Después de tener una una firme actuación el año pasado bajo el nombre CNTRL Fest, ayer llegó una energía promisoria y renovada a a las canchas del Frontón México llamada CMD_Fest. Entre un mar de playeras, pantalones y botas negras, artistas como ADULT., Boy Harsher, TR/ST, Xeno & Oaklander, Nitzer Ebb y The Golden Filter, se dejaron ir para entregarle al público un festival que será recordado por ser el primero en su tipo.

La filosofía de hacer del CMD_Fest uno en el que no figuraran headliners, funcionó a la perfección. Es la primera vez que veo un festival de doce horas llenarse desde las 4 de la tarde. Una declaración más de que este es un festival que si bien no es muy grande, cada artista esta cuidadosamente seleccionado y programado para brindarle una experiencia envolvente a todos los que se dieron cita en el Frontón México.

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Arnaud Rebotini fue el primer encargado de poner a vibrar las bocinas. Ante un todavía y no por mucho pequeño público, dio una actuación llena de techno francés y melodías repetitivas que pusieron a más de uno a dar los primeros zapatazos en la pista. Después de un set de una hora, llegó el turno de una banda que desde hace meses levantó muchísima expectativa: Xeno & Oaklander. El dúo de Nueva York dió cátedra sobre cómo se hace electrónica en vivo usando sintetizadores analógicos. Martial Canterel, con lo que probablemente fue la única player polo blanca del festival, y unos pasos de baile que estaban más cerca de ser los que hace tu papá que de cualquier otra persona en la cancha de frontón, se encargó de poner las secuencias y nuestros pies a moverse a un ritmo lento pero constante. Liz Wendelbo se dio a la tarea de hipnotizar unos cuantos oídos con la enorme profundidad de su voz.

 A las 4:20 en punto, comenzó lo que sería una de las actuaciones más bailadas y aclamadas de de todo el día. Iniciando lo que sería la primera regresión intensa a la década de los 80, Boy Harsher hizo notar que la gran mayoría de los asistentes sabían a lo que iban, y sin importar lo temprano que era, abarrotaron la pista de baile. El grupo conformado por Jae Matthews y Augustus Muller fueron los primeros en recibir ovaciones eufóricas que opacaban por momentos los beats que nos pusieron a bailar. Justo ahí fue cuando empezó en verdad la fiesta, que duraría hasta poco pasadas de las tres de la mañana.
Al ser un festival de puerta abierta, daba la sensación de que en vez de estar en un concierto, estabas en un antro(te) underground en Berlín en los 80. Gracias a esta posibilidad, es que muchos se dieron cita a las afueras de las canchas de frontón y en la explanada del Monumento a la Revolución para respirar aire fresco y recuperar el aliento. Muchos otros, como yo, también nos dimos cita en el Seven Eleven para comprar algo de comer y poder seguir con la fiesta.

Ante una desalojada pista, Pepe Mogt empezó a soltar unas rolas llenas de sintetizadores y beats bailables. Sus set estuvo tan bien construido, que poco a poco los oídos atentos que se encontraban descansando a las afueras, se apuraron para alcanzar a bailar los últimos momentos de su actuación. The Golden Filter se encargó de subir la fiesta a lo más alto para dejar a todos absolutamente listos para recibir la segunda presentación de ADULT. en México.

La banda conformada por Nicola Kuperus y Adam Lee Miller no se guardó nada, y desde el primer segundo, se aventaron una actuación que desbordaba energía del escenario, la cual se fue colando en cada uno de los afortunados que se pararon de frente a la banda a escuchar su más reciente material This Behavior. Su actuación será siempre recordada por el increíble gesto de Nicola al bajarse del escenario como 10 minutos para bailar, cantar y tomarse fotos con la gente.

A las 9 de la noche, y con la gente bien prendida, fue turno del mexicano Ramón Amezcua para mostrar que su proyecto de solista tiene calidad de sobra. Aunque se vivió un fenómeno parecido al de Pepe Mogt, en el que la gente se dió un pequeño descanso a las afueras de las canchas, los que tuvieron la energía y el gusto por quedarse, se llevaron un set lleno de experimentalismo, bajos bien tronados y unos visuales futuristas. Una hora después, fue el momento de Daniel Miller para demostrar que el techno está más vivo que nunca. La construcción de sus canciones es arquitectura pura. Si bien la gente no se entregó a su set desde las primeras rolas, muy probablemente a causa del cansancio, cerró con una avalancha de baile con los brazos arriba.

No basto más que el nombre Nitzer Ebb saliera en las pantallas para que todos los presentes gritaran de la emoción por lo que se vendría. Una ola electromagnética dark invadió en espacio y la mente de todos. El grupo británico se ganó al público desde la primer secuencia EBM (Electronic Body Music) hasta la última. Sus ritmos repetitivos son como un ente que se te va metiendo y la única forma de sacarlo es con movimiento. No por nada llamaron la atención de Depeche Mode desde los principios de los 90.

A las 12:30 aproximadamente, cuando terminó de tocar Nitzer Ebb, muchos pensamos que el cuerpo ya no daba para más. Pero vaya que no pudimos estar más equivocados. Una de las grandísimas interpretaciones de la noche estaban por venir. TR/ST y su energía se encargaron de levantar los ánimos a tope una vez más. A pesar de que el cansancio era evidente en la gran mayoría, solo pocos fueron los que no aguantaron todo el set de pie y a buen ritmo. Para cerrar la noche, Kap bambino no se tentó el corazón y se rifó una actuación atascada de synthpunk. Ante un frontón disminuido a causa de los caídos, el dúo francés no paró de recibir los aplausos de los que seguían en el festival.

Si algo les puedo decir, es que el CMD_Fest llegó para quedarse. La organización fue buena, el ambiente siempre de fiesta, el concepto que se aventaron lo llevaron a cabo de una manera intachable. Las 13 horas que duró el festival se quedarán como declaración que la electrónica techno/minimal/synth wave/punk está viva y seguirá.

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