Ferna, bajista y guitarrista de Little Jesus, nos sorprende con su primer disco que es igual de juguetón y críptico. Con una narración en primera persona que no discrimina idea alguna, Fernando Bueno Botello es testigo y narrador de una historia que parece platicada a alguna amistad íntima en Yo, Ferna.

Los tres discos de estudio de Little Jesus nos pueden dar una idea de los gustos de Ferna, pero es hasta este álbum en el que lo conocemos más. Decidió abrirse mucho, expresando sus preocupaciones y ansiedades sobre la vida actual, todo oscilando entre indie rock, un poco de folk y muchos guiños hacia el rock psicodélico.

El disco debut de Ferna cuenta su historia cotidiana entre los sueños y combinando géneros
Fernando Bueno nos presenta su primer álbum como solista, ‘Yo, Ferna’/Foto vía Instagram: @fernabueno

Ferna nos lleva por un viaje personal y sin censura alguna

Fernando hizo un viaje a Berlín en 2021, en el que decidió componer por un mes rolas para él mismo que no buscaran más que exponer lo que transitaba por su cabeza en ese entonces. Y de ahí salió Yo, Ferna, el primer álbum de su proyecto solista.

El disco debut de Ferna fue grabado en el estudio Saal 3 de Nils Frahm dentro de Funkhaus, y después, junto a Santiago Mijares (reciente integrante de Little Jesus y Sanje como solista), se dedicaron a producir el álbum. A finales del año pasado, se terminó la producción en Flying Cloud de Sam Owen (Big Thief, Sam Evian).

La historia del disco nos dice como advertencia que este disco está hecho por Ferna para él mismo, que las ideas que le vienen a la cabeza las plasma como van, sin que exista algún tipo de censura propia para complacer a los demás. El resultado es un disco sorpresivo, con sonidos inesperados y variados, y una crónica personalísima que busca escaparse de temas trillados.

Se trata de un diálogo consigo mismo, quizás de ahí las dos voces distintas que se escuchan en el disco. A veces resulta difícil escuchar aforismos que se repiten una y otra vez como “Extraño tantos verlos bien” o “Puras cosas buenas para Andrea”, que suponen una predisposición del escucha para escuchar por minutos vocales en loop.

El espacio entre los sueños y la realidad de Ferna

En poco menos de una hora, notamos que los pensamientos de Ferna, sus sueños y el contraste con lo que le pasa en la vida real, son la materia prima para las 18 rolas que nos presenta. En “¿Qué cuentas? / re:nada”, Ferna cantando abre con “Siempre he pensado que yo no sé cantar”, sobre una base de bajo sencilla pero pegajosa, en una confesión atípica para un músico.

Esta carta abierta al mundo con el que convive puede definirse como un manifiesto de lo que viene sin filtro a su cabeza. “Busco Cabeza” es quizás el tema en el que notamos con más claridad la desorientación de Ferna, y en el que nos identificamos con la sensación de estar perdidos en un sueño que parece verdad.

En su recuento sobre estar despierto y dormido, Ferna nos cuenta “Ya van dos noches que me paro a las tres” en “04:15”. Al parecer, relata que siempre se está en crisis, en intentar traducir lo que nos ocurre alrededor, y cargar la rutina diaria como un peso permanente. 

Ferna nos da mucho espacio para definir una identidad sonora

En un disco que expresa el sentido de búsqueda por texturas, Ferna incluye principalmente sintetizadores bien trabajados, ya sea como leads o en apoyo, quizás es lo que distingue su proyecto a sus trabajos anteriores. La voz somnolienta aporta a la sensación de estar escuchando el contenido de un sueño larguísimo, y esto se hace con toda la intención.

Desde el banjo en “Lección”, un coro de niños en “Luna Rosa”, pasando por canciones construidas sobre sintetizadores y guitarras como en “Ya No Comemos + (O)’s”, Ferna muestra un sonido que coquetea con lo lo-fi, el rock psicodélico suave y bastante folk Como referencias inmediatas, pensamos en las influencias de Mac DeMarco y Mild High Club.

En “A Veces, Siempre”, Ferna nos habla sobre “Toquines muy buenos en el Imperial”, seguido del coro “Ya no me encuentro”, una rolota que tiene el sello de Ferna, con apoyos vocales variados y que son muy divertidos a lo largo del disco.

La cerradora, que da nombre al disco, es la autoafirmación de quién es Ferna. Auditivamente, con percusiones como bongos, y destellos de sintetizadores, nos queda claro que Fernando decidió jugar mucho con los instrumentos que domina en su debut. 

Este álbum está repleto de referencias personales, al extinto Imperial, a las obligaciones con su banda y su familia, y a confrontar la adultez y a la sociedad. Las canciones sinuosas y los cambios repentino, así como los interludios, son para un escucha atento a lo que Ferna tiene que decir, sin esperar algo cercano al baile o ritmos y letras pegajosas.

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Entusiasta y nerd musical desde que tengo consciencia. Lector obsesivo y escritor. Ávido de escuchar y presenciar música en vivo. Músico novato a ratos. Egresado de Derecho y (casi) de Letras Inglesas...

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