Nos quedamos despiertos. Despiertos hasta la madrugada. Viendo las luces de nuestras pantallas y escuchando los sonidos de las fábricas del otro lado de la ventana. Es nuestro martirio. El ruido incesante, las máquinas que no paran. Este es su lugar. Nuestro consumo de drogas… lo necesitamos para escapar.

En el centro de Trainspotting (1993), la primera novela del aclamado escritor escocés Irvine Welsh, tenemos a un grupo de jóvenes sin un rumbo fijo, perdidos en un halo de incertidumbre. Su vida está postrada en un limbo del cual parece imposible encontrar una salida.

Ewan McGregor como Mark Renton en la adaptación fílmica de ‘Trainspotting’ / Foto: Figment Films

El amor por la música de Irvine Welsh

La reciente industrialización de Edimburgo los ha convertido en una primera generación que no puede encontrar un trabajo medianamente digno, y el mismo avance tecnológico les ha facilitado una suerte de escapismo cíclico, autodestructivo.

No había nada más que hacer. La gente moría por las drogas y el SIDA en la vil calle.En muchos aspectos, la cultura digital es muy primitiva. Los rituales de consumo de drogas, el baile son en gran medida como sus rituales tribales. Así que es algo extraño. La digitalización, la tecnología en cierta medida, nos ha permitido conectarnos con culturas previas”, me contesta el autor escocés al otro lado del teléfono.

Él no solía ser un escritor. Eso prácticamente fue un accidente. Melómano de corazón, su primer amor fue la música punk, aunque no era bastante bueno. Abandonó la guitarra después de que un par de grupos lo despidieran y lo mismo le pasó con el bajo un par de años después. Fue entonces cuando encontró sus verdaderas pasiones: los rave y el storytelling.

Irvine Welsh dio vida a Mike Forrester en la adaptación fílmica de ‘Trainspotting’ / Foto: Pigment Films

La música electrónica

Sus veintes los pasó tratando de escapar de la situación económica que vivía, escuchando música en fiestas gestadas por chicos de su generación, música cuyo enfoque se encontraba en tratar de replicar los sonidos industriales de las fábricas que les quitaron sus puestos de trabajo. Imprimir los ruidos de aquello que odias para encontrar un refugio en ellos.

La caricia de tu abusador. Primero pasó en la Alemania Occidental con el krautrock de tecnología militar, luego en Detroit con el martilleo de las fábricas de automóviles del techno y después se extendió hasta las ciudades más pobres del Reino Unido con las fiestas ilegales impregnadas de acid… house.

Irvine Welsh / Foto: Sopitas.com

Él vivía en Edimburgo, Escocia, un lugar que aún es dejado a un lado por su gobierno. La angustia transformada en un escape lleno de ironía:

Por supuesto que es extraño. ¿Qué más podría ser? Es una transición importante hacia un mundo sin trabajo remunerado. Esto es hacia donde nos dirigimos. Nos estamos acercando al fin del capitalismo, el fin del socialismo, el fin del patriarcado, el fin de la jerarquía, las élites y la división del trabajo”, mencionó Welsh, con la fuerza de un hombre que ve directamente al futuro, boquiabierto. Aún estamos en proceso de industrializarnos”.

Los rave como un espacio sin distinciones

Para él, estas fiestas se convirtieron en un refugio idóneo de la crisis laboral debido a que justamente destruyen la estructura jerárquica que cualquier escocés detesta.

Dentro de un rave existe la posibilidad de conocer a personas de distintas raíces y experiencias, todo desde “una posición de igualdad, de igualdad social que realmente no experimentabas fuera de la fiesta rave”.

Para él, “todo está definido por la clase social, el género o la raza. Las personas están divididas de esa manera, pero luego entras a una fiesta rave y todos están juntos y divirtiéndose. Todo eso desaparece. Es interesante. Es algo verdaderamente fascinante. Estás de vuelta a la esencia de tu humanidad”.

Imagen de un rave de los 90 / Foto: Getty Images

El autor afirma que esto es posible debido a que, “contrario a un concierto de rock and roll, puedes hacer un rave que dure horas y horas si quieres. No tiene el mismo control estructural, no está a merced de los promotores y la música no le pertenece a nadie en específico. Es una pertenencia colectiva”. Está en lo correcto, al igual que en el hecho de que la tecnología “ha dado acceso a que todos exploren su creatividad”.

No tengo habilidades musicales, pero soy una persona bastante creativa. Antes habría necesitado dominar algún tipo de conocimiento básico de guitarra o teclado para hacer el tipo de música que puedo hacer ahora a través de la programación. Además, gracias a la tecnología, cualquiera puede obtener un equipo musical relativamente decente a bajo costo”.

Foto ilustrativa: Getty Images.

Tal como se vivió en Jamaica con la creación de los soundsystems, en México con la cultura de los sonideros, o en Puerto Rico con el underground, después transformado en reggaetón, los instrumentos electrónicos llegaron para que se gestaran movimientos musicales en la periferia.

Gente que antes no tenía voz en la cultura, escapó de la irrelevancia a través de la propia expresión, de la fiesta popular y de la protesta gestada gracias a estos instrumentos, accesibles tanto a nivel económico como en su uso.

Las sustancias psicoactivas

Sin embargo, con la industrialización, los instrumentos musicales no fueron los únicos que se abarataron y se convirtieron en un bien sencillo de encontrar. “Drogas, puedes obtener drogas de calidad a un precio bastante bajo”, describió Irvine, quien ha declarado que vivió en adicción por varios años, en parte, gracias al contexto de las fiestas.

Sí, obtuve inspiración de eso“, comentó en referencia a las experiencias que dieron forma a Trainspotting, pero es una de esas cosas de las que realmente no eres consciente en ese momento. “Estás consciente del tiempo, pero todo lo que haces contribuye a tu escritura, no hay duda al respecto“.

Mark Renton en ‘Trainspotting’ / Foto: Figment Films

La gestión del mismo empezó cuando se dio cuenta de que nadie estaba escribiendo con respecto a la escena que vivía. Pocos periodistas se paraban en las fiestas que tanto amaba para describir el sentir del lugar, una experiencia cercana a la religiosidad.

Con el tiempo, el libro gestado por una colección de relatos cortos sobre sus vivencias en los rave empezó a tomar forma, y el tópico inicial se transformó hasta convertirse en una publicación sobre la adicción. El objetivo era darle un poco de sentido a su vida.

No se trata sólo sobre las drogas. Es sobre la adicción a las personas, la búsqueda del romance, el sexo, la comida rápida, la televisión, las apuestas y el trainspotting, una actividad que realizan algunos británicos que se basa en contar el número de trenes que pasan a lo largo de una cantidad específica de tiempo.

Luces de trenes / Imagen ilustrativa

Escapismo tras escapismo

Es un libro que en su título se describe a sí mismo. Es una historia sobre todas esas pequeñas cosas, verdaderamente insignificantes, con las cuales llenamos nuestras vidas para hacerlas un poco menos aburridas. Las adicciones existen no sólo por placer instantáneo, existen debido al aburrimiento y la vida se vuelve más aburrida mientras más automatizadas sean nuestras tareas. Son escapismos.

Para Welsh, la vida de su generación se transformó en una serie de elecciones. Elegir escapismo tras escapismo hasta que decides hacer lo más complicado y “eliges vivir”, lo que es lo mismo que crecer, tal como hizo su protagonista, Mark Renton, al final de su obra.

Él recuerda que el primer rave al cual asistió fue en una granja en Petersfield, una localidad situada en el condado de Hampshire. Fue el escape perfecto. “Tuvimos una llamada desde las tres de la mañana en un convoy de autos, y fue un momento muy emocionante. Fue un día tan grandioso, una historia de noche tan grandiosa. Simplemente bailamos y festejamos toda la noche. Fue absolutamente increíble“.

¿Qué piensa Irvine Welsh sobre el consumo de drogas?

¿Cuándo te diste cuenta de que este sería un momento tan importante para su vida y para tu trabajo?, le pregunté. “Creo que tan pronto como tomé un éxtasis y entré en la nave espacial, me di cuenta de que aquí era donde necesitaba estar“.

¿Crees que probar drogas es algo que todas las personas deberían de hacer por lo menos una vez en sus vidas? “Sí, creo que todos deberían probar todas las drogas por lo menos una vez“.

¿Por qué crees que es importante que todos experimenten con drogas?, siguiendo con la conversación. “Creo que es algo natural, en realidad. La celebración es una parte importante de nuestra experiencia humana. Todas las culturas del mundo han hecho de la intoxicación una parte protagonista de sus ritos. Estamos acostumbrados a pensar que cambias tu comportamiento y creces al hacer algo o al ingerir una droga“.

Foto ilustrativa: Getty Images.

¿Crees que las drogas deberían ser legales?, le pregunté. “Sí. Quiero decir, creo que todas las leyes y regulaciones de drogas no están diseñadas para evitar que las personas consuman drogas. Están destinadas a asustar a las personas que no las consumen“.

Aunque las drogas han causado muchos problemas en su vida, Irvine no se arrepiente de ninguna experiencia. Experimentar, sin importar qué, a fin de cuentas, termina siendo una decisión por la vida para comprender y poder narrar una nueva historia. No todos los escapismos tienen esta característica.

Foto: Pixabay

Las redes sociales

Hoy se levanta angustiado, nostálgico. “Tuvimos la suerte de que, a pesar de los altibajos que experimentamos, siempre tuvimos una cultura. Y las nuevas generaciones ya no la tienen. Lo que se vive hoy en día es más una cultura mediática. No es una cultura callejera viva, por así decirlo“.

Las pastillas y las fiestas han sido eclipsadas; la industrialización ha sido cambiada por la digitalización; y la nueva adicción ya no está en las vivencias, sino en la falta de ellas. En cama, con el celular en la mano, los likes van y vienen, pero las aventuras son cada vez más escasas.

Foto: Pexels

La razón por la que volví a hacer música electrónica fue porque hay tanta música genial creada por gente más joven, pero que nunca ha estado realmente en un club“, describió Welsh, quien en los últimos dos años ha estado compartiendo sus primeros EPs de acid-house.

Se está haciendo música en dormitorios con todos estos paquetes de software y la hacen músicos muy talentosos que quieren ser como Brian Eno o Andrew Weatherall. Pero tanto Brian Eno como Andrew Weatherall salían y hacían cosas, leían libros y tenían aventuras“, afirmó.

Brian Eno / Foto: Getty Images

Las afectaciones de la cultura mediática

Para el escritor, hoy vivimos en una generación “sin cultura joven”. Todo lo que somos es gracias al celular: “cultura mediática”. Y la tecnología ya ni siquiera nos permite gestar un escape en el cual conectemos con el mundo. Ahora la tecnología sirve solamente para conectar con ella misma. Como aprende Renton, en las páginas de Trainspotting 2, previamente titulado como Porno.

Lo más triste para Irvine Welsh, es que esto ha ocasionado que hoy no haya tantos escritores a los que valga la pena leer. Ser escritor es sobre experimentar, viajar, respirar e imprimir lo vivido y “tengo miedo de que la gente no se esté permitiendo aventurarse hoy en día”.

Imagen de la película ‘Trainspotting 2’ / Foto: Film4

La escritura

Para ser un gran escritor, “creo que debes asegurarte de tener experiencias de vida y también la habilidad de… Lo opuesto a eso es el tipo que viaja y tiene todas esas aventuras y se sienta en un taburete de bar contándole a todos sobre el brillante libro que va a escribir“.

Pero de alguna manera nunca lo hacen“, declara Welsh. “Lo difícil de ser escritor es que tienes que hacer dos cosas muy diferentes. Creo que debes disfrutar de salir y divertirte. Pero también debes ser capaz de quedarte en casa y disfrutar de tu propia compañía. Así que las dos cosas no siempre son lo mismo. Casi tienes que ser dos personas distintas“.

Imagen de ‘Trainspotting’ / Foto: Film4 Productions

Hoy vivimos la experiencia de la juventud a través de lo que las generaciones pasadas imprimieron de su propia juventud. Trainspotting sigue resonando a treinta años de su publicación porque es la última gran obra que llega al mainstream en el cual se imprimen, sin rodeos y de forma cruda, los peligros de verte atrapado en una serie de escapismos sin fin fijo.

Escapismos que se vivían. Íntima, es una obra casi documental que nos muestra que perderse en la juventud es normal, pero perderse de la juventud es lamentable.

Texto por: Oscar Adame Galeano

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