A veinte años de su formación, Editors lanza EBM como un disco que reintegra a
Benjamin John Power a la banda, buscando recuperar parte del sonido que los dio a conocer a principios de la década de los 2000. Con una influencia considerablemente más electrónica que su antecesor Violence (2019), el sexteto le da bastante descanso a las guitarras y opta por bases en cajas de ritmos y sintetizadores para ésta entrega.
La obsesión por lo electrónico
Dejando a un lado la etiqueta de formar parte del renacimiento del post punk, estamos ante un cambio equiparable a lo que le pasó a New Order una vez que Joy Division acabó, con toda proporción guardada. Para muestra, tenemos la acaparadora “Kiss”, que toma casi 8 minutos de la duración del disco para llevarnos por una épica digital que es el ejemplo más claro de la nueva dirección de la banda.
Parece que fue ayer cuando la banda de Birmingham se dio a conocer por la famosísima “Munich”, con un post punk obscuro, en un movimiento compartido con bandas como Interpol y White Lies, quienes casualmente también lanzaron disco este año.
Queda poco de ese sonido en EBM, con una inclinación absoluta hacia canciones bailables como “Heart Attack” y “Picturesque”. Y hasta en las más reflexivas como “Silence”, Editors opta por crear diversas capas de sintetizadores que usan como elemento secundario alguna guitarra y la voz de Tom Smith.
Un cambio de género para apantallar
Ahora, podemos considerar a la banda inglesa como un proyecto más orientado al rock industrial, pero el cambio no ha sido necesariamente para lo mejor. Bastante desconcertados, llegamos a escuchar rolas como “Strawberry Lemonade”, una absurda combinación de beats violentos y una letra con no mucho sentido.
En la misma línea, “Vibe” muestra la emoción de la banda por aventurarse en el mundo de los ritmos digitales, basados ahora en generar ritmos digitalmente, lo que nos pone a pensar en el cambio de instrumentos en vivo para interpretar éste álbum.
Si lo que buscaban era dejarnos bastante desorientado, Editors lo logran con capa tras capa de elementos electrónicos que nos hacen extrañar bastante la incorporación de guitarras y las líneas de bajo sólidas que los caracterizaron en sus inicios. Ahora, estos elementos tienen en el mejor de los casos un lugar secundario, cuando logran colarse en las canciones de EBM.
Lo rescatable entre la nueva idea de la banda
Como no todo son malas noticias, encontramos parte del sonido anterior de la banda acompañado de nuevos sonidos en rolas como “Karma Climb”, que incorpora riffs en guitarra junto con esta nueva ola digital que ha cautivado a la banda.
En la rola más tranquila del álbum, también encontramos guiños a la introspección que la banda explotó en Violence. “Silence” resulta un espacio para respirar entre tanto beat acelerado, y funciona como la rola con mejor trabajo en letra, nostálgica y atmosférica.
Para celebrar el lanzamiento de EBM, Editors se lució con las versiones físicas del álbum, que pueden encontrar POR ACÁ con todo y copias firmadas por la banda, además de vinilos en varios colores.
Seguramente veremos a la banda en México en la gira de éste álbum, ya que nos han visitado varias veces con sus discos pasado. Pero para esta ocasión, estaremos atentos con los cambios en la alineación y posiblemente en la incorporación de nuevos instrumentos para su acto en vivo.