Daniel Johnston es una de las figuras más conmovedoras de la música de Estados Unidos de las últimas décadas, no sólo por su calidad musical, sino por toda la carga de emociones que sus obras contienen y que, con gran genialidad, logró condensar. Sus canciones son breves pasajes de delirio, amor, terror y soledad.
Admirado por Kurt Cobain, Beck, Tom Waits, Calvin Johnson y el líder de Eels, Mark Oliver Everett, entre muchos otros, Daniel Johnson logró crear una amplía discografía, la cual vale la pena revisitar… no sólo por superar en número a la de The Beatles –como él presumía– sino porque al hacerlo se pueden hallar melodías que, casi inexplicablemente, taladran hasta llegar a lo más interno , para luego quedarse alojadas por laaaaargo tiempo. ¿No lo creen? Escuchen estas sugerencias.
“The story of an artist”
Confesional como casi siempre fue, Daniel Johnston declara en esta canción sin el menor empacho “sí, soy un artista” y cuenta cómo fue su crecimiento hasta considerarse como tal. Algo que no es nada rebuscado, dado que desde temprana edad supo que lo suyo, lo suyo, era la expresión por cualquier vía. Musicalmente, mejor, no importando su limitada destreza con los instrumentos, como aquí puede escucharse.
“Some things last a long time”
Otra cancion en la que Daniel Johnston aporrea el corazón con notas de piano, su singular voz y, sobre todo, con su destructiva lírica. “Algunas cosas duran mucho tiempo”, dice… y no refiriéndose a la felicidad (como se puede interpretar a la primera), sino al vacío que queda cuando ésta se ha ido. Lamentablemente cierto.
“I had lost my mind”
Gran parte de su obra tiene registros de los transtornos mentales que se le diagnosticaron desde muy temprano. Y, como quedó plasmado en el documental The Devil and Daniel Johnston, parece que, a medida que su condición fue explotando, también lo hizo su creatividad. Esta canción es ejemplar: inicialmente fue grabada de manera rústica (como muchas de sus canciones) y, años después, pulida, dando como resultado una obra que vuela la cabeza con su singular y ácida psicodelia.
“I had a dream”
Dicen que, ya envuelto por todos sus demonios, Daniel Johnston daba muestras de lucidez cuando subía al escenario,; sin embargo, como sucedió en su tropezada, pero hermosa presentación en México, a veces ni siquiera… o quizás sí, sólo que había que poner mucha atención. “I had a dream” es una canción bella, que por veces parece caer en el hueco creado por la forma en que Daniel Johnston canta y golpea el piano, pero es casi al final donde sucede lo mágico. Sólo hay que poner atención para notar su luminosidad.
“True love will find you in the end”
La carta de presentación de Daniel Johnston. Infaltable en sus conciertos y en cualquier lugar en que se hable de este maravilloso cantautor. Sólo una voz que parece ofrecida desde lo más celestial y una guitarra hueca fueron necesarias para crear una obra que sirve para hacer creer que, de verdad, lo bueno llegará a pesar de todo. Una mensaje de esperanza un tanto desesperanzador, tomando en cuenta de quien viene… o que quizás explica que el amor está no en la persona que se busca, sino en el proceso de búsqueda.
Bonus: “Walking the Cow”
Otra de las clásicas. Una canción que parece obra de un niño y, por ello, envuelta en inocencia y una siniestra ternura. Daniel Johnston en su estado más puro: acompañado de órgano que parece piano de juguete y cantando una letra en la que expresa a placer su confusión ante la vida. Rolota.