Una noche de domingo inusual, estaba feliz, estaba llena de color. Erlend Øye regresó a México, esta vez con su segundo material como solista, Legao.
Esta vez no hubo lentes robados, no hubo “venganza de Moctezuma”, esta vez sólo hubo felicidad. Erlend siempre regresa con la mejor actitud a pesar de las vicisitudes que pueda encontrar en sus visitas a México y anoche nos regaló un gran concierto. ¿Cómo no amarlo?
Con un ensamble meticuloso y dedicado, la presentación de Erlend fue impecable, llena de momentos bonitos, colores, texturas. Una playera que es un claro tributo a México (“Esta playera costó más barata que un kilo de limón”), mariachi, revisitar a The Whitest Boy Alive con “1517”, a Kings of Convenience con “Rule My World” y un cover de su propia colaboración con Röyksopp. Una presentación que prácticamente no repasó el Unrest, el primer álbum como solista de este músico noruego, salvo por una canción.
De ahí en fuera, todo giró en torno a Legao, con su “Garota”, su “Fence Me In”, “Peng Pong”, pero también pasar por “La Prima Estate” y “Siggi”. Si bien, Erlend ha estado en múltiples proyectos realmente buenos (y que han trascendido), ha demostrado que su trabajo como solista es lo suficientemente bueno para hablar por sí solo y que no necesita recurrir a sus otros proyectos, sólo para darles un regalito a los fans y consentirlos, sólo por eso.
No es de sorprenderse que alguien como Erlend Øye haya puesto a todo El Plaza de cabeza con su presentación, que si bien no es rock para encender el escenario y desgañitar a los fans, el mismo Øye tiene su propia manera de hacerlo y siempre hacerlo bien. Un Plaza lleno y con pocas personas que no estaban suspirando con Erlend y su encanto. La última noche de noviembre, helada, se llenó de la calidez de este noruego y de los colores y texturas suaves que su música nos da.
Fotos: Monn Castro