Sin duda alguna esta semana se ha pintado de un cierto tono melancólico por el sorpresivo fallecimiento de David Bowie, el gran icono musical que nos ha dejado con la boca abierta con toda su genialidad, una genialidad que se mantuvo viva hasta sus últimos días. El tan sólo recordar que Blackstar estaba planeado para funcionar como una despedida para sus fans, nos hace sentir un ligero escalofrío en la espalda que termina por llegar a nuestra cabeza en forma de lágrimas sinceras como muestra de agradecimiento.

Y es que en lo que todos tratábamos de asimilar la noticia, los mensajes, las canciones y su innumerable legado, el Duque Blanco se encaminaba para alinearse a las constelaciones como una estrella negra, su último disfraz… el universo.

El caso es que David Bowie pidió a su familia que no se llevará a cabo ningún tipo de funeral, y así fue. Después de aceptar la realidad nos estamos enterando que David Bowie fue incinerado en Nueva York al poco tiempo de su muerte, ni si quiera su familia o amigos estuvieron presentes porque él mismo así lo pidió. Fuentes han revelado que David Bowie quería irse sin ningún problema tanto para él como para quienes lo rodeaban, y tampoco estaba interesado en que se hiciera alguna ceremonia pública; de hecho, diversas fuentes han confirmado que el servicio fúnebre escogido fue el más económico.

Entendemos que puede resultar un tanto irrelevante o hasta de cierta forma pretencioso saber esto, pero sólo es para remarcar la gran personalidad de David Bowie, quien siempre se fió de sus principios para hacer lo que siempre quiso hacer. Porque al final… ¿para qué se necesitan costosas partidas?, o increíbles e imponentes mausoleos, si al final todos terminamos por convertirnos en polvo, lo único que puede atravesar la barrera del tiempo son nuestros ‘pasos’ sobre la existencia, el dejar huella… algo que indudablemente Bowie dejó hasta en nuestros corazones.

Porque su mejor legado es y siempre será tanto su música como diversos proyectos donde participó. Si quisiéramos recordarlo y/o agradecerle basta que lo hagamos escuchando su música, cerrando los ojos para llevar a cabo una conversación sublime, porque al final creemos que él está allá arriba viéndonos, riéndose y compartiendo música con sus adelantados amigos que seguro lo recibieron con los brazos abiertos.

¡Gracias, Bowie!

 

 

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