Es una señal mundialmente conocida y asociada a los conciertos de metal, aunque los rockeros también lo han adoptado, y otros más igual la hacen para sentirse rudos, de ahí que se les conozca como “cuertnitos de fresa” ¿Saben de qué les estamos hablando? Ya saben, de la señal de cuernos donde se levanta el dedo índice y el meñique, el del merol. lml
Bueno, resulta que Gene Simmons de Kiss, está tratando de patentar esta señal universal del rock, ya que ingresó una solicitud en la Oficina de marcas y patentes de los Estados Unidos, según The Hollywood Reporter. Todo esto, porque el bajista asegura fue él quien inventó esta seña, al usarla el 14 de noviembre de 1974 cuando Kiss andaba de gira para promocionar su segundo disco Hotter Than Hell.
La historia del origen de los cuernitos de fresa
Que esto nos remite a una de las discusiones milenarias tipo “¿qué fue primero el huevo o la gallina?” El que fue vocalista y trabajó en bandas como Rainbow, Black Sabbath, Dio y Heaven & Hell, Ronnie James Dio también se atribuyó la creación de esta seña. Y de hecho la mayoría le otorgan el origen a este músico fallecido en 2010.
En la revista de metal Kerrang!, alguna vez dijo que Ronnie empezó a lanzar cuernitos de fresa justo después de remplazar a Ozzy Osbourne en Black Sabbath en 1979.
La historia es que su abuela italiana hacia esa señal a extraños cuando Ronnie era pequeño. Fue hasta que creció que le explicaron es una seña para combatir el “mal de ojo”, y también para lanzar “mal de ojo”.
Y así fue como el a través de Black Sabbath popularizó esta seña… Claro que se masificó y perdió el valor original, pero eso no quita que es una gran historia. Desde esos ayeres el mismo Ronnie librara esta interminable lucha de titanes contra Gene Simmons, quien decía los cuernitos de fresa eran suyos.
***
Parece que Gene no se ha dado por vencido, y como cabuleaba Ronnie en aquella entrevista donde explicaba estas importantes raíces, mencionaba que “Gene les dirá que él lo inventó. Porque sabemos que desde luego Gene inventó la respiración, los zapatos… y todo, ¿sabes?
