“Fue difícil porque te cuestionas a cada rato si debes seguir o no, pero así es esto. Es algo que te dura hasta que te llega la siguiente crisis existencial”
-Parker
Postrados en el terreno donde la creencia de que el universo conspira con cada ser humano que habita la Tierra, podríamos decir que las casualidades no existen, sino que forman parte de esta supuesta cadena de eventos que empujan a un individuo a su destino… Sin embargo, es cosa que no sabemos (y nos da pena sonar cursis e idealistas).
De lo que sí estamos seguros es que, dentro de esta llamada “escena”, el término “casualidad” está lejos de encontrarse en el léxico de quienes se encuentran inmersos en ella. Hacerse de un nombre, hallar el momento indicado para emprender, dedicarse a la música, requiere de paciencia, constancia y esfuerzo, cualidades que no cualquiera posee.
Pero existen ejemplos como Kristian Parker, un joven de recién cumplidos 25 años que comprendió desde mucho tiempo atrás que para poder hacer lo que amas, debes empezar como todos: a punta de regaños y jalando cables.
“Llevo aproximadamente ocho años en este rollo de la música. Tenía muchas ganas de estar en los escenarios, así que me acerqué a las bandas de Guadalajara, y así conocí a Siddhartha. Fui su técnico personal y stage manager. Luego de un tiempo nos hicimos amigos, hasta que tuvo la confianza de invitarme a tocar, pero eso fue después de muchos regaños y andar jalando cables”.
Pese a apenas haber cumplido su “cuarto de siglo”, Kristian habla con gran sensatez y seguridad, confiado de que sus más de siete años de picar piedra, le dan la experiencia necesaria para al fin dejar de formar parte de un staff y crear su propio proyecto: Parker.
Pero llegar a este peldaño de su carrera tuvo diferentes experiencias detrás. Luego de trabajar con Siddhartha, las redes implícitas de la escena musical mexicana hicieron lo suyo y condujeron a Kristian al círculo de artistas como Alex Ferreira, Ximena Sariñana y Natalia Lafourcade.
“Una vez alguien me tomó una foto cuando estaba con Siddhartha y la subí a Instagram, como ellos (Alex Ferreira y Ximena Sariñana) me seguían, la vieron y fue como se animaron a invitarme a tocar. De ahí conocí a Natalia Lafourcade y estuve tocando con los tres. De ahí se abrieron más puertas, como irme de gira en el Mon Lafruta (de Mon Laferte y Caloncho), ahí fue donde aprendí más como músico, compositor y showman. […] En ese tiempo fue maquilando la idea de hacer mi proyecto en solitario”.
Aunque el camino ha sido pesado, Kristian asegura no arrepentirse de nada, pues cree que pese a lo largo y en ocasiones tortuoso de esto, ha valido la pena empezar desde abajo.
“He aprendido a preparar giras, cómo conseguir fechas, cosas que considero que todo músico debería saber. Tal vez hubiera cambiado las cosas e iniciado mi proyecto hace siete años, pero no se hubiera podido, porque si no tiene apoyo económico o emocional de tu familia es muy difícil. En mi caso no tuve el dinero y mi familia no estaba muy de acuerdo con que me dedicara a esto”.
Pero finalmente, los casi ocho años de jalar cables, jalón de orejas, dudas y hasta dormir en el suelo, dieron fruto a un nuevo proyecto que tiene unas fuertes influencias de los músicos con los que Parker ha trabajado.
“Tengo la dicha y el honor de que de las bandas que yo era fan y que me influenciaban, terminaron siendo las bandas con las que trabajé. Todas ellas directa e indirectamente me enseñaron de cierta manera a hacer la música”.
Y es que “La Latina”, primer sencillo de Parker, suena a la melancolía de Siddhartha, la frescura de Caloncho y la suavidad de Technicolor Fabrics, dejando una melodía pegajosa, digna de una avanzada tapatía pero que proviene de alguien nacido en Guerrero.
Si bien las influencias son notables y hasta similares, esta es tan solo la primera carta de Kristian, de un próximo material que espera lanzar a principios del próximo año bajo el título de Bella Vista, así que, hasta el momento, no todo está dicho.
Engánchate con el ritmo dulce y salado de Parker a continuación: