Y ahí estamos todos. Apretados en un pequeño cuarto, somos apróximadamente 300 personas que llenamos de calor humano este reducido espacio, contrario al tremendo frío que hace afuera. Todo para ver a dos tipos de Vancouver, que vienen a estrenar canciones y a tocar en nuestro país después de tres años. Ah, y a destrozar nuestros oídos también.
De repente, detrás de la cortina roja que cubre el escenario, se empiezan a escuchar unos golpes en la batería y unos rasguños en la guitarra. La gente se emociona porque sabe que esto ya va a comenzar. Se abre y ahí están los dos, vestidos de negro. Brian presenta a él y a su compañero David en la batería en español, resultado de un par de años adoptado por el pueblo chilango, todo muy decente y hasta emotivo. Después, comienza la brutalidad sonora.
Japandroids arrancan con “Adrenaline Nightshift”, y aunque la gente estaba apretada, esperaba con pasividad, pero en el reso de la noche jamás volvimos a ver eso. La calma se convierte en euforia, y el centro de la pista en un verdadero campo de batalla, todo producido por los secos golpes en la guitarra y los aturdidores riffs de guitarra, que poseen a todos aquellos que están frente al escenario y comienzan un slam en serio: duro, macizo y sin piedad.
Los golpes, brincos, empujones, son los protagonistas de este lado del escenario. Eso sí, todos son consecuencia de la música, nada de agresiones con dolo. Arriba, Brian se desgarra lz voz gritando cada una de las canciones, de la misma forma que maltrata a las cuerdas de su guitarra que está adornada con tarjetas de la típica lotería mexicana, mientras que David da frenéticos golpes en la batería, inhala y exhala porque termina fatigado después de tremeno derroche de energía.
Entre canción y canción sólo hay pequeños descansos, donde los Japandroids visiblemente emocionados agradecen en español. “Muchas gracias”, dice David, aunque con un acento extraño que nos recuerda a Apu de Los Simpsons, cuando dice “muchas gracias, vuelva prontos”. Mientras, la gente responde con grito de “Brian quítate la ropa”, o simplemente repiten en coro “pinche Brian”.
Como lo vienen haciendo en esta gira, nos dan adelantos de su nuevo disco que saldrá en enero del próximo año. “No Known Drink or Drug”, “Midnight to Morning”, “Near to the Wild Heart of Life” y “Arc of Bar” son los temas nuevos que se escucharon en el Caradura, y la verdad siguen teniendo ese sello poderoso y lleno de estruendo de los Japandroids, pero suena más armonioso, como si hubieran concentrado su furia, tanto, que no desentonaron en ningún momento con las demás canciones del show.
En este show no hay encore, pero sabemos que el show está por terminar porque suena “The House That Heaven Built”, y el coro con el “wuoooo ooo” retumba en todo el lugar. “Quiero regresar el año que viene, cuando el disco haya salido”, nos promete Brian antes de empezar con la última canción del show, y no había mejor forma de cerrar esta épica noche, que surfeando sobre la gente con todo y guitarra que no deja de tocar.
Setlitst
“Adrenaline Nightshift”
“Fire’s Highway”
“No Known Drink or Drug” *
“Midnight to Morning” *
“Wet Hair”
“Near to the Wild Heart of Life” *
“Arc of Bar” *
“The Nights of Wine and Roses”
“Younger Us”
“Continuous Thunder”
“Young Hearts Spark Fire”
“Sovereignty”
“The House That Heaven Built”
“For the Love of Ivy”
(Cover a The Gun Club)
*Canciones de su próximo disco Near to the Wild Heart of Life
Fotos y texto: Abraham Huitrón