Aaron Bruno, mejor conocido por su proyecto de rock electrónico AWOLNATION, aceptó nuestra invitación para catar el café de Buna 42, una nueva cafetería ubicada sobre la calle de Orizaba, en frente de la Plaza Río de Janeiro de la colonia Roma. El músico de Los Angeles estuvo de visita por la Ciudad de México hace un par de semanas para promover su material más reciente, Run, incluyendo su nuevo sencillo “I Am”.
A Bruno le dimos de probar tres cafés recomendados por los baristas del local: un café de olla, un espresso con tonic, y un shakeratto, un espresso frío con sabor a vainilla. “Esto es bastante intenso y… dulce,” dijo el artista que por lo regular prefiere el café negro. “Pero esto se ve divertido. Va a ser una maravilla si no pierdo la cabeza esta noche.” Al final de la entrevista, Bruno nos dijo que su favorito fue el café de olla, el cual nunca había probado en su vida.
¿Ahora que has tenido más tiempo para darte una vuelta por la Ciudad de México ¿crees que existen más similitudes que diferencias entre el estilo de vida urbana de Estados Unidos y el de México?
Hay muchas similitudes, seguro. Digo, no he tenido tiempo suficiente para poder darte una respuesta apropiada. Muy al estilo de Los Angeles, tienes toda esa metrópolis, y luego vas a una zona como Silver Lake donde encuentras cafeterías hip y agradables como ésta. De alguna manera, esto parece ser el Silver Lake de la Ciudad de México. Me acaban de llevar de compras por esta calle, compramos unos tenis, comimos lunch con cerveza lo cual fue increíble. Digo, la última vez que vine para tocar en el Corona Capital, nos quedamos en un hotel que no estaba cerca de nada, por lo que no pude ver ni madres. Pero luego del show de anoche, la cena que tuvimos, el lunch de esta mañana, y esto que estamos haciendo, me parece mucho más ameno y cool. También mucha de la arquitectura y el diseño es muy hermoso y agradable mientras voy caminando por la calle, y son detalles que me hacen sentir en casa.
¿Crees que es muy estresante el típico itinerario de llegar al aeropuerto, y de ahí al hotel, luego al foro, del foro al hotel, y del hotel de regreso al aeropuerto?
Claro, no es muy divertido. Pero cuando estás en el escenario y estás compartiendo ese momento con miles de personas, y conectar con ellos el escuchar cómo corean tus letras es algo que justifica las frustraciones del viaje. Pero sabes, los aeropuertos son los peores lugares en el mundo. Odio tanto el tener que volar, especialmente internacional, cuando debes pasar por aduana y a veces te detienen, es algo aterrador. Pero ahorita me siento como en casa. Yo crecí en California, muy cerca de Baja. Claro, no estoy diciendo que Baja es lo miso que esto, pero si me familiaricé mucho con la cultura mexicana, quizás más que otras personas en los Estados Unidos, por vivir tan cerca a la frontera. Cuando era muy joven iba con mis amigos a buscar playas donde surfear en Baja -uno de mis mejores amigos es mexicano también- y esa cultura se me pegó. La comida es increíble, y todos parecen muy amables y dulces contigo… y no estoy tratando de lamer botas porque voy estoy de visita, pero se aprecia una humildad en la gente de aquí que no sientes en Estados Unidos.
Ahora que han transcurrido algunos meses desde que salió tu disco más reciente, si lo escuchas ahora ¿hay algo en Run que te gustaría -si pudieras- agregar o quitar?
No, no hay nada que cambiaría. Hay un par de canciones que no hicieron el corte, algunos los llamarían B-sides, pero yo pensé que eran temas que no tenían sentido en la secuencia. En retrospectiva, ta vez reconsideraría agregar alguna de esas canciones en el tracklist, y tener una canción más en el disco, o cambiar el orden de las canciones, pero eso es lo más difícil. Siempre tengo una buena idea de cómo quiero que empiece o termine, pero llenar los huecos en medio es lo más complicado. Tal vez cambiaría la estructura un poco, pero no lo sé. Prefiero no quedarme mucho en el pasado, y solo tratar de mejorar para lo que viene. Uno puede perder la cabeza en estas cuestiones.
¿Cómo fue la transición del disco al escenario? ¿Tuviste que sacrificar algo en el proceso?
Si, por supuesto, definitivamente hay algunos sonidos que no puedo recrear en vivo, ni tampoco quiero. Y no son pocas las bandas que tocan en vivo con el apoyo de una pista -al estilo Milli Vanilli-, ya sea con sonidos y vocales que nadie está interpretando sobre el escenario. Hay ocasiones en el pasado cuando tuvimos algunas pistas de apoyo porque no teníamos otra opción, y no sabíamos bien lo que estábamos haciendo. Pero ahora todo lo que escuchas está siendo interpretado en vivo. No creo que la gente que viene a estos shows desea escuchar todos los sonidos tal como se escuchan en el disco, porque en tal caso tendríamos que ser como Arcade Fire, con doce personas sobre el escenario. Se ve muy padre pero no puedo costearlo. Es divertido encontrar nuevas formas de llenar los huecos ya que disfruto ver cómo cobran vida estas canciones de una manera distinta a lo que la gente esperaba. El álbum en realidad es solo una promoción del disco, como una cápsula de tiempo.
¿Nos puedes mencionar a cinco músicos que admiras?
Claro. Jeff Lynne de ELO ya que como productor, porque yo soy un productor también, es mi principal inspiración. Kurt Cobain, Jonny Greenwood, guitarrista de Radiohead, Thom Yorke obviamente. Michael Jackson, Prince, ahí van seis o siete, creo. Los Flaming Lips, no los puedo dejar fuera. Digo, son bastantes los que puedo nombrar. ¿Sabías que Jeff Lynne está de regreso con ELO? Ya escuché las primeras dos canciones del disco. No son mis canciones favoritas de ELO pero son lo suficientemente buenas para saber que va a ser un disco genial. He tratado de buscar una manera para que se fije en mi desde el primer día y en casi todas las entrevistas busco una razón para decir su nombre y avisarle de que quiero trabajar con él. Pero él trabajó con los Beatles, trabajó con Tom Petty, reinventó a Roy Orbinson. Es mi héroe.
FOTOS: Rafael Rosales