La música es un arte subjetiva, con múltiples significados y una gran variedad de géneros. En algún momento todos y cada uno de nosotros hemos sentido nuestras fibras moverse al ritmo de un riff, beat o bien, una tonada. Por más simple e insignificante que sea, la melodía mueve nuestros sentidos y por lo tanto provoca reacciones químicas que nos generan sensaciones (para bien o para mal). Como en algún momento dijo Julio Cortázar: “¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos del amor” pero, ¿qué amor?
Éste, como la música, es subjetivo, con múltiples significados y formas. No hay una manera para definirlo pero sí para sentirlo. He ahí cuando se comienza a vivir día a día con el amor por la música, alimentamos al alma, a la mente y al espíritu. Tenemos la triada perfecta de hecho, para Graham Coxon, la música lo es todo y más que amor por ella, le tiene pasión.
“Puedo despertarme en la mañana y ya sabes, me levanto, me visto y luego me pongo a grabar. Así que me inspiro por cualquier cosa, por los personajes de una historia o por una canción que al director (de alguna película o serie) realmente le gusta. También obtengo inspiración de toda la música que he escuchado en toda mi vida y cada sentimiento que he llegado a tener”.
En una larga y tendida charla con él, platicamos sobre todas las cosas que le inspiran para crear música, para pintar, pero también, sobre el por qué ante el mundo es un ser introvertido y a la vez perfeccionista, especialmente cuando está con Blur, una banda en la cual él se colocó como una de las mentes maestras. Graham Coxon, junto con Damon Albarn, le dieron forma a una de las bandas más icónicas de los 90 que marcó generaciones enteras y que a la fecha, apela a la nostalgia, a la melancolía del britpop que en su momento escucharon personas que hoy rayan entre los 30 y 40 años y, ¿por qué no?, también a las nuevas generaciones.
El último trabajo de Coxon con Blur fue para The Magic Whip (2015), el cual fue enteramente producido por Coxon y que en su documental homónimo, Damon relata cómo es que Graham, con las ganas de crear algo nuevo con una banda que lo lanzó a la fama pero que también le dio una familia, le dijo que con las pistas que tenían él se encargaría de darles forma y que una vez que hiciera eso, Albarn podría prestar su voz.
¿Entonces por qué siempre corrieron los rumores de que algo no andaba bien con Blur y especialmente, entre Graham y Damon? La respuesta nos la da Graham mismo y de la manera más simple:
“Amo tocar con Blur porque cuando Blur se junta viajamos mucho y tocamos en enormes conciertos y comemos buena comida, nos quedamos en lindos hoteles y tenemos muchas caras divertidas de parte de los fans”, inicia con risas, con énfasis en cada una de las experiencias lujosas y extraordinarias que ha vivido pero también, deja entrever que en realidad, no hubo conflicto sino vidas separadas, paralelas.
“(Tocar) es mucho más fácil. Tengo que hacer muchos sonidos de guitarra y voces. Así que hay mucho esfuerzo pero al mismo tiempo y la mayor parte de él, hay un momento en que disfruto de la atmósfera y disfruto tocar bien y fuerte”, nos cuenta.
Casi inmediatamente después le preguntamos si era mejor o peor tocar con Blur que en solitario —hay que recordar que este 5 y 6 de abril dará un par de conciertos en la Ciudad de México— él, con una voz tan tenue, tan ligera como sus canciones mismas, nos respondió:
“Cuando estoy yo solo, de manera acústica, es más estresante porque yo soy el responsable de cada sonido sobre el escenario; y soy un perfeccionista que me gusta hacerlo bien y no cometer errores. Mucho menos por mis nervios hacer algo mal. Así que hago mis shows en solitario porque me gusta conectar con la audiencia. Me gusta unirme a ellos y pasarla bien, platicar y reírnos. Eso es lo que más disfruto”.
Durante toda la charla, Graham Coxon se mostró como una persona que gusta de escenarios íntimos, de estar más cercano a la gente, de crear su propia atmósfera y sumergirse en ella. A pesar de hospedarse en buenos hoteles, de comer comida excelente y de ser aclamado por la audiencia cuando está con Blur, al final es una persona cuyo propósito en la vida es generar música, alimentarse de ella y expresarle su amor… sin importar si sale bien o mal.
“Cuando todo el mundo está contento y feliz (así que) yo estoy bien. Pero luego si no veo eso me siento un poco estúpido y comienzo a preguntarme: ‘¿Qué hago aquí?’. Así que comienzo a tocar y estoy con la guitarra y pienso ‘¿Qué estoy haciendo?’ y me pongo sumamente nervioso y me siento mal conmigo mismo. Ahí es cuando quiero irme a casa”, comenta entre risas nerviosas.
“Pero afortunadamente en la Ciudad de México va a ser algo muy bueno y divertido. No va a ser un show profesional ni formal. El chiste es pasárnosla bien pero igual necesito tocar bien”, añade con una voz impetuosa, emocionada de volver a nuestro país después de cuatro años de haber venido con Blur para ofrecer un concierto único en el Palacio de los Deportes.