Lo que necesitas saber:
El Imperatour de Ghost por fin vino a la CDMX y vaya show. Aquí la reseña del concierto.
Ya se antojaba que el Imperatour de Ghost llegara a México. Y de nuevo, como sucedió hace tres años, el Palacio de los Deportes se convirtió en esa parroquia ‘endemoniada’ donde el Papa Emeritus IV y sus Nameless Ghouls (los músicos anónimos que lo acompañan) llegaron a hacer lo que mejor saben…
Antes de empezar el show, unos cantos gregorianos resonaban en el Domo de Cobre. Pasaron apenas unos minutos después de las 9:00 PM, y la gente ya estaba inquieta por ver al icónico –pero también polémico– grupo sueco. Por ahí algunos chiflidos leves para intentar apresurar las cosas, pero nada serio pues.
Y arrancó el show de Ghost en el Palacio de los Deportes
La manta blanca que recubría el escenario cayó. Enseguida, un cuetazo retumbó para prender los ánimos de la gente que le dio una cálida bienvenida a Ghost en el Palacio de los Deportes… y para espantar a uno que otro desprevenido que no tuviera la mirada en la tarima.
Así como la gente reventó de la emoción cuando salieron los Nameless Ghouls, pronto todo se puso enérgico con esa potente rola de heavy metal melódico que es “Kaisarion”. Seguidita vino “Rats”, con un ritmo contagioso que puso a todos a brincar tan duro que se sentía cómo el piso del lugar se movía.
La teatralidad y la parafernalia le dan un toque único a los conciertos de Ghost. Unos vitrales proyectados a la espalda de la banda te dan esa sensación de que esto no es el Palacio de los Deportes, sino una extraña parroquia donde los riffs de guitarra sustituyen esos cantos gregorianos que se escuchaban antes.
El grupo le sabe poner mística a sus presentaciones con esta producción tan destacada como los músicos que acompañan Tobias Forge/Papa Emeritus IV. Enseguida terminó “From the Pinnacle to the Pit” y otro cuetazo retumbó.
En este punto, no sabría decirles si fue más ensordecedor el intenso grito del público o el set de juegos pirotécnicos de la banda. Como sea, eso es solo una prueba de que el concierto ya era espectacular… y apenas iban tres canciones.
Tobias Forge: un verdadero showman
Mientras algunos grababan “Spillways”, otros se unían a la infalible costumbre de la mano cornuta (símbolo clásico del metal) cuando tocó escuchar “Cirice”, que en vivo se siente aún más poderosa y siniestra que en su versión de estudio.
La rola terminó y a una pequeña parte del público ya le andaba por echar el ‘olé olé’ para corear el nombre de la banda. Pero Ghost no cachó el momento y se siguieron con “Absolution”, que te invita a headbangearle duro con ese riff innegable de heavy metal que cuando llega al solo de guitarra, bien podría ser un temazo épico de rock de estadio.
Por supuesto, la música es lo que importa aquí. Pero sería injusto no hablar sobre el showman absoluto que es Tobias Forge, que por mucho se nota la influencia que tiene del shock rock de antaño, o al menos de eso da la pinta. No es que esa cualidad suya no se conozca, pero es grato verlo cada que se puede.
El tipo se trepa a la plataforma de la batería, baja y se pasea por la pasarela del escenario, recorre toda la tarima sin descanso, sale de escena en cuanto los solos de guitarra protagonizan el momento, regresa con algún outfit diferente. Con su solo movimiento de manos, orquesta a la gente para que lo acompañen cantando… Forge es una fuerza imparable del escenario.
Y su banda no se queda atrás. Cuando Forge sale por momentos del escenario, los Nameless Ghouls se encargan de amenizar la fiesta. No se les ve la cara gracias a los cascos de su indumentaria, pero a pesar de eso, se aprecia que los miembros anónimos de Ghost la pasan de maravilla en el Palacio de los Deportes.
Apareció el Papa Emeritus IV
“Ritual”, “Con Clavi Con Dio” y “Call Me Little Sunshine” siguieron en el set, y por fin tocó que saliera el personaje del Papa Emeritus IV. Su performance de ‘antipapa satánico’ es parte de la teatralidad del show, y eso lo que lo ha llevado a la cima en la escena del metal mundial (con el montón de mentadas que los más puristas del género vayan a soltar).
Forge ya lo ha dicho antes: se parodia a la religión y su lado más autoritario, con un ritual divertido. Y qué hay más divertido que un concierto de rock para alivianarnos un lunes por la noche luego de una larga jornada de trabajo, escuela o lo que sea.
Uno de los temas más coreados vino con “Year Zero”, que justamente es el que mejor encaja con el personaje del Papa Emeritus y sus ‘cantos demoniacos’. Y para que la teatralidad amarre bien, algo de fuego en el escenario le dio un toque más épico a esta parte del set.
Llegó entonces ese intenso interludio sin voz con “Miasma”, una instrumental frenética que no solo nos muestra el virtuosismo de los Nameless Ghouls como tal… Sino que también nos deja interactuar con otro personaje del universo de Ghost.
El staff carga un ataúd cristalino del que sale el Papa Nihil; ese personaje que justamente ‘había muerto’ (dentro de la teatralidad del espectáculo) en el show de Ghost del Palacio de los Deportes en 2020. Le dieron poquito tiempo, pero fue emocionante verlo con su solo de saxofón.
Un final épico para el show de Ghost
Luego de tocar “Mary On a Cross” y “Mommy Dust”, Tobias Forge habló un poco sobre la linda noche que estaba teniendo Ghost en el Palacio de los Deportes. “¿Lo están disfrutando? Quiero que se den cuenta de lo genial que lo estamos pasando hoy“, dijo el vocalista.
El frontman, que no se le da mal la comedia, amenazaba con que se acercaba el fin del concierto, y lo hacía bromeando. Pero con lo que no bromeó fue cuando dijo que “la Ciudad de México es muy especial para nosotros…
“La primera vez que vinimos fue genial… Ustedes son geniales, apoyan mucho y nos hacen sentir queridos. Muchas gracias“, agregó el cantante sueco para luego tocar “Respite on the Spitalfields” y salir del escenario.
Ya nos la sabemos cuando salen de escena para que la gente les pida ‘otra, otra’. Y con ese sentido del humor buena onda, el líder de Ghost volvió a la tarima para decirle a la gente “¿qué hacen aquí? El show se acabó…”.
El tipo sabe ser gracioso cuando el momento lo requiere. Y prometió que tocarían dos canciones más… al menos hasta que el público negoció que fueran tres.
“Kiss the Go-Goat”, “Dance Macabre” y “Square Hammer” cerraron el concierto ahora sí, con un Tobias Forge y sus Nameless Ghouls agradecidos como nadie por el interminable cariño de sus fans. “Los amamos, gracias por pasar esta noche con nosotros”, dijo el vocalista.
Con todo y lo que puedan decir los más puristas del metal –que si la banda es muy pop para el género, que esto o lo otro–, algo esta muy claro: el proyecto liderado por Forge sabe dar un espectáculo imperdible, con canciones increíbles y una puesta en escena que destaca. Enorme concierto el de Ghost en el Palacio de los Deportes.