‘Alter ego’ es una palabra con raíces latinas que se traduce como ‘el otro yo’ (alter=otro y ego=yo). A través del cine, la literatura o incluso en la música, esta expresión comúnmente se utiliza para referirse a la doble personalidad que alguien posee, siendo el alter ego esa que es bastante distinta a la personalidad original de un individuo.
No es mentira el decir que los alter egos en el mundo de la música han existido desde hace décadas para ayudar a los artistas a crear personalidades irreales que posteriormente se materializan a través de álbumes conceptuales, videos y otros elementos donde dejan explotar su imaginación y logran experimentar una vida paralela donde todo es posible.
La historia detrás de uno del alter ego más famoso de Kendrick Lamar
En materia de los “otro yo” musicales tenemos casos muy famosos. Uno de los ejemplos más conocidos es el de David Bowie, quien durante su carrera nos presentó a personajes como The Thin White Duke, Aladdin Sane y Ziggy Stardust. Sin embargo, en esta ocasión (y aprovechando que el Super Bowl LVI está a la vuelta de la esquina) hablaremos de Kung Fu Kenny, de Kendrick Lamar en su disco DAMN.
DAMN se lanzó en abril de 2017 como el cuarto disco del rapero de Compton, y se sabe que desde el primer momento la crítica especializada y los fans lo señalaron como uno de los mejores discos de hip hop que se había visto en los últimos años, pues en él K-dot sorprendió a más de uno al contar con la participación de artistas como U2, James Blake, Rihanna y Rat Boy.
‘DAMN’ de Kendrick Lamar fue un disco que volteamos a ver por muchas razones
De manera lírica, DAMN llamó la atención por contar dos historias en un mismo disco. Al escuchar del track 1 al 14 conoces la historia de un Kendrick que, luego de ser asesinado por una mujer, hace una introspección de su vida y esas batallas entre el bien y el mal que tuvo; Kendrick se muestra como una persona común y corriente que no es héroe ni villano.
Por otro lado, si el álbum se escucha de la canción 14 a la 1, nos encontramos con un Kendrick Lamar que se imagina cómo sería su vida si Anthony “Top Dawg” Tiffith –fundador del Top Dawg Entertainment, sello discográfico que descubrió y apostó por la carrera de Kendrick–, hubiera matado a su padre “Ducky” durante un asalto que años atrás planeo hacer. ¿Cómo habría crecido Kendrick sin una figura paterna?
Una de ellas fue Kung Fu Kenny, el alter ego de Kendrick
Ya sea por las letras, las teorías sobre el orden en el que se deben escuchar sus canciones o por convertir a Lamar en el primer artista no clásico o de jazz en ganar el Premio Pulitzer de música en 2018, DAMN es un álbum que llama la atención de todo aquel que lo escucha. Y sin duda debemos reconocer a Kendrick por llenar todos los espacios creativos en sus creaciones, ya que en la parte visual DAMN está completo gracias a Kung Fu Kenny.
Este nombre se escucha en canciones como “Element” o “Loyalty” y no es simple coincidencia. Kung Fu Kenny es el alter ego que Kendrick Lamar construyó para su cuarto disco de estudio y el cual conocimos por primera vez en el video de “DNA”, donde es interrogado por un detective que pronto descubre los poderes especiales que tiene este sujeto vestido con un karategi negro.
El personaje está inspirado en películas de artes marciales
El detective en dicho videoclip es interpretado por el actor Don Cheadle y eso también tiene un motivo. El también productor estadounidense fue la inspiración detrás de Kung Fu Kenny, pues en la cinta ‘Rush Hour 2’, protagonizada por Jackie Chan y Chris Tucker, Cheadle interpreta a Kenny, un exestafador y ahora dueño de un restaurante de comida china que usa su negocio para tapar un negocio de apuestas ilegales.
En la película del año 2001 el personaje de Don Cheadle es interrogado por Chan, quien comienza a pelear con él y se da cuenta que ambos comparten algo: el mismo entrenamiento en artes marciales. Algo similar ocurre en “DNA”, donde el alter ego de Kendrick (conocido como Black Turtle) usa sus poderes sobrehumanos para convencer a Cheadle de dejarlo ir al tener historias similares.
Kung Fu Kenny busca la realización máxima como artista en la música
El personaje de Kung Fu Kenny se presentó a través del cortometraje ‘The Damn Legend of Kung Fu Kenny’, el cual Kendrick Lamar dio a conocer durante su presentación en el festival Coachella de 2017. Este material básicamente está inspirado en la cinta The Last Dragon, pues los protagonistas de cada historia se encaminan en una misión para encontrar su máximo potencial descrito como ”el Resplandor”.
Mientras que en la cinta protagonizada por Taimak Guarriello el personaje principal busca alcanzar su máximo potencial en el mundo de las artes marciales, para Kung Fu Kenny el dichoso “Resplandor” significa llegar a la cima en las artes del rap y el hip-hop; Black Turtle busca el punto máximo de su capacidad como artista. Algo que para muchos Kendrick logró con el aclamado ‘DAMN’.
La aparición de este alter ego no es coincidencia
Si bien DAMN no es un álbum tan políticamente cargado como lo es To Pimp a Butterlfly, por poner un ejemplo, K-dot siempre ilustra ese tema a través de sus vivencias musicales y dicho cuarto álbum no fue la excepción, ya que el crear un personaje inspirado en las cintas de karate tampoco fue algo que el MC planeó.
Como lo mencionó Tom Vick –programador de películas en la Arthur M. Sackler Gallery y la Freer Gallery of Art, que forman el museo nacional de arte asiático en los Estados Unidos– en un artículo para el Washington Post publicado en 2011, la relación entre el hip-hop y el kung fu es común y hasta tiene un aspecto político para las minorías raciales en el país vecino.
El hip-hop y el kung fu están más unidos de lo que pensamos
Vick menciona uno de los ejemplos más claros entre la mezcla del hip-hop y la cultura asiática: el Wu-Tang Clan, grupo fundado por RZA que tiene influencias directas de películas como ‘Shaolin Vs Wu-Tang’ y ’36 cámaras del Shaolin’, las cuales son de culto en la cultura asiática y que los integrantes del Wu-Tang Clan veían cuando eran niños.
De acuerdo con el programador de cintas, la idea de hermandad y honor en las película de artes marciales despertó algo en niños que crecían y básicamente sobrevivían en varios distritos peligrosos de Nueva York: “Vieron algo en esas películas que otras personas podrían haber visto como cursi o tonto, pero que ellos lo vieron como una forma de vida muy real, una forma de vivir de acuerdo con un código de honor”, aseguró.