Gustavo Cerati fue un hombre fuera de su época. Mientras se encontraba en Soda Stereo, también desarrolló múltiples proyectos como Plan V. También se sumergió en lo que acontecía en el mundo, específicamente en Europa, para así aprender de ritmos, melodías, géneros musicales y comenzar a adentrarse en un mundo distinto al del rock iberoamericano. Dar algo más. 

A partir de esto es que llegaron discos como Amor Amarillo (1993) —el cual creó cuando todavía seguía en Soda—, Bocanada (1999), que tiene ritmos electrónicos del acid house, ambient y un poco de house, Episodios Sinfónicos, que es una compilación entre sus creaciones como solista pero también de aquellas composiciones que hizo mientras estaba en Soda Stereo, y luego dio vida a dos discos más: Siempre es hoy (2002) y Ahí vamos (2006). Todos con su propia poesía, sus propias contribuciones, colaboraciones, magia. Sin embargo Fuerza Natural (2009) más allá de convertirse en uno de los discos más famosos del cantautor argentino, fue su testamento, la forma en la que él dijo adiós para pasar a otro plano. Al plano de la omnipresencia, del recuerdo, de la música.

Cuando se lanzó el backstage de Fuerza Natural, casi al principio y sin siquiera imaginarlo, Gustavo Cerati dice que si tuviera que “retirarse” —que era algo que no lo veía factible—lo haría feliz porque en este disco lo dio todo. No fue una pieza que construyó de manera ordenada y consecutiva. Todo lo contrario. Fue revuelto, desastroso, experimental. Fue la mezcla de todos los astros, de la experiencia, de su pasión por la música. 

En Fuerza Natural, según explicó Cerati, logró fusionar un poco de la música electrónica, del blues, pero también metió un poco de sonidos instrumentales como las guitarras acústicas. Jugó con los pedales, los sintetizadores, las voces de todos los involucrados, las palmas. Un sinfín de opciones se vieron muy bien logradas en este disco que tal como sus predecesores, se queda grabado en la memoria de los fieles seguidores de Gustavo Cerati, que tras mucho andar en el camino, terminó por perderse o mejor dicho, por desaparecer no sin antes dejarnos un gran legado. Un legado que recordamos hoy. 

 

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