“Algunas veces avientas algo allá afuera, y resulta que se convierte en una estrella centelleante”.
Victoria Legrand, Vinyl Me
Encontrar tu vocación en la vida no es fácil. Mucho menos lo es perseguir un sueño. Tampoco lo es plasmar tus ideas, pensamientos, anhelos y expectativas en la forma que tú quieres (o esperas). Todo es complicado pero si lo quieres, si de verdad haces el intento por hacerlo, lo que generes puede convertirse en el preámbulo de algo maravilloso, de algo magnífico. Eso fue lo que hizo Beach House, la dupla de Baltimore compuesta por Victoria Legrand y Alex Scally que este 26 de febrero de 2008, celebra 10 años del lanzamiento de Devotion, su segundo material de estudio.
Comencemos con que este disco, más que ser uno de los menos recordados de la banda —excepto por “Gila”— es la producción con la cual Victoria y Alex encontraron su camino. Es la producción con la cual, a pesar de todas las peripecias que tuvieron que pasar, toma un significado que va mucho más allá de lo que pudiéramos imaginar.
Devotion es sinónimo de experimentación, no solo con los teclados, sintetizadores y guitarras, sino también con los órganos. Conforme escuchas los primeros sonidos de “Wedding Bell”, te darás cuenta de que el órgano no es algo que simplemente se quedará allí. Es algo que seguirá escuchándose durante los siguientes 40 minutos.
Otra cosa que también reflejan aquí, es el fanatismo del dúo por la música de los 60s, los Beach Boys en específico. A partir de esto, retoman ciertos elementos para transformarlos y darles su propia versión, para convertirlos en ese género que hoy se conoce como dream pop.
Luego continúan con sonidos mucho más atmosféricos. Como si todo se tratase de una ceremonia en una iglesia llena de velas donde eventualmente ocurriría algo inesperado: donde ocurrirá la magia. Ese es el recuerdo que te deja “You Came To Me”, el segundo track del disco que invita a la diversión y al amor, pero que además sirvió como precursor de tonos para “Zebra” y “Norway”.
Después está “Gila”, una de las canciones más conocidas de Beach House y que, de principio a fin está plagada de sensualidad. No solo por los primeros sonidos de los teclados, sino por esa voz de Victoria que casi en el coro comienza a dar pequeños gritos y para cerrar el círculo, la guitarra de Scally con movimientos tenues pero igualmente voluptuosos.
Los cortes de Devotion continúan y con ellos el viaje hacia un misticismo que incluso, si prestas atención, notarás que en “All The Years” y “Home Again”, el dúo hace referencia al título del disco y entre líneas mencionan la palabra “devotion”.
A diferencia de lo que tardaron en crear su álbum debut (que fueron dos días), para Devotion Victoria y Alex estuvieron encerrados en las oficinas de Lord Baltimore Recording, un estudio de bajo presupuesto, 10 días. Allí dieron vida a todas esas canciones que escribieron y compusieron en diversos lugares —algunas en el departamento de Alex, en Baltimore—.
En “Heart of Chambers”, Scally hace uso de otros aditamentos tales como el triángulo, tambor y una coctelera. “D.A.R.L.I.N.G.”, por otra parte, fue grabada con un teclado Korg que como lo contó Victoria en entrevista con Vinyl Me, se convirtió en su principal instrumento de grabación. Y no lo han soltado desde entonces.
En cuanto a la portada del disco, la fotografía fue tomada por Natasha Tylea, quien fue al apartamento de Victoria para ambientarlo y darle un sentido a ese material del que ahora entendemos su significado. En una mesa redonda, aparecen Victoria y Alex sentados frente a frente. En medio de ellos, está un pastel que dice “Devotion” y velas encendidas. Todo esto, según relata la misma Legrand, es una reminiscencia a una de sus portadas favoritas de The Mamas & the Papas, otra banda famosa de los 60. Pero si miras de cerca la foto, te darás cuenta de las expresiones de Victoria y Alex que son… un tanto ambiguas, sin sentido pero que para ellos, muy en el fondo, fue el preámbulo de algo maravilloso.
Beach House no se formó en la era del internet. Devotion tampoco. Con este disco, la dupla de Baltimore tuvo tiempo para cometer errores y aprender de ellos. También usó esos elementos de su vida cotidiana: en el caso de Victoria, prestó su departamento donde vivía con su novio, mostró a su gato negro y partes de su decoración. Además, para no perder sus ingresos seguros seguía trabajando en un restaurante. Alex por otra parte, fue el reflejo de su creatividad, de su amor a la música, del odio de sus vecinos por hacer demasiado ruido y por poner todas sus esperanzas en este disco para que finalmente dejara de trabajar como carpintero en la constructora de su papá.
Ambos pusieron sus esperanzas, sus sueños y sus mentes creativas en esto. Ambos dieron como producto Devotion: un disco que como ellos mismos lo dicen, es el reflejo de dos soñadores, juntos en un mundo de ensueño. Pero que también, fue el principio de su evolución musical, de sus composiciones, de sus performances; su incursión al internet y a las redes sociales. Es el preámbulo a la construcción de una base de seguidores que fue creciendo en los años siguientes.
Devotion fue crucial para la carrera de esta dupla. Fue “esa parte de su historia, de su unión”. De algo que puede que ahora ya haya quedado en el olvido, incluso para ellos mismos, pero que para la música, para sus fans, continúa presente.