A pesar de que What Went Down no hizo el corte para figurar entre nuestros discos favoritos de agosto (provocando comentarios de molestia por aquí y por allá), algo podemos decir a favor del cuarto álbum de estudio de Foals. No nos malinterpreten, nuestros fieles lectores bien saben que en Sopitas.com le hemos echado porras a Yannis y compañía desde Antidotes (y lo seguiremos haciendo), pero no prescindimos del criterio para distinguir entre un disco excelente y otro que nos parece simplemente… “bueno”, “arriba del promedio”, “dos tres”… como gusten.
“Realmente no teníamos idea de cómo iba a salir el disco cuando llegamos al estudio,” dijo Jack Bevan cuando le pregunté (vía telefónica) si Foals tenía la intención desde un principio de producir su álbum más pesado y ruidoso hasta la fecha. El baterista le explicó a Sopitas.com que el sonido del álbum fue tomando forma con el paso del tiempo. “Al inicio parecía que nos estábamos dirigiendo hacia un registro más pesado, pero el disco también cuenta con las canciones más delicadas y suaves que hemos grabado hasta la fecha, como es el caso de ‘Give It All’ y ‘London Thunder’. Estas sirven de contrapeso a las canciones más pesadas.”
Es de aplaudir que la banda mantenga cierto gusto por la experimentación, claro, siempre con las herramientas que están acostumbrados a emplear. Con respecto al segundo sencillo, “Mountain at My Gates”, el baterista nos dijo que “el riff principal de la canción era algo que Yannis escribió mientras estábamos de gira con Holy Fire, e improvisamos mucho con esto. Tocamos versiones diferentes de la canción por un rato, y no sería hasta tiempo después, cuando estábamos en el estudio en Oxford, que finalmente se armó. Luego incorporamos las letras, y hacia el final de la canción le subimos a doble tempo. Es casi como una canción punk al final, y eso es algo que nunca habíamos hecho como banda.”
Dicho sea eso, What Went Down es un álbum que tiene sus canciones memorables, como la inyección de adrenalina que es el tema titular, la brillante “Albatross”, que cuenta con uno de los pocos momentos donde los teclados adoptan un protagonismo, y los últimos dos temas que nos brindan un bien construido cierre catártico. ¿Pero catarsis a qué? Ese es el detalle. A lo demás le hace falta esa chispa de imaginación para acompañar los guitarrazos y las inquietudes de Yannis Philippakis; en otras palabras, hay mucho ruido y mucha atmósfera, pero no hay una propuesta sonora que despierte las emociones del oyente.
Esto me resultó evidente cuando hace unas semanas escuché una sesión de BBC Radio en la que tocaron “Red Socks Pugie” antes de que estrenaran “A Knife in the Ocean”. Claro, nadie espera que Foals regrese al math rock de Antidotes ni al semi-progresivo de Total Life Forever, pero es de notar el contraste entre la jovialidad de “Red Socks” y la solemnidad de “Knife”. Obvio le tenía que preguntar a Bevan sobre cómo incorporar las nuevas canciones con su material anterior. “Hasta ahora hemos tocado poco del nuevo disco, pero hemos visto que las nuevas canciones se mezclan bien con el resto del repertorio. Nos emociona mucho la idea de tocar en un futuro temas como ‘Mountain at My Gates’, ‘Albatross’… creo que va a ser divertido averiguar cómo las podemos encajar todas en el setlist.”
What Went Down es como un dragster en una carrera de arrancones. Antes de que inicie la competencia podemos apreciar su recién pintada y pulida coraza, y su motor es capaz de generar una tormenta de ruido que nos rompe los tímpanos. Sin embargo, cuándo el semáforo le da luz verde, el vehículo arranca con tanto sonido y furia que al final se queda sin la potencia necesaria para ganar la carrera. Aquí tenemos el resultado de una producción que gozó de un presupuesto considerable, y logra su objetivo de impresionar a los fans, pero carece de una invitación para volver a escucharlo completo después de un par de oídas. Con su cuarto disco bajo el brazo, Foals está cruzando un umbral por el que ya pasaron Muse y Kasabian. Sus nuevos álbumes ya no van a conquistar a nuevos seguidores, pero es seguro que la mayoría de la gente que los ha seguido desde el inicio de su trayectoria va a salir satisfecha.
Y bueno, ya solo hace falta escuchar estas canciones en vivo, donde siempre es posible que uno se lleve otra impresión del material. Vamos a tener esa oportunidad cuando Foals regrese a la Ciudad de México para dar un concierto el 16 de octubre en el Pepsi Center. También forman parte de la alineación del Coordenada, festival que se llevará a cabo en Guadalajara el 17 de octubre. La banda británica comparte espacio en la cartelera con Blur, Café Tacvba, The Raveonettes, y Natalia Lafourcade… un line-up campechano, aunque nada desagradable. Puedes encontrar tu pase para cualquiera de estos dos eventos por Ticketmaster.
T: @ShyTurista