Lo que necesitas saber:
¿Les gustó la música de 'Wonka'? Tenía que ser: fue obra de Neil Hannon, líder único de The Divine Comedy.
Sumergida en la ola britpopera de los 90, la música de Neil Hannon y The Divine Comedy no ha sido lo suficientemente valorada. Debería ser más: estamos ante una obra de altos vuelos, en la que el escucha se adentra en el folk tradicional de Irlanda, la inmensidad de arreglos orquestales a la Burt Bacharach y los alcances vocales de un poderoso barítono… todo, sin despegar los pies de la tierra gracias a letras llenas de ironía, sexo y detalles de la vida común.
The Divine Comedy es una banda originaria de… mejor dicho: The Divine Comedy es Neil Hannon, quien nació en Irlanda del Norte hace poco más de 50 años. Un multi instrumentista que, con su banda (su principal proyecto), ha publicado 12 álbumes de estudio y colaborado con un sinfín de artistas. Uno de esos genios que no se dan en árboles. Aquí una prueba de lo que puede hacer.
“Tonight We Fly”
Sus dos primeros discos son destacables, pero The Divine Comedy despegó con su tercera entrega, Promonade (1993), un álbum lleno de referencias de la cultura grecolatina y en la que viene esta canción, a la que muchos consideran como su gran himno. Nada mal para una banda ser identificada con una obra como ésta. Dos años antes de que los Smashing Pumpkins celebraran la magia de la noche con “Tonight, Tonight”, Hannon y compañía lo hicieron con “Tonight We Fly”. Canciones con un sentimiento gemelo.
“Something for the Weekend”
Aquí, Neil Hannon se pone de señor romántico, echando versos seductivos sobre una galopante melodía marcada por la batería y los repiques de una campana que evoca otros tiempos. Y sí: aunque con música pegajosa al estilo Eurovisión (bien estudiadas que tiene Hannon ese tipo de canciones) se llama a Lotario, el personaje de Rowe del s. XVIII que, inescrepulosamente, corteja a cuanta mujer se topa. Sólo que, en esta canción, el seductor tiene su castigo. Por cierto, el disco que incluye este temazo es el Casanova (1996). Tenía que ser…
“National Express”
Muchos pueden criticar que a veces The Divine Comedy se pasa en los arreglos, ocultando por completo la melodía pop. Hay quien lo dice… pero sería un pecado señalar eso con esta canción: lo orquestal y lo pop se mezclan en un equilibrio tan perfecto y frágil, que cualquier cambio pudo haber modificado todo. Sutilezas, lo mismo que en la letra, que uno cree que son las observaciones que Neil Hannon hace mientras viaja en el transporte público, pero un ligero cambio de perspectiva nos lleva a un centro de salud mental. Divertido.
“The Certainty of Chance”
¿Querían más potencia de la orquesta? Aquí The Divine Comedy no se anda con rodeos y hace una canción imponente. “The Certainty of the Chance” es un tema en el que la letra habla sobre la potencialización de aquello que pudiera parecer mínimo… y, musicalmente, se predica con el ejemplo: una melodía sencilla que, envuelta en arreglos, termina siendo una canción conmovedora y hermosa. Majestuosa, por decir lo menos de esta joya del Fin de Siècle (1998).
“The Perfect Lovesong”
Un título pretencioso el de esta canción del Regeneration (2001), pero no tanto cuando Neil Hannon te canta lo que escuchas: una casi divina base de bajo a la Paul McCartney y el sonido de The Beach Boys (en su época del Pet Sound, claro). Eso, con una letra simple pero llegadora da como resultado… pues sí: la canción de amor perfecta.
“Our Mutual Friend”
El título de “Uno de los mejores letristas de su época” para nada le queda grande al líder de The Divine Comedy; un pequeño ejemplo de por qué está en esta canción del Absent Friends (2004), en la que, en versos, Hannon echa un cuento corto que, al estilo de narrativas del s.XIX, comienza con el protagonista advirtiendo que lo que sigue es la causa de su tristeza. Y sí. Todo una “tragedia” de nuestro tiempo contada al ritmo de una dolorosa suerte de zarzuela. Rolota.