Comandados por el no valorado (como se merece) Anton Newcombe, The Brian Jonestown Massacre posee una amplia discografía, cuyo sello de la casa es un sonido que remite a lo más ácido de los 60. Música para volar de la manera más sublime o de la forma más terrenal. Los dos campos los dominan Newcombe y su muy variable compañía.

“Anemone”

Un clásico de su aclamado Their Satanic Majesties’ Second Request del 96. “Anemona” es como ola psicodélica que envuelve desde los primeros segundos con elementos que, haciendo honor a su nombre, parecen parte de una delicada flor (cuyo polen es esparcido por el pandero de Joel Gion). “Suena a amor perdido, a vidas pasadas, a errores no perdonados”, decía Anthony Bourdain de esta canción (su favorita). 

“The one”

De su doblemente sacrílego álbum Who killed Sgt. Pepper?, esta frenética canción rompe con el sonido que Anton Newcombe acostumbra sacar de su guitarra. Más o menos. Satura a los oídos, pero también hace bailar con sus evocaciones a ritmos post punk. No por nada está precedida por “This is the one thing we did not want to have happen”, una cancion más que influida por “She’s lost control” de Joy Division. 

“Here comes the waiting for the sun”

Casi seis minutos de neo psicodelia pura (mezclada con shoegaze, un poquito de stoner y lo que gusten). Una canción que, como muchas de The Brian Jonestown Massacre, hace pensar en viajes trascendentales. Casi se pueden escuchar los colores lisérgicos mientras Anton Newcombe rompe con el ritmo de la canción, para cantar simplemente  “ahhhhhh”.

“Who?”

Canción corta y precisa. Suena a lo que se siente cuando vas agarrando el sueño bien sabroso y te despiertan: todavía con un pie en estado onírico, pero con el corazón acelerado, sin saber qué ni cuándo. También suena a Syd Barret en su modo más divertido. 

“Everyone says”

Una del Methodrone, su primer álbum de estudio. Aquí, The Brian Jonestown Massacre se presentó como una banda más emparentada con lo que se hacía en Reino Unido a inicios de los 90 (My Bloody Valentine, por ejemplo), pero no por eso desatendida del indie de Pixies, Pavement  y otras fregonas agrupaciones. Mezclado eso con la clara referencia a las “dorgas”, da como resultado rolas viajadas-poperas-ruidosas como “Everyone says”.

“Love” 

Regresando con las canciones calmadas que dejan en estado catatónico, está ésta del Strung Out in Heaven del 98. Con un sonido casi angelical, Anton Newcombe se muestra engañosamente enamorado y meloso. Es la que no puede cantar en el sensacional documental Dig!, por (raro) agarrarse a madrazos arriba del escenario.

“The light is about to change”

Pues sí: el estado iracundo es el que parece que mejor le va al líder de The Brian Jonestown Massacre, sobre todo si lo refleja en música. Como en “The light is about to change”, una canción de su más reciente disco The future is your past y que debería tomarse de ejemplo cuando se habla de “guitarras furiosas”. Y también de letras: “Getting tired of people’s bullshit”, dice desde el inicio.

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