Las manecillas del reloj marcaban la medianoche y el tan esperado álbum debut de la australiana Tash Sultana, finalmente vio la luz: Flow State.
Cantante, compositora y multiinstrumentista, así es ella, una mujer que con tan solo 23 años ya hizo suyo al mundo entero.
Flow State se convertirá probablemente en uno de los mejores discos del año (guarden esta reseña) no solo por su gran calidad, sino porque dentro de él alberga la pasión de una chica que encontró su salvación en la música.
Este material es una catársis dividida en 15 deliciosas pistas, cada una trabajada delicadamente por Tash, quien aunque dio espacio a cada instrumento (todos tocados por ella), otorgó el protagonismo a sus cuerdas, dando como resultado una poderosa mezcla de soul, R&B, lo-fi y rock psicodélico que vuelan la cabeza.
Tash Sultana comenzó su carrera en las calles, sola y arreglándoselas con pedales looper. En su música, como dijo en varias ocasiones, encontró el escape a un mundo en el que las drogas tomaban el control. Ahora, la nostalgia, el dolor y el amor, emanan en un material que parte desde lo más personal hasta lo más sincero y transparente en que puede mostrarse la cantante.
El álbum debut de Sultana es una carta abierta que no tiene remitente, es un disco para el mundo más allá de los fans, es una plática, es un desahogo. Un material que explora lo profundo de sí misma y explota a través de una potente voz envuelta entre riffs hipnóticos que bailan entre ritmos que recuerdan al R&B de los 80.
Este material comenzó a grabarse en diciembre de 2017 y luego de haber arrojado un montón de temas a la basura y volverlos a componer (como dijo en una entrevista en Billboard), al fin llega a todas las plataformas de streaming. Flow State fue lanzado a través de la propia disquera de la australiana Lonely Lands Records. El arte corresponde a Nikita Miltiadou, mientras que la mezcla corrió a cargo de Dann Hume y fue masterizado por Andrei Eremin.
Hasta el momento, hablar del éxito de Tash Sultana resulta complicado. Le bastaron solo un lugar y momento precisos, una cuenta en YouTube y una increíble presentación en las calles de Melbourne para convertirse en una de las grandes promesas de su género.
Todavía sin haber lanzado Flow State y con tan solo seis canciones en el bolsillo, la australiana se las arregló para llegar a los oídos del mundo, ¿cómo fue que ocurrió? No hay manera de explicarlo, pero es sin duda su voz, tan rasposa como aguda y dulce; el manejo de más de 10 instrumentos y una actitud que deja fuera las pretensiones y abre paso a una gran pasión por hacer música, lo que definió un camino que engancha a cualquiera que se cruza con él.
Con la llegada de Flow State, no dudemos que pronto tengamos a Tash Sultana de regreso en México. Mientras eso sucede, escucha a continuación su álbum debut: