Si me hubieran dado a escoger la noche perfecta para sumergirme en el mundo del jazz, hubiera escogido esta. A sus vientos fríos, a los sonidos callejeros que acompañan a la entrada del Plaza Condesa y a la energía que se sentía en cada alma que estaba a punto de diluirse en un mundo difícil de entender pero fácil de sentir. Hubiera escogido la noche en la que Kamasi Washington y su banda darían una de las sesiones musicales más poéticas y honesta que se verá en los próximos años.
Para abrir la noche, La Orquesta Vulgar fue perfecta. Un poco de jazz para anticipar la locura que estaría por ocurrir y un poco de funk como declaración de singularidad. Con solos de teclado explosivos, trompetas fluidas, y transiciones suaves como los dedos que acariciaban ese saxofón dueño del centro del escenario, los originarios de la Ciudad de México se aventaron un warm up muy, muy fino.
Despidiéndose con una foto, le dieron espacio al único momento de calma interior que vería la próxima hora y media. Un momento que si bien fue breve, se sintió eterno gracias a la expectativa de estar por escuchar a Kamasi Washington devorarse su saxofón. Con unas luces tenues que pintaban el escenario por encima de un color amarillo, una inconfundible melena negra vistiendo una gabardina de piel roja y seis músicos más, salieron entre aplausos y gritos de emoción.
“Soy Kamasi Washington y vamos a tocar un poco de música”, lo único que necesitó decir para soltar “Street Fighter Mas” y comenzar una noche inolvidable. Con un redoble marcando un tiempo bailable y la atención clavada en el escenario, fue el momento perfecto para que todos los instrumentos juntos y una voz suave se mostraran gradualmente hasta ser interrumpidos por el primer solo de Kamasi. Fue ese momento, en el que viejos y nuevos conocidos de su música se dieron cuenta que todo sería mucho mejor de lo que jamás hubieran podido imaginar.
Una de las canciones con el mensaje más poderoso de toda su discografía estaría por llegar. Una que Kamasi describe como una dualidad: las palabras que Ossie Davis recitó en Eulogy for Malcolm X y música de Prince. Una canción perfecta que permite lucir cada instrumento en un mundo de solos por primera vez. Las canciones de Kamasi son especiales, son narrativas únicas que están hechas para que dejes ir cualquier concepto previo que tenías del jazz en vivo. Es tal vez por eso que la manera de disfrutar su música es algo tan personal e íntimo. Desde los que no pueden mover un dedo ante el asombro, hasta los que sacuden el cuerpo al ritmo constante y cambiante de ambas baterías. Como bien dice Kamasi: “El mundo en el que vive tu mente, vive dentro de tu mente. Entonces, lo que experimentas, en realidad es lo que imaginas”.
Es extraño que canciones de 8 a 13 minutos de duración se sientan cortas cada vez que acaban, sin embargo eso fue lo que pasó durante las 8 canciones que se aventaron. “Tengo un regalo especial para ustedes: Mi papá“, dijo Kamasi. Rickey Washington, por si no lo sabían, algo que realmente no importa porque todos estarían a minutos de verlo adueñarse de nuestros elogios, es un reconocido músico y la principal influencia de Kamasi. En su solo de flauta, comprendí que la música de esta bandota no está hecha para entenderse sino para sentirse. Como en el de Rickey, cada solo terminaba con una oleada de aplausos y con comentarios como: “Qué ching@#)$ está pasando aquí”. Y sí, realmente creo que nadie lo entendía a conciencia.
Algo que me sorprendió, y de lo que me fue evidente en “Re Run”, es que el protagonismo de Kamasi es increíblemente oportuno. Es el músico menos pretencioso que he visto en mi vida. Se le ve en los ojos, en su postura apacible y se le escucha en cada nota. Es alguien que realmente disfruta de estar ahí al igual que cualquiera de sus fans. Disfruta los solos de sus músicos como si fuera la primera vez que los escucha. Conecta con ellos y los hace los protagonistas sin robarles un segundo. Hace que la energía fluya como iguales entre todos, algo importantísimo en el jazz, y si nos vamos más lejos, en cualquier banda de cualquier género.
“No tenemos que ser iguales para amarnos”, fueron las palabras de amor con las que Kamasi le dio entrada a su obra maestra. Con un bajo suave y un silencio inigualable en el foro, “Truth” se hizo lugar en una noche en la que el frío desapareció por completo. “Truth” es una metamorfosis continua, eso ya lo sabíamos, pero lo que estaríamos por escuchar fue mucho más que eso. Después de unos minutos de melancolía guiados por los envolventes coros de Patrice Quinn, unos ritmos latinos se presentarían al compás de una campana. Los pies se empezaron a mover al sonido de una buena salsa, y la fiesta se levantaría muy necesariamente.
Lo increíble del jazz es ver como cada instrumento tiene una esencia tan singular pero al mismo tiempo tan necesaria en el colectivo. Algo que se escucharía en “Hub-Tones” y en una sublime presentación de “Will You Sing”, rola que vería a Patrice Quinn y al baterista Ronald Bruner Jr. aniquilar el escenario. Antes de llegar al primer y único encore de la noche, todos levantaron el puño cerrado para cantar “Fists of Fury” y disfrutar de esos solos increíbles de teclado y trombón.
Presentando a toda su banda ante el sonido interminable de aplausos, Kamasi Washington se despidió para darle lugar al encore más cortito de la historia. En un regalo que no estaba planeado en el setlist original, regresaron para aventarse “The Rhythm Changes”. La canción perfecta para cerrar. Una canción que dejaría lucir una última vez al saxofón de Kamasi, a la flauta de Rickey Washington y a la envolvente voz de Patrice Quinn. “Siento que así se va a escuchar el cielo”, escuché. Y sí, no podría estar más de acuerdo.
Lo de Kamasi Washington en el Plaza Condesa es realmente algo difícil de describir. Mentiría si digo lo contrario. Sobran los sentimientos y faltan las palabras. Lo único que puedo decir con certeza, es que lo que pasó en el escenario y en los cuerpos y mentes de todos los que estuvieron ahí, es algo que será recordado para siempre.
SETLIST
1. Street Fighter Mas
2. Malcolm’s Theme
3. Re Run
4. Truth
5. Hub-Tones
6. Will You Sing
7. Fists of Fury
Encore
8. The Rhythm Changes