Con un espasmo de la guitarra que se usó por primera vez en “Feeling This” del disco Blink 182, es que Mark Hoppus, Travis Barker y el más reciente integrante Matt Skiba, decidieron iniciar NINE, el noveno álbum de estudio de Blink 182, segundo desde la partida de Tom DeLonge.
No es ninguna novedad que la banda se está renovando y que está explorando una nueva forma de hacer las cosas. California, su primer disco con Matt Skiba, fue una casi prueba de lo que pueden hacer juntos como equipo creativo. El cual, por momentos se siente como un intento exagerado por sonar al viejo Blink y al mismo tiempo se notan las ganas de querer hacer algo diferente.
Ahora, llegó el momento de que Blink 182 demostrara que sigue siendo un proyecto interesante sin intenciones de vivir de su pasado. Con NINE, hacen justamente eso. Nos presentan un sonido que no deja de sentirse propio pero al mismo tiempo renovado. Un sonido que claramente viene influenciado por otros géneros pero sin descuidar el punk.
Con NINE se acabaron las canciones desmadrosas como “Built This Pool” de su pasado álbum o “Happy Holidays, You Bastard” del icónico Take Off Your Pants And Jacket. Se siente un proyecto más maduro pero que no se olvidó de dónde viene. No dejaron lugar a la nostalgia y se dedicaron a cantar sobre los temas de la adolescencia con los que todos nos identificamos y que nos siguen haciendo cantar en voz alta.
NINE lanza la primera explosión con “The First Time”, una rola llena de riffs bien armados, coros empalmados, unos batacazos que mantienen un tempo elevado, y un ir y venir entre las voces de Mark y Matt al puro estilo de Blink 182. “Happy Days” le sigue para tocar el difícil tema de la depresión. Con una buena rola, y el sentimiento de unos músicos que juraron nunca envejecer, el trío empezó con el pie derecho este nuevo proyecto.
Blink 182 siempre ha sonado mejor cuando se nota que un grupo de amigos anda pasándola bien en el estudio, cosa que no pasó con Neighborhoods. El último disco del triplete inicial, se sintió áspero y rígido. NINE es precisamente esta frescura que necesitaba la banda para dejar atrás los problemas que no la habían dejado evolucionar.
Ya adentrados al proyecto, llega “Darkside”, la cuarta rola del disco. Nunca puede faltar esa canción que le tira al romance adolescente. Con una voz bien cargada de auto-tune (cosa que nunca me terminó por gustar durante todo el disco), Skiba se avienta unos versos que terminan por romper con un coro que acompaña Mark y unos ritmos envueltos de dance.
Otro género que influyó en NINE, se hace evidente en “I Really Wish I Hated You”, el último sencillo que salió antes del lanzamiento del disco completo, el cual tiene unos versos y unos hi hats que siguen un ritmo hip-hopero. En los coros, le tiran completamente al pop para hacer una canción que encajara en lo que suena en la radio hoy en día. Esto es lo más alejado al Blink que nos enamoró a todos.
El espacio que hay entre “Darkside” y “I Really Wish I Hated You” es ocupado por canciones llenas de pop punk como “Generational Divide” y “Black Rain”. A pesar de que ya no hay rolas para echar cotorreo a lo güey, “Generational Divide” seguramente sacará una buena sonrisa a los fanáticos de fe ciega al preguntarles en la letra, “Así está mejor?”.
Y la respuesta es sí, a pesar de todo lo que han vivido en los últimos años, de alguna manera consiguieron darle la vuelta a la página y regresar con una muy buena versión de la banda.
“On Some Emo Shit”, la rola que empieza a cerrar NINE, me remontó a “Stay Together For The Kids” con su primer nota. No pasó ni un segundo y me di cuenta que seguía esperando escuchar lo mismo de antes. Pero llegué a la conclusión que ese Blink 182 ya no existe y probablemente eso sea algo bueno. Afortunadamente, y a pesar de apuntar fuertemente hacia el pop, se mantienen fieles a los que son. Es latente el esfuerzo de reinventarse y eso se agradece.
Hay muchos que ni siquiera tienen la valentía de intentarlo. “Remember To Forget Me” nos presenta a la banda en su punto más vulnerable. Con una guitarra acústica acompañada por una batería con mucho hip-hop, es como si quisieran cerrar el disco con un momento de afirmación en el que cierran declarando que este es el nuevo Blink 182.