Cuando decidí ir al concierto de HONNE en El Plaza, pensé que sería una noche cargada de mucha emotividad para mí ya que esa banda me recuerda mucho a mi primer amor, ese que nunca se olvida. Sin embargo, ayer descubrí la dualidad de la música, pues si bien a mí una canción me provoca recordar a alguien que ya no está a mi lado, a otra chica le sirvió para hacer una propuesta de matrimonio que hizo que todos en El Plaza Condesa estallaran de felicidad.  

Al igual que cuando les platiqué el concierto de The Killers, creo que no tendría sentido contarles qué canciones de HONNE se cantaron o cuales se entonaron con más fuerza. La dupla británica dio un show memorable, de esos en los que hasta se te olvida sacar el celular para grabar todo lo que pasa (en estos tiempos creo que eso dice bastante de un concierto) y aunque afuera de El Plaza todo parecía ser una noche de viernes normal con algo de lluvia y frío, dentro del recinto el amor se sentía en cada rincón, en cada beso; el sentimentalismo triunfaba en estos tiempos en los que a la gente le da miedo sentir algo.

Para quienes no estén familiarizados con la música de HONNE, la banda hace canciones que emanan romanticismo y sensualidad apenas comienzas a escucharlas. Por ello no me sorprendía ver a muchas parejas tomadas de la mano, disfrutando de una rica cerveza y dándose besos cada que podían hacerlo. La atmósfera romántica estaba a tope, y mezclada con la euforia de las personas que se encontraban hasta adelante de la barricada que está justo frente al escenario, puedo decir que fueron los ingredientes principales para que la segunda visita de HONNE a México fuera memorable. 

Así se nos fue poco más de una hora, cantándole al amor y con la nostalgia y el sentimiento a todo lo que daban. Pero sin duda el momento especial llegó casi al final cuando el vocalista ‎Andy Clutterbuck invitó a una pareja al escenario. Probablemente todos nos imaginamos que algo se acercaba, aunque nos moríamos de ganas por confirmar nuestras sospechas.

Una chica tomó el micrófono y en inglés le agradeció a la banda por ser sus cómplices en esta sorpresa. Luego, con una voz muy tierna y temblorosa, vio a los ojos a su novio y le recordó lo mucho que lo quería. Le confesó que como dice la canción “Warm On a Cold Night” de HONNE, no sabía por qué la había escogido entre tanta gente si podía estar con alguien más, pero que se sentía afortunada por ser ella y no alguien más. En ese momento debo admitir que un par de lágrimas salieron de mis ojos.

Fue así como, frente a su banda favorita y ante miles de fans, esta chica se arrodilló frente a su novio y le pidió pasar el resto de su vida con ella. Para entonces los vasos de cerveza volaban por los aires, todos gritábamos de emoción y la banda saltaba de felicidad por haber sido testigos de una declaración de amor que quién sabe desde cuando estaba planeada. Y muchos podremos opinar en pro o en contra de lo que pasó, pero creo que el tener a una persona que se toma la molestia de contactar por cielo, mar y tierra a tu banda favorita para pedir tu mano, debe ser un regalo del destino.

Cuando salí de El Plaza, tenía una mezcla de sentimientos y pensamientos encontrados. Por primera vez en mi vida puedo decirles que una canción de HONNE me hizo sentir una felicidad extraña, que a pesar de que no era la mía, la compartía. Y si para mí fue un concierto memorable, estoy segura de que para la pareja de ayer lo fue aún más. Creo que ahí radica el poder y la importancia de la música: No se trata de cuantas canciones grabes, cuantas fotos subas o cuantas letras logres memorizar. Al final, siempre se va a tratar de esos recuerdos y personas que te marcan el alma y que difícilmente podrás olvidar, ya sea para bien o para mal.

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Fotos: Stephania Carmona 

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Redactora de música, entretenimiento y noticias. Llevo siete años en medios de comunicación y he tenido la oportunidad de conocer, entrevistar y escuchar en vivo a mis artistas favoritas.

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