Hay dos razones por las cuales un artista se envuelve en la aventura de componer nueva música, un nuevo disco. La primera obedece a las reglas comerciales de no dejar morir la imagen de cierta persona ni que se pierda en el mapa entre tantas propuestas que, desafortunadamente, suenan igual. ¿Los resultados? Una canción o un disco que no es personal, que dice lo mismo que el anterior y que tal vez sí nos pone a bailar, pero no más. En cambio, la otra razón es más poderosa y más personal. El artista en cuestión vive una experiencia lo suficientemente fuerte como para narrar a través de sonidos los sentimientos que experimentó.
Los resultados en esta ocasión, como mencionamos, son más íntimos. Este es el caso del cuarto disco de estudio de Florence Welch con Florence + The Machine. High As Hope es una revelación musical que nos dirige hacia un estado optimista que no tiene tangentes ni rutas alternas. Con el disco pasado de 2015 titulado How Big, How Blue, How Beautiful, Florence exploró musicalmente hablando los sentimientos que atraviesa una persona después de una ruptura y la sensación de soledad y aislamiento que forman parte de un proceso de sanación.
Pero esta vez las cosas son muy distintas. Le canta a las dos versiones de una persona que, al final, llegan al mismo punto. Acompañada de su conocida teatralidad y su voz, Florence deja de lado la pesadez de “Dog Days Are Over”, las terrible oscuridad de “Cosmic Love” y la desesperanza de “Lover to Lover” para abrir las puertas a un repaso de su pasado que establece que el amor duele, sí, pero nada puede ser peor que no haberlo vivido aunque este haya dolido.
Para Florence + The Machine, High As Hope no representa, queremos imaginar, una nueva etapa de experimentación en la que el artista se propone explorar nuevos facetas que en muchos casos son necesarias; sin embargo, Florence es de aquellos músicos que no lo necesitan. Con la ayuda de otros músicos de la talla del saxofonista Kamasi Washington, el dj y productor Jamie xx de The xx y Tobias Jesso Jr., logró liberar uno de los discos más “puros” en lo que va del año y que la pone, para que a nadie se le olvide, en el lugar que siempre le ha correspondido.
Canciones como “The End of Love” explora cierto misticismo mientras “Hunger”, uno de los sencillos liberados previos al estreno, nos dice con un ritmo mucho más acelerado que todos tuvimos y tenemos ese extraño e inexplicable anhelo de estar ahí para alguien. Y esa dualidad de formas, voces, sonidos y palabras, son las que hacen de High As Hope una declaración de Florence que bien podría hablar por todos los demás.
No falta el melodrama ni la tormenta de sonidos de la mayoría de sus canciones como “South London Forever”, pero también nos da la posibilidad de esconderse bajo una plegaria como en “100 Years” y “Big God”. De arriba para abajo y hacia todas las direcciones. La pregunta que nos planteamos desde que comienza el verano presente en “June”, es que como su nombre lo indica, ¿qué tan alto puede llegar Florence + The Machine? Y la respuesta, después de estas nuevas 10 canciones y cuatro discos, es tan alto como ella y su voz quieran.