Con grandes melodías acompañadas de la inventiva de un enorme letrista, Wilco ha sorteado casi 30 años por la industria de la música, quizás sin el reconocimiento que se merece.

¿Qué se le podría reconocer a Wilco? Además de su excelente música, poner en evidencia cómo se mueve el “negocio” en el siglo XXI. No es exagerado: su disco más aclamado por la crítica (el Yankee Hotel Foxtrot) fue rechazado por su disquera y no lo habríamos escuchado a no ser porque la banda lo lanzó gratuitamente por internet (cinco años antes de que muchos le atribuyeran la idea a Radiohead). Pero bueno, vámonos a lo importante:

“War on War”

Canción que, desde sus primeros acordes (tampoco son muchos, tres nada más), hace mover, de menos, el piecito. Las guitarras acústicas y la fuerte batería de Glenn Kotche llevan toda la pegajosa melodía, sólo hasta que es cortada por los ruidos en los que, muy probablemente, algo tuvo que ver el siempre innovador Jim O’Rourke. Una canción un tanto previsoria (como lo es casi todo el Yankee Hotel Foxtrot), escrita y grabada antes del 9/11.

“Randon Name Generator”

Lo que Wilco hizo en “War on War” lo explota en esta canción y, de hecho, en casi todo el Star Wars (2015): la mezcla de lo hermoso y lo discordante. Algo de esto lo explica Jeff Tweedy en su libro Let’s Go (So We Can Get Back), cuyo subtítulo, enuncia que, precisamente, la banda (es decir, él) se caracteriza por oscilar entre dichos elementos. En fin, “Randon Name Generator” podía haber sido una lenta canción pop (quizás country), pero lo discordante de los sonidos que la decoran hacen de ella fascinante.

“Everybody Hides”

En el Ode for Joy del 2010 viene esta canción que bien puede mostrarse como ejemplo del sonido ya más que característico de Wilco, pero en su forma más madura: una buena base sonora, letra de alto nivel (“If you’re sellin’ yourself on a tale / Where the details drift with time”) y un aporreado y emocionante final. Suena a que de los de Chicago se han alimentado un sinnúmero de bandas (incluso una que otra mexicana).

“Via Chicago”

La crónica de un dolor no sólo físico. No hay que dejarse llevar por lo aletargado de los primeros minutos de esa canción (los cuales no son para nada malos). Lo mejor de ella es sorprendente y llega tan gradualmente que se vuelve imperceptible. Una maravilla cuando es tocada en vivo.

“Born Alone”

La música va por un lado, pero la letra y el video de esta canción agarran rumbo diferente. Aparentemente. Según lo que ha explicado Jeff Tweedy, para los versos de esta canción del The Whole Love (2011) tomó líneas al azar de distintos poemas y, a partir de ellos, él improvisó. El resultado es un collage –a veces sin sentido– en el que, en la letra, hay mucho de la conocida adicción a las drogas del líder de Wilco y, en lo musical, de la siempre efectiva batería de Glenn Kotche.

“You are my Face”

La facilidad de Jeff Tweedy para adentrarse en memorias ajenas queda en evidencia. Podría estar hablando de un cuadro de mineros o de la interminable e infructífera búsqueda de la fortuna. No importa. En “You are my Face”, Tweedy comienza acompañado por el coro de sus compañeros, para luego ser soltado y elevar hasta el estremecimiento su voz como pocas veces. Sin duda, una de las grandes canciones de la banda.

“Red-Eyed and Blue”

Jeff Tweedy nunca ha negado la cruz de su parroquia y, desde el inicio de Wilco, dejó ver la gran influencia de Daniel Johnston. En esta canción del Being There (1996) se nota por completo, por si había dudas. Con una letra sencilla y el mínimo de instrumentos, Wilco parece tratar de decir muchas cosas y no sólo describir cómo era para ellos tocar en los inicios de la banda. ¿O era sólo eso?

“At least that’s what you said”

Muchas de las canciones de Wilco son así: los primeros versos, los primeros minutos, son la preparación para lo que más adelante explota. “At least that’s what you said” es lo que se lamenta antes de romper en rabia, luego de una relación fallida. El lamento es en versos, la rabia con guitarra ejecutada por Jeff Tweedy (aquí soltó la acústica para enseñar que también puede con la eléctrica). Gran canción del gran A Ghost is Born (2004), bajo la producción del también gran Jim O’Rourke.

“I Must Be High”

Este listado bien pudo titularse “Grandes canciones con las que Wilco abre sus discos”. Hay que hacerlo notar: el Schimilco con “Normal American Kids”, el Yankee Hotel Foxtrot con “I Am Trying to Break Your Heart”, el Born of a Ghost con la mencionada “At least…”, y así…casi siempre Wilco abre sus albumes con un temazo. La buena costumbre viene desde el inicial A.M, debut en el que todavía tenía mucho del marcado sonido country de Uncle Tupelo, pero esta canción es cosa aparte. Sí, todavía es country… pero country a la Wilco.

“Levee”

Temazo del increíble Cousin(2023). Suena a todo lo que siempre ha sonado Wilco, pero sin dejar de asombrar. Quizás, como sucedió con sus mejores discos en los que producción de Jim O’Rourke le puso el extra que se necesitaba, aquí la mano de Cate Le Bon es el ingrediente que hace que Tweedy y compañía caigan como una colorida niebla. Una canción calificada por críticos como “una obra maestra sonora”.

Y el pilón: “A Bowl and a Pudding”

También en el Cousin viene esta canción que, con sus primeras notas, hace esperar la voz de Nick Drake. Un maravilloso tema que resplandece y asombra por todos lados y hace, inexplicablemente, soltar la lagrimita. Bueno, ni tan inexplicablemente: “The one you love is not me”, dice. Y el sentimiento que esa frase desprende se vuelca en música.

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Hola, soy Álvaro. Estoy en sopitas.com desde hace algunos años. Todo ha sido diversión, incluso las críticas de los lectores. La mejor de todas: "Álvaro Cortés, córtate las manos".

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