El negro es el color elegido para el código de vestimenta. La gente porta prendas de este color, la mayoría con nombres de bandas históricas del metal, como Slayer, Megadeth, de ediciones pasadas del Knotfest y por supuesto de Slipknot abundan en el Centro Dinámico Pegasso, donde lo primero que uno ve al llegar es a cientos de personas tomándose “la selfie” enfrente de la enorme imagen de un aterrador payaso que da la bienvenida, nadie se quiere quedar sin la foto ‘pal feis’, por más rudos que se vean.
Está a tope el calor, pero al mismo tiempo el viento sopla anunciando el frío y clima nublado que protagonizará las siguientes horas. A lo lejos en los escenarios, los gritos guturales rugen, mientras la gente va reconociendo el terreno y visitando los distintos stands. Los chilangos nos quejamos del viaje que se hizo para llegar hasta Toluca, pero eso no es nada comparado con la gente que vino desde Guatemala, Perú y hasta Costa Rica, aunque no tienen la facha de metaleros, traen banderas y playeras de fútbol de las selecciones de sus respectivos países.
Después también directo desde Chicago, llegó el primer gran acto de la noche. Dos ojos rasgados y malévolos son el telón de fondo de Disturbed, quienes dejaron caer todo el poder de su música con su presentación. El bajista y el guitarrista hasta tienen una pequeña plataforma en sus respectivos lugares, para subirse y desde ahí mostrar sus habilidades con los poderosos riffs.
Suenan “Ten Thousand Fists”, “The Vengeful One” y “Prayer”, poco a poco el show va demostrando que la banda es más que hard rock o metal, hasta tomar niveles operísticos cuando invitan a una pequeña orquesta para tocar un conmovedor cover a “The Sound of Silence” de Simon & Garfunkel, con el que sorprendieron en su nuevo disco Immortalized, demostrando las grandes habilidades vocales de David Draiman. Se nota que ese descanso que se tomaron, les sirvió para regresar frescos y renovados, se percibe sobre el escenario cuando cierran con “Stricken”, “Indestructible” y “Down With the Sickness”.
La presentación más esperada de la tarde fue sin duda Marilyn Manson, de hecho mucha gente se fue cuando acabo su presentación, todo un show de principio a fin, aunque también tenía su dote de morbo debido a que recientemente se le ha visto en situaciones polémicas a lo largo de esta gira, pero fue todo lo contrario. De hecho el concierto estuvo tan bueno, que se los contamos en una reseña a parte.
Brutalidad, esa es la palabra para describir el show de Slayer, que desde el principio llegaron duro y a la cabeza. “Repentless”, “Disciple”, “When the Stillness Comes” y “Mandatory Suicide” son los primeros batazos que sueltan. Suena una canción tras otra, sin descanso, sin piedad. Los inhumanos solos de guitarra y la rapidez de la batería son como un desarmador perforando nuestras cabezas, esas que todo mundo en el público sacude al unísono, tal y cómo lo dictan los gritos del vocalista.
Con un perfecto español, el chileno Tom Araya pregunta ‘¿están listos para un ritmo más pesado?’ Un pequeño descanso para seguir pegándole sin piedad a los instrumentos, llevando a las bocinas al limite. La noche ampara el sonido de Slayer, quienes ya no tienen ese físico de jovenzuelos que empezaron la banda en 1981, pero la técnica jamás se ha ido y siguen siendo unos maestros. Así de intempestivo cómo llegaron, se fueron, simplemente diciendo gracias, no sin antes regalarnos “Mandatory Suicide”, “Dead Skin Mask”, “Raining Blood” y “Angel of Death”.
Los más jóvenes del público son los que traen playeras de Avenged Sevenfold, y el momento de verlos en vivo coincide con el frío que se acaba de soltar en el Centro Dinámico Pegasso. “Back In Black” de AC/DC anuncia que es el preámbulo para que veamos a los de Huntington Beach, California, quienes desde la primera canción encienden a la gente quienes corean de principio a fin “Nightmare”, “Afterlife” y “Shepherd of Fire”, sin duda es la ovación más grande que se ha escuchado en este día, no cabe duda que muchos vinieron solo a verlos a ellos.
El escenario es un enorme castillo con un par de pantallas a los lados. Todo el tiempo salen llamas de ésta, los fans aunque son pocos en comparación con todos los que vimos a lo largo del día, saltan, gritan y cantan, no parece que llevan horas esperando para ver a Avenged, quienes siguen alentando al público al pedirles más y más gritos, mientras mezclan sus más recientes canciones con las nuevas. “Buried Alive”, “The Stage” y el cierre no pudo ser mejor que con “A Little Piece of Heaven”, un pedazo del cielo para terminar el primer día de actividades del Knotfest 2016.