Gracias, Bowie, por convencer a James Murphy de re-aparecer en la escena musical mundial… Con sala casi llena, los neoyorkinos de LCD Soundsystem se presentaron este lunes en el Pepsi Center WTC para hacer volar los cerebros de todos en medio de un concierto lleno de energía.

Pese a que los años han pasado (17 desde su formación, sin contar ese terrible momento de separación de la banda), Murphy y compañía parecen haber hallado la fuente de la eterna juventud y bebido hasta la última gota pues, en el escenario, se desataron como nunca. Un concierto que se prestó para el baile y el goce.

Por acá las 10 cosas que más amamos del concierto:

1.- La energía de James Murphy

Ya lo dijimos, los años no han pasado para el vocalista. Murphy deshizo hasta su peinado, dio vueltas en el escenario y, cada cuanto, tomaba las baquetas para entrarle a las percusiones. En ningún momento de las casi dos horas, el vocalista de la banda se mostró cansado, al contrario, parecía tener más energía que todos los presentes.

2.- El cariño

Pese a que repitió en varias ocasiones que no hablaba nadita de español, Murphy intentó en todo momento acercarse al público. Iba, venía, regresaba y se sentaba a platicar e incluso bromear con la gente.

3.- El baile. EL INCREÍBLE BAILE

Suerte para los que pudieron estar hasta el frente, sí. Pero quienes se encontraban atrás, abrieron un gran espacio para prenderle fuego a la pista, sin embargo, quien más se lució fue una señora de unos 40-50 años que no dejó de moverse en toda la velada. Hasta el mismo Mick Jagger se quedaba corto con tan buenos pasos.

4.- “Yeah” y la bola disco

Si hubo un momento que encendió la noche, fue la llegada de “Yeah”.  Mientras la gente gritaba, Murphy desgarraba su garganta. De repente, las luces de una enorme bola disco que se encontraba justo sobre la banda se encendieron e iluminaron toda la sala, lo que elevó todavía más la euforia del público que ya parecía no tener control sobre su cuerpo. Gente hasta el suelo, una rubia de cabello inmenso agitándolo de un lado a otro y un chavo en silla de ruedas que dio más guerra que cualquier otra persona… simplemente mágico.

5.- Murphy, el simple Murphy

Llegado ya casi el final del concierto, James se tomó unos minutos y se sentó. Miró al público y, nuevamente en un español que se redujo a palabras simple como “hola” o frases como “no hablo español” -pero que enterneció a todos-, dijo a todos lo feliz que se encontraba de estar en México pero que era momento de irse… “we’re gonna leave, but we are gonna come back”, dijo, refiriéndose a que todavía faltaba el encore del concierto.

6.- El público

Chicos y grandes, había de todo, incluidos niños. Pero si algo llamó la atención fue el gran número de asistentes que pasaban de los 30 años, mismos que encontraron en LCD Soundsystem una inyección de vitalidad pues fueron los cuerpos que más se dejaron ir en las cuerdas durante la noche.

7.- “New York, I Love You But You’re Bringing Me Down”

Canción perfecta para un lunes, sin duda. Así como la relación odio-amor de Murphy con Nueva York, quizá muchos aprovecharon para sacar su propio amor-odio por cualquier cosa al ritmo de “And oh! Take me off your mailing list”.

8.- La llegada del encore y el momento más romántico de la noche

Un aullido de la gente arropó al Pepsi Center en cuanto los acordes deoh baby, you’re having a bad dream”. Una canción que se escuchó poderosa y que se robó gritos y aplausos.

9.- LCD Soundsystem: Murphy, Whang, Mahoney, Pope y Mossman

En ningún momento Murphy olvidó a sus compañeros. Cada oportunidad era especial para recordar que, sin ellos, la banda no sería lo que es ni tendría sentido. Genios todos que,  la hora de tocar “Dance Yrself Clean”, demostraron el gran trabajo que hacen juntos. “Aaaaah, present company excluded every time”.

10.- La gran despedida

¿Quién no ha escuchado una canción con la que quisiera volver a reecontrarse con sus viejos amigos en esa fiesta improvisada que salió tan bien? “All My Friends” fue sin duda la cereza del pastel cuando creímos que todo había terminado. Los años de fiesta quizá se fueron, pero la energía de Murphy sigue ahí. La gente gritó, bailó, brincó y cantó como nunca… un gran show de parte de una gran banda.

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