Abundan las bandas que exprimen la nostalgia del público, pero Mark Lanegan visitó nuestro país para demostrar que un músico de la vieja guardia todavía tiene con qué, sin necesidad de echar mano del pasado.
Y lo anterior parecería una contradicción, considerando el desfile de camisetas de Nirvana, Mad Season, Pearl Jam y demás bandas grungeras que hubo ayer en El Plaza Condesa. Pura nostalgia noventera. Incluso, “Jeremy” sonó antes de que en el escenario apareciera ese tipo de cabello largo y lentes de pasta para iniciar con “When Your Number Isn’t Up”. Pero no, Mark Lanegan ya está muy alejado de los guitarrazos de Screaming Trees o, al menos, lo estuvo ayer.
Un poco decepcionante para quienes lo vieron en 2012. Dicen que reventó el lugar, no me consta. Muy bueno para quienes esperaban algo más en el tono de sus últimos discos. Rasposo, oscuro, visceral. Así estuvo el concierto de ayer, con Mark Lenagan acompañado de sólo un guitarrista y una tecladista. Punto. Con eso fue más que suficiente para ejecutar un set de casi dos horas.
El ex de Screaming Trees pertenece a ese grupo de cantantes que comenzaron estallando amplificadores, provocando gritos y empujones entre el público y ahora, con el paso de los años, hasta son escuchados mientras se toma una copa de vino (ayayay). Y no es que con el tiempo se hallan ablandado, sino que se han ido refinando. Lanegan ahora es del tipo de sujetos como Nick Cave: autores de canciones que más que eso parecen plegarias que pueden susurrarse al oído. De esas que parecen que duran eternidades y que, cuando ejecutadas en directo, crean atmósferas que sólo se rompen cuando se toca el último acorde.
¿La evolución del grunge o el regreso a la raíz? Quizás un poco de ambas. Mientras que con canciones como “Nocturne” hizo que los fans de las guitarras distorsionadas se contonearan al ritmo de los beats (muestra de que seguro le fascina el krautrock), en otras – como “Deepest Shade”, “Goodbye to Beaty”– se notó la influencia del blues, no por nada él y Kurt Cobain grabaron “Where did you sleep last night” de Leadbelly.
Quizás el punto medio lo ofreció con “Sister”, “One Hundred Days” y “Beehive”, temas en los que los incesantes puntilleos de guitarra nivelaban (y por veces opacaban) la caja de ritmos de Shelley Brien que, para “Hit the City”, sustituyó en voz a la insustituible PJ Harvey. No fue la única del fantástico Bubblegum que sonó en la noche, también estuvo la ‘pimpinelesca’ “Come to Me”, con todo y teatral beso final. Todo alejado de los grandes hits…
Ehrrrr, para empezar, ¿Lanegan tiene grandes hits? Pues sólo hay que echar ojo a su carrera: Screaming Trees, Gutter Twind, Mad Season, Soulsavers, más su paso por Queens of the Stone Age y sus colaboraciones con Isobel Campbell, PJ Harvey, Nick Cave y Kurt Cobain… bueno, en realidad no los tiene, pero cuenta con un repertorio con el que pudo haber hecho que esos grungeros de corbata recordaran sus épocas de franela. Tal vez la próxima. Aunque no puede haber reclamos después de escuchar la aguardientosa forma en que vomitó las letras de “Sad Lover”. Qué voz… y sin whiskey de por medio. Pura agua.