Encontrarle belleza a la melancolía no es algo tan sencillo. Y aunque la idea parezca una tarea titánica, es a través de la música que se puede experimentar este camino, mismo que solo algunas mentes como la de Nick Cave pueden definir.
El compositor australiano es precisamente uno de esos artistas capaces de hallar la inspiración en los momentos más duros. Y bueno, tal vez no es el único con esa habilidad, pero con seguridad está entre aquellos que se encarnan con suma intensidad en la parte más nostálgica de su propia vida para darle cimiento a su obra. La prueba de ello esta en una de sus composiciones más célebres: “Into My Arms”.
De entre los escombros de una época vivencial tortuosa nació este tema que, en sí mismo, se desenvuelve como una reflexión conjunta sobre la desintoxicación del propio Nick, su malogrados romances y su visión no-religiosa de la vida propia.
Un cambio de temática en el romance
Como cualquier artista hambriento de experimentar nuevos horizontes, Nick Cave junto a The Bad Seeds se dio a la tarea de ofrecer un nuevo aire a su trabajo. Hacia 1997, el oriundo de Melbourne venía de experimentar un buen recibimiento y un éxito total con el disco Murder Ballads un año antes, impulsado principalmente por el sencillo “Where the Wild Roses Grow” junto a Kylie Minogue.
El disco se caracterizó por poseer una narrativa bien definida sobre los ‘crímenes pasionales’ y sus consecuencias, casi como si se tratara de una novela literaria. Esta temática, sin embargo, no sería requerida en el próximo esfuerzo discográfico del compositor quien se desprendió de aquel elemento, pero sin abandonar el eterno abrazo melancólico que ha sido sustancial en su obra.
Un año después, como bien sabemos, se visualizaba en el panorama un nuevo material discográfico. Uno que volvería a trastocar las fibras más densas y nostálgicas del propio Nick, pero en un grado mayor por el torbellino de vida que se avecinaba para él.
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El periodo de desintoxicación
Por supuesto, esa imagen o esa vida de ‘rockstarismo’ pasa factura a los grandes ídolos tarde o temprano. Unos se aferran a la locura sin control y otros más, en un alarido de viveza, toman las riendas lejos de la insana diversión del exceso. Ese fue el caso de Nick Cave en los 90 cuando debió internarse por segunda ocasión en un periodo de rehabilitación.
Se dice que a él como a otros adictos en proceso de reincorporarse, se les pedía que asistieran a la capilla de la clínica de desintoxicación para orar. Este acto, desde luego, sirve para muchos, pero en el caso de Cave su mente le tendería una especie de ‘trampa’ que le terminaría dando inspiración para escribir una canción bastante peculiar.
“En los primeros días que no has dormido, te estás retirando de las drogas, estás enfermo. Intentas sacar lo mejor de una mala situación”, dijo Nick en una entrevista con Mojo de 2009 sobre esa etapa complicada. Fue en ese momento que empezó a diseñar la lírica de “Into My Arms”.
Las complicaciones amorosas
Previo a aquel periodo de encierro -y aunado a una adicción a la heroína de hace años-, Nick Cave venía de sobreponerse a dos rupturas complicadas en el terreno amoroso. La primera fue la separación de su esposa, la periodista brasileña Vivianne Carneiro, con quien estuvo casado seis años y tuvo un hijo hasta que se dijeron adiós en 1996.
La segunda ruptura, una de las más sonadas entre los fans, fue la que tuvo con Polly Jean “PJ” Harvey. Ambos vivieron un breve amorío entre 1995 y 1996 que, entre otras cosas, es recordado por la incursión de ella en el material Murder Ballads con alguna colaboración creativa y su aparición en el video del tema “Henry Lee”.
Como bien dicen por ahí, en cuestión de relaciones, no importa el tiempo sino la calidad. Eso parece haber aplicado para Nick y Polly en su breve pero significativo romance. “Me sorprendió tanto que casi se me cae la jeringuilla al suelo”, dijo el australiano durante una ronda de preguntas realizada por la web The Red Hand Files, con declaraciones recogidas de ABC, sobre el momento en que recibió la llamada de Harvey quien estaba decidida a terminar con él.
“Las drogas pudieron ser un problema entre nosotros, pero también otras cosas. Yo aún tenía problemas con mi comprensión del concepto de monogamia y Polly tenía sus propias historias, sospecho, pero a fin de cuentas éramos dos personas salvajamente creativas, ambos muy egocéntricos como para ser capaces de ocupar el mismo espacio en cualquier sentido significativo“, remato Cave en aquella revelación.
Llega ‘The Botaman’s Call’ con “Into My Arms”
Ella llamó y, según dice el compositor, terminó con él. Su siguiente reacción a largo plazo, lejos de aquella jeringuilla que se le cayó tras la llamada de PJ, fue escribir un álbum más personal que narrativo. Así nació The Boatman’s Call.
La primera canción del material es “Into My Arms”, un tema de simple composición (en piano, voz y bajo) que evoca toda esa tortuosa etapa entre la rehabilitación, el ligero acercamiento a la religión y las rupturas amorosas. De ahí que se recuerde con tanta emoción ese verso que dice “no creo en los ángeles, pero cuando te veo, empiezo a dudarlo”.
Aún más estremecedora resulta aquella línea que menciona que si de verdad creyera en los ángeles, “les pediría que cuidaran de ti, que encendieran cada uno una vela para iluminar y guiar tu camino”. Una guerra entre las creencias y su sublevación al amor como prueba de la existencia divina. Una pieza que solo un hombre complicado como Nick Cave podría haber ofrecido al mundo. Esa es la belleza de la melancolía.