Por Mercedes Martínez Rojas

El día de ayer a las 17 horas se presentó Edison Quintana en la Sala Manuel M. Ponce, en el Palacio de Bellas Artes, como parte del ciclo Jazz y algo más. Me enteré del concierto por casualidad, en la página del museo. El boleto costaba 20 pesos, así que no lo dudé, tomé el metro y compré un boleto. 

Algo particularmente agradable de Edison es que no es el típico pianista que se mantiene distante de su público y se coloca por encima de éste. Al contrario, el músico de origen uruguayo no sólo saluda a su público amablemente, también dedica tiempo a explicar su programa de forma amena y casual. Hasta me respondió cuando le pregunté el nombre de la última pieza que iba a tocar como encore. Pero vamos por partes. El programa empezó con tres ragtimes de Scott Joplin: “The Entertainer”, “The Easy Winners” y “Maple Leaf Rag”.

Antes de tocar las piezas nos platicó que se enteró de la existencia de Scott Joplin gracias a la película El golpe. Scott fue un músico que sufrió mucho económicamente y que se le reconoció poco o nada en vida. De hecho fue hasta 1970 que se popularizó su música en Estados Unidos, gracias a The Complete Piano Works of Scott Joplin, un disco interpretado por Knocky Parker. 

También nos platicó algo que no sabía: que Joplin escribió una ópera –buenos dos pero la primera se perdió abandonada en un hotel, del que se fue intempestivamente por no poder pagar la cuenta– llamada Treemonisha y que gastó todo lo que tenía para montar un ensayo, el cual resultó un fracaso. Tocó los tres ragtimes de corridito porque a él le parecen una triplete muy pareja (y tiene razón), transportándonos casi de inmediato a un speakeasy, antojándose un whisky o un mezcal mientras escuchamos. 

Al terminar las tres piezas regresamos a la Sala de Ponce para escuchar a Edison introducir la segunda parte del programa. Ahora le tocó el turno a los homenajes de George Shearing a algunos de los mejores músicos del jazz: “To Bill Evans”, “To Tommy Flanagan”, “To Dave Brubeck” y “To Antonio Carlos Jobim”. De Shearing nos contó que lo admira y que fue un gran músico, ciego de nacimiento. Eligió estas piezas suyas porque así también le da la oportunidad de interactuar con otros músicos, entre los cuales Flanagan es de sus preferidos. Edison tocará las piezas, aportando sus reflexiones en las mismas.  “Volvemos al bar” mientras lo escuchamos y nos tomamos (quisiéramos) un segundo trago en lo que pasamos a melodías un poco más calmadas; cada una con su toque particular.

Vamos bajando por el continente, llegamos a Cuba y es el turno de Ernesto Lecuona y su “Rapsodia Negra”. De él simplemente dice que es “el más grande compositor de cuba”. En su interpretación se hace presente el carácter tropical dentro de la rapsodia.

El cuarto del día es Piazzolla –no podía faltar– y con él llegamos al final del continente y a la última parte del primer tiempo. Edison nos cuenta que conoció la música de Astor Piazzolla mientras estudiaba en Europa y que desde entonces lo ha acompañado toda su vida. Primero toca (otra vez de corrido) “La suite del Ángel” y se despide con su arreglo para piano de “Adiós Nonino” “para lucirme yo solo”, dice y se ríe.

Luego de 15 minutos de intermedio regresamos a la sala para escuchar a George Gershwin. Ahora Edison se dispone a tocar las 18 canciones compiladas en The Song Book de jalón, y el pianista nos dice que aplaudamos si queremos. Se nos pasan de volada las piezas, pero mientras toca logro apreciar cómo disfruta al tocar el piano y la facilidad con que lo hace. Lleva el ritmo con la cabeza y con los pies, da vuelta a las partituras de forma un poco brusca y por momentos abusa un poco del piano; golpeándolo quizás con un poco más de fuerza de la necesaria. Edison hace lo que se le da la gana con el instrumento y lo disfruta, su energía es inversamente proporcional a su edad.

Quintana se despide y sale para volver a cerrar con “La cumparsita”, un tango uruguayo compuesto por Gerardo Matos Rodríguez y que este mes cumple 100 años de existir. Los aplausos llueven y me detengo a observar al público por primera vez: hay muchas familias, gente de todas las edades y la pequeña sala está casi llena. Me da gusto. Fueron los 20 pesos mejor invertidos en mucho tiempo.

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Edison Quintana es uruguayo de nacimiento pero desde hace tiempo vive en México y se nacionalizó mexicano. Comenzó a estudiar piano en su país natal y continuó en Rumania e Italia. Entre sus maestros destacan: George Halmos, Florica Musicescu, Guido Agosti y Arturo Benedetti Michelangeli. Ejecuta toda la obra de Beethoven, así como el repertorio completo mexicano para violín y piano. Es concertista en Bellas Artes y artista exclusivo de Yamaha. En múltiples ocasiones comparte escenario con el violonchelista Carlos Prieto.

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