Eddie Vedder, el legendario vocalista de Pearl Jam, parece inseparable de la banda de grunge en nuestras mentes. Un hombre sensible que con su voz es capaz de transmitir sentimientos profundos que evocan la pérdida, lamento, ilusión e inclusive gritos de liberación e incontenible alegría, ha sido el motor del quinteto de Seattle por más de la mitad de su vida.
Vedder es una de las voces más reconocibles del rock, y a sus 57 años, no se detiene y lanza hoy ‘Earthling’, su cuarto disco como solista, pero es el primer álbum que le escuchamos bajo un formato con banda completa (a diferencia de Ukulele Songs) y que no es el soundtrack para una película (a diferencia de Into the Wild y Flag Day).
Como un artista excepcional que se toma muy en serio cada proyecto, armó lo que nosotros consideramos es una super banda, y es que chequen nada más quienes participaron en su nuevo disco: Josh Klinghoffer (Gnarls Barkley, Red Hot Chilli Peppers); Andrew Watt (Justin Bieber, Miley Cyrus); Chad Smith (RHCP); y como invitados especiales, este LP contó con Stevie Wonder, Elton John, Ringo Starr y Glen Hansard. Brutal lineup para un disco esperadísimo.
Contador de historias con décadas de material
Eddie lleva décadas viviendo la vida de un músico exitoso, con sus altas y sus bajas, las victorias y pérdidas que le han dado una materia prima única para poder contarnos un poco de lo que ha vivido recorriendo el mundo, batallando con su vida personal y conviviendo con leyendas de la escena grunge de finales del siglo pasado.
“Brother Cloud” es quizás el testimonio más conmovedor del disco, en una canción posiblemente dedicada a Chris Cornell, que habla sobre un futuro que desapareció por la pérdida de un ser querido.
Una producción hecha a la medida de Vedder
Imagínense que Eddie Vedder les pida producir su disco. Un tipo que parece inseparable de Pearl Jam, con quien lleva nada más once discos de estudio, desea tener un álbum como solista, en donde el sonido debe darle protagonismo a él, sin la guitarra de Mike McCready volando tu cabeza o las líneas de bajo de Jeff Ament galopando como base de la canción.
Este disco logra destacar su individualidad y lo deja de protagonista en cada una de las trece canciones que componen este nuevo LP.
Ante esto, es destacable lo que logra Andrew Watt, ya que logra que todo orbite alrededor de la voz y sentimiento de Vedder, con solos de guitarra distinguibles, pero descomplicados, clásicos y naturales (como Vedder); voces secundarias que apoyan sin competir con la voz de Eddie, por poner un par de ejemplos.
Al ser uno de los letristas más directos del rock, éste (nos atrevemos a decir primer) álbum solista rinde homenaje a esa idea, ya que la música sigue paralelamente a la letra, con líneas marcadas, quizás con cambios sutiles. Esto lo escuchamos claramente en rolas como la ochenterísima “The Dark” y “Rose of Jericho”, que quizás es lo más cercano que escuchamos en el disco a Pearl Jam, canción que bien podría haber sido
incluida en el Backspacer (2009).
Diferentes facetas de un mismo músico
En tan solo trece canciones, Vedder muestra cómo funciona la diversidad de su sonido, a través de canciones acústicas, rock ochentero, grunge rampante y hasta un barn folk combinado con grunge, divertidísimo, que da un vistazo a lo entretenido que debió ser grabar este álbum con músicos tan capaces y solventes.
Y es que a los casi 60 años, Vedder es un músico consagrado que no se guarda para después las ideas que se generan en su mente, y tal como vienen, Eddie las plasma en este testimonio de su vida como terrestre.
Los mejores formatos para la individualidad de Eddie Vedder
Entre todo lo que nos trae el disco, nos mantiene atados en canciones más acústicas y sensibles, quizás en donde se justifica éste proyecto como solista, sumadas a rolas como “Picture”, junto con Elton John, en tono alegre tras alguna relación, pero esperanzando sobre el futuro.
De nuestras favoritas en este humor, encontramos “The Haves”, en donde la voz de Eddie, rasposa y profunda, luce en una canción sobre reconocimiento y amor incondicional. Encontramos variaciones en rolas como “Mrs. Mills” y “Fallout Today”, en las que definitivamente lo acústico queda como el mejor aliado de Vedder en este proyecto.
Un estándar alto por parte de Eddie Vedder y que quizás no se alcanza
Lo negativo de lo anterior, es que quizás en las canciones más aventuradas hacia el rock, se nota mucho la ausencia del proyecto que dio a conocer a Vedder, ya que tenemos canciones buenas, pero a las que les falta la magnitud y exploración que conocemos en el proyecto principal, inmediata comparación y referencia para escuchar éste nuevo álbum.
Sí, Eddie Vedder lanzó un álbum con una producción inmejorable y una banda de ensueño para honrar su carrera musical, la elocuencia con la que compone letras llegadoras que no pueden estar mejor matizadas que en su icónica voz, pero quizás los temas de rock los escuchamos idealmente bajo un formato y una banda inmensa y progresista de la magnitud de Pearl Jam.
Se reitera el mérito de Vedder en formatos distintos, otros géneros fuera del rock o guiños al grunge, que quizás puede hacer en el quinteto de Seattle, y nos quedamos con ganas de más material acústico, trabajos en piano y guitarra y otras exploraciones que nos parecen muy novedosas y agradables.