije ‘no importa, así le calamos’ y empezamos a ensayar“, cuenta Gaby.
En mayo de 2014, Norwayy (que lleva su nombre por una canción de Beach House, aunque se desconoce el origen de la segunda “y”), hizo su debut en uno de los bares más importantes de la localidad, al menos dentro de la escena “under”, donde las bandas van marcando la ruta a seguir a través de diferentes venues como “Gallo Bar”.
“Habíamos ensayado cuatro canciones pero el bar ya iba a cerrar. Era uno de los bares ‘under’ más importantes de Guadalajara. Cualquiera que tuviera una banda tuvo que haber pasado por ahí, entonces dije ‘Norwayy debe estar ahí’. Solo tocamos cuatro canciones y nos fue muy bien, la gente lo aceptó muy bien”.
Desde ese momento y transcurridos cuatro años, todavía es difícil definir qué fue lo que ocurrió en aquel extinto bar y lo que ha ocurrido en sus múltiples presentaciones como en el Festival Marvin y NRMAL. No lo decimos porque las chicas se hayan vuelto locas en el escenario, se quitaran la ropa o hicieran un performance que nadie entendió, sino porque Norwayy tiene una energía magnética que emana de una de las variantes del post punk, el coolwave… aunque este es tan solo uno de los miles de adjetivos que habrá que ponerle a la banda.
“Hasta la fecha no nos manejamos así con un estilo, es más bien lo que vaya saliendo. Tenía esta base y no la hice pensando en que quería que sonara de alguna forma, fue de hecho la gente la que nos fue diciendo como a qué les sonaba y ahí nos dimos cuenta del estilo que teníamos“.
El trabajo de Norwayy, como ustedes lectores podrán percibir, se da sobre la marcha, un método que les ha funcionado bastante bien. Si bien muchos las ubican dentro del shoegaze, también es cierto decir que para las tapatías no hay reglas… entonces puede que esto, como dijimos, sea solo la punta del iceberg de lo que realmente es este dúo.
“No ubicábamos bien qué era el shoegaze hasta que la gente nos lo empezó a decir y no fue como que dijéramos ‘vamos a hacer shoegaze con post punk’, fue algo muy natural lo que salió. Hemos estado manejando un término que nos dijeron en una de nuestras primeras entrevistas, nos dijeron que éramos coolwave y creemos que encajamos un poco ahí porque es una mezcla de tantas cosas que no se puede definir y más o menos así nos definimos”.
“La gente nos empezó a decir…” ¡El clavo! Norwayy es una banda independiente que sabe lo que eso significa. Estar en contacto con la gente y dedicarse a hacer productos de calidad. Para quienes las conocen o para los que todavía no lo han hecho, pueden echarse un clavado a sus redes sociales y encontrarse siempre con saludos amables y hasta espacio para el cotorreo… esa es la manera tan única de ser de Gaby y Rocío.
“Nosotras consideramos que es importante el contacto con la gente, no como marketing, pero nosotras sabemos que sin nada de eso, sin la gente que nos apoya, inclusive poniendo nuestra música en sus fiestas, sin ellos no hubiéramos llegado tan lejos.
Somos muy malas para buscar patrocinios o venues, pero los festivales (NRMAL y Marvin) nos buscaron a nosotras porque alguien les contó sobre nuestra música. Por eso, interactuar con nuestros fans, es la manera de retribuirles el apoyo”.
Además, otra de las formas de crear una conexión cercana a sus escuchas, es a partir de sus letras, que hablan básicamente de la vida. No solo es amor o desamor, también hay gatos, reptilianos y un paseo en bicicleta.
“Tenemos My Bike, que habla simplemente de lo que se siente andar en bicicleta. También de cosas muy existenciales como 25 Thoughts In My Head, la escribí cuando cumplí 25 años y tenía esta crisis de no sabía qué estaba haciendo, si estaba yendo por el camino correcto. No sé, creo que es algo que no solo me sucede a mí, sino que le pasa a toda la gente”.
Su manera tan peculiar de actuar, su simpleza, su nobleza, así como su calidad, su poder en el escenario y buena música, son los elementos que han llevado a Norwayy a penetrar en la escena musical nacional y aunque como independientes el dinero ha sido su talón de Aquiles, Gaby señala que este proyecto lo continuarán hasta que se cansen… porque las grandes decisiones siempre empiezan con un “chunguesu…” ¿qué no?
“Aunque hemos tenido apoyo de mucha gente, ya sea moral o que nos apoyan con transportes o que hablan de nuestra banda, el dinero es lo más difícil sobretodo siendo una banda independiente. Por ejemplo yo ahora me salí de trabajar y empecé de freelance… fue un mal momento, ¿verdad? Pero lo más chido de esto ha sido conocer mucha gente. Estar dentro de esta industria de la música te da la oportunidad de conocer gente muy chida y buena onda“.