Lo que necesitas saber:

L'Impératrice se rifó otro gran disco, en el que de nuevo nos encantan con su producción y mezcla de distintos idiomas. Te contamos todo sobre 'Pulsar' en esta reseña.

L’Impératrice es una banda esencial de la nueva ola del french touch, que ha tomado la inmensa herencia que dejaron proyectos del tamaño de Daft Punk o Modjo, y que llevan años como leyendas de los shows en vivo. Hace poco los vimos de nuevo en Vaivén y corroboramos que son una locura en sus shows. Hoy, después de sus discos Matahari (2018) y Tako Tsubo (2021), la banda nos trae Pulsar, con una estética espacial y bastantes rolas para ponernos a bailar.

La banda parisina siempre tuvo una encomienda difícil, y es que hay mucha variedad en el dance y disco, con todos sus matices, pero L’Impératrice llega con su tercer disco a la consagración como esenciales de la escena a nivel mundial.

Repite en la producción el clavado miembro fundador de la banda Charles de Boisseguin, que cuida a detalle cada sintetizador y máquina de ritmos, y corrobora que L’Impératrice es una banda que llegó al mainstream con una producción digna de un estudioso de los controles.

L’Impératrice presenta un resumen del french touch para principiantes y conocedores por igual.

Elementos orgánicos y sintéticos que conviven en perfecto equilibrio

Aunque no podemos transmitirles lo que es ver en vivo al quinteto parisino, su nuevo álbum vaya que lo resume de manera ideal. Escuchamos guitarras y bajos muy precisos, convivir con sintetizadores y máquinas de ritmos que pueden reventar en puentes enormes.

Pulsar es un triunfo para el pasado y presente del sonido de la banda, con rolas com o “Girl!”, en la que lucen las bases disco que podrían pertenecer a Diana Ross o a los Bee Gees, pero que tienen identidad propia en los sintetizadores cortesía de Charles de Boisseguin.

En un homenaje al acid jazz y funk del estilo de bandas como Modjo o Jamiroquai, L’Impératrice da su propia versión con una producción alucinante que se sirve también del minimalismo en puentes, antes de reventar. El puente de “Girl!” presume varios instrumentos conviviendo en armonía, y podríamos loopearlo por horas.

Fórmulas inagotables para bailar hasta el amanecer, que tienen una producción maravillosa

Sí, L’Impératrice parece una fuente eterna de líneas de bajo y melodías vocales que siempre nos pondrán a bailar. “Danza Marilú” y “Me Da Igual” ya anticipaban esa combinación ideal de bajos sólidos que hipnotizaban con fraseos cortos en voz de Flore Benguigui, pero además de estos sencillos, nos regalan otras joyitas para el dancefloor a lo largo del disco.

Con apenas una decena de canciones, la banda nos conquistó con lo esperado en cuanto a la fina mezcla del french touch que se sirve de progresiones sintéticas. El disco tiene una gran dinámica, ya que no abusa de lo dance ni de lo tranquilo por mucho tiempo. Cuando crees que puede venir bastante baile, como después de “Danza Marilú”, viene una balada elegante como “Any Way”.

Es un acierto inmenso incorporar a Erick the Architect en “Sweet & Sublime”, con una presencia que no se roba el protagonismo de Flore en la voz. Esta rola bastante rapeada es una gran sorpresa que se lleva bastante bien con el sonido casi house en este tema de L’Impératrice, y que esperamos se repita en siguientes discos.

Pulsar muestra un equilibrio elegante de lo mejor de los dos mundos que tiene L’Impératrice, pero para este disco esperamos algún compás que fuera más uptempo, y simplemente no lo escuchamos. El puente de la rola que da nombre al disco es una masterclass de producción por parte de Charles, y como en sus dos discos pasados, suponemos que se están guardando bastantes remixes para una versión extendida o remezclada de Pulsar.

Baladas no tan bailables, que relajan la atmósfera frente a las rolas más aceleradas

En el equilibrio que busca L’Impératrice en Pulsar, la banda incorpora algunas baladas, como es el caso de “Love from the Other Side”, un momento reflexivo que replica sentimientos como los de “Digital Sunset” o “Balade fantôme”.

“Any Way” es una balada elegante que une la voz de Maggie Rogers, en un disco que mezcla mucho el francés, inglés y hasta escuchamos español. Destaca en este género la minimalista “Déja-vue”, en la que la voz susurrada de Flore funciona sobre una máquina de ritmos, en la balada más íntima del disco.

Aunque acaban de visitarnos, L’Impératrice comenzó una gira mundial en Europa, y pronto podríamos verlos estrenar Pulsar por acá en un show como headliners.

Para celebrar la salida del disco, L’Impératrice lanzó mercancía y algunas versiones físicas de Pulsar, que pueden encontrar por acá.

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Entusiasta y nerd musical desde que tengo consciencia. Lector obsesivo y escritor. Ávido de escuchar y presenciar música en vivo. Músico novato a ratos. Egresado de Derecho y (casi) de Letras Inglesas...

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