Marcado por las cancelaciones, el tour mundial Legacy of the Beast de Iron Maiden llegó a México para dejar impresionados tanto a fans como a la banda. Quién sabe si por quedar bien o porque de verdad es así, pero el vocalista Bruce Dickinson no dejó de expresar lo maravillado que quedó por la respuesta del público en el Foro Sol. Al menos a ras de cancha, fue demencial.
Pero antes, Mastodon
“¡¡¡Y en el radio un cochinero!!!”, gritó un fan luego de la presentación de los estadounidenses porque, bueno, con unas chelas siempre sale el clásico “vaquero rocanrolero”. Y porque, en efecto, Mastodon dejó sucios los oídos del público con su potente y atascado sonido stoner. Un lujo que no todos los que compraron boleto alcanzaron a ver, ya que – contrario a lo que casi siempre ocurre – los horarios fueron respetados con precisión inglesa y eso hizo que los de Atlanta subieran al escenario a las 19:30, para nomás estar en él por ahí de 50 minutos.
Se ve que son de los consentidos de Iron Maiden (y de público): mientras que en su tour titulan a otras bandas abridoras como “Special guest”, los de Mastodon son/fueron “Very special guest”. Y sí, sólo en México acompañaron a los británicos.
Ahora sí: Iron Maiden
Con “Doctor, Doctor” de UFO como tradicional tercera llamada, a las 21:00 se apagaron las luces del Foro Sol para que Bruce Dickinson y compañía hicieran lo que por tantos años han hecho: impresionar a propios y extraños con el mega show que montan en cada gira.
Desde el inicio fue así. De las entrañas del escenario surgieron estructuras con evocaciones orientales y eso sólo fue señal de que se abriría con “Senjutsu”, canción de su más reciente álbum que lleva el mismo nombre.
Contrario a lo que se pudiera pensar, no por ser de manufactura reciente la trilogía con la que Iron Maiden inició el show pasó desapercibida por el público. Para nada. “Senjutsu”, “Stratego” y “The Writing on the Wall” fueron coreadas como si se tratarán de verdaderos clásicos. Ya no había gritos “chistositos”, ya todo era mover la mata (los que tenían) y venerar la maestría del tridente de guitarras compuesto por Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers.
Claro, también estaban los alaridos cada que en las pantallas montadas a los lados del escenario aparecía el carismático Nicko McBrian, quien dejó que Bruce Dickinson adornara su batería con la dotación de Drs. Simi que tempranamente – y, al parecer, ya tradicionalmente – fueron arrojados al escenario.
La demencial respuesta inicial del público medianamente se tranquilizó cuando sonaron “Revelations”, “Blood Brothers” y “Sign of the Cross”, pero a partir de la energética “Flight of Icarus” todo fue en ascenso. Tenía que ser: luego siguieron “Fear of the Dark”, “Hallowed Be Thy Name” y “The Number of the Beast”.
Cada una narrada en lo auditivo por todo el potente combo inglés y, en lo visual, por un Bruce Dickinson que se atavió para interpretar debidamente cada canción, para así darle ese punch histriónico-histórico que caracteriza a Iron Maiden.
Precisamente “Iron Maiden” fue la canción con la que la banda inglesa se despidió por primera vez. Y pudo haber sido un buen cierre: con un Eddie monumental al centro del escenario lanzando fuego mientras rechinaban las guitarras. Y con Dickinson corriendo de un lado del escenario a otro, como cabalgando al ritmo del bajo de Steve Harris y el aporreo de batería de Nicko. Pero no, faltaba la cereza del pastel: “The Trooper”, “The Clansman” y “Run to the Hills”.
Trilogía final que en pocos minutos condensó historia (musical, de los libros y de un show). En “The Trooper” salió el infaltable Eddie para batirse en duelo con Dickinson, en evocación a la Batalla de Balaclava; luego se rememoró la lucha de ingleses y escoceses en “The Clansman” y en “Run to the Hills” una buena parte del público recordó sus memorables pedas aderezadas con el clásico del 82. Gran punto final del concierto que dejó como recuerdo a Dickinson gritando “run for your lives!!!” con sombrero charro en mano.
Y otra vez, ése pudo ser un gran final, pero no. Luego de un breve descanso, Iron Maiden volvió con “Aces High”, aquella que sirvió para abrir los conciertos del 2019 en el Palacio de los Deportes. Para que la gente se fuera con la adrenalina a tope. Y ahí sí, fue el punto final del show. “Breve” (hora y media de duración) pero endemoniadamente potente. Así fue el paso de Iron Maiden, la realeza del heavy metal, en México.
Setlist
- “Senjutsu”
- “Stratego”
- “The Writting on the Wall”
- “Revelations”
- “Blood Brothers”
- “Sign of the Cross”
- “Flight of Icarus”
- “Fear of the Dark”
- “Hallowed Be Thy Name”
- “The Number of the Beast”
- “Iron Maiden”
- “The Trooper”
- “The Clansman”
- Run to the Hills”
- “Aces High”