Rock para el siglo XXI: Greta Van Fleet en el Teatro Metropólitan

Podrán decir lo que quieran de Greta Van Fleet, pero mientras que muchos “aprovechan” su tiempo derramando bilis en redes sociales, estos cuatro veinteañeros mejor agarraron sus instrumentos para hacer rock digno de la atención de Robert Plant. “Son Led Zeppelin I”, comentó el legendario vocalista, tras haber escuchado a esta banda de Michigan… bueno o malo, eso no cualquiera.

Dicho lo anterior, en una época de laptops y mezclas digitales, los de Greta Van Fleet llegaron a la Ciudad de México con una alineación de la vieja escuela: guitarra, bajo, batería y un cantante… Con eso y un par de discos en su breve historia, les bastó para abarrotar dos veces el Teatro Metropólitan. Ayer, 29 de abril, fue la primera presentación y, pese a aventarse un set de sólo 12 canciones, el público salió más que satisfecho. Bastante…

Después de los teloneros Silver Rose, la banda integrada por los hermanos Kiszka (más Danny Wagner) tomaron el escenario por ahí de las 21:10 horas para extenderse por poco más de una hora. Evidentemente no había mucho tiempo que perder, así que iniciaron recio con “The Cold Wind”, no sin antes aventarse un breve pero energético calentamiento: guitarrazos y alaridos para prender al público al más puro estilo de las leyendas del rock… y no es que este cuarteto ya lo sea, pero parecía, por el recibimiento que mucha gente les dio.

Ya que el número de canciones del set era mínimo, había que sacarles todo el jugo. Desde muy temprano, los músicos sacaron el virtuosismo que ahora los tiene en los cuernos de la luna. Apenas en la segunda canción, “Safari Song”, sonó un aclamado solo de batería que sirvió para dar inicio a “Black Smoke Rising” y luego “Flower Power”, primer momento en que Sam Kiszka soltó el bajo para colocarse en los teclados.

Y así pasaron los covers de Labi Siffre (“Watch Me”) y John Denver (“The Music Is You”), para dar entrada a quizás la parte fuerte del show. Primero, la melosa “You’re the One” y después la versión más que extendida de “Watching Over”, en donde la voz del menor de los Kiszka retumbó por todo el Metropólitan y generó entre la gente las clásicas comparaciones con el intérprete de “Stairway to Heaven”, mientras los de Greta Van Fleet se preparaban para el cierre de la noche, tras el primer y único encore de la noche.

“Voy a poder decir que vine cuando estuvieron en México”, decía un güey cuando terminó el concierto, convencido de que Greta Van Fleet será la banda que “salve” al rock en estos tiempos de reggaetón y hip hop. ¿Que lo salve de quién o qué? Quién sabe… pero si con eso se refería a que estos veinteañeros se rifaron y quedan como una promesa para el futuro, pues entonces sí. A ver si no les pasa como a los de King of Leon, a los que les cortaron las greñas y cambiaron el look. Por cierto, qué buenos pantalones del guitarrista… quién sabe si nada más los vistió por su visita a México o los trae de cajón, pero ese atuendo al estilo charro rockanrolero (diferente a vaquero) sí que lucía.

Ahhhh… pero claro. La noche terminó de alarido, con las dos canciones más conocidas de la banda: “When the Curtain Falls” y “Highway Tune”. Puro rock para el siglo XXI.