Texto Almondomi
8:15 de la noche, Residente sobre el escenario. La gente poco a poco se reúne para ocupar los 10 mil lugares del Auditorio Nacional. Y después de las rimas de PJ Sin Suela, Residente comienza su gira en la Ciudad de México.
Y así como Calle 13 tenía un imán para convocar, son pocos los asientos desocupados que no están deshaciéndose a gritos para recibir a René Pérez… Aparece en el escenario después del palpitar de un corazón en la pantalla. La canción abridora, “Somos Anormales”.
¡Soy Anormal! – y así como la multiculturalidad de este tema y primer sencillo de su debut, en la banda que se presenta con él tocan músicos de distintos lugares como Alemania, Puerto Rico, California, Marruecos, Chicago, Argentina, haciendo muy amorfo el show.
“Imperfecciones en to’ los lugares, cicatrices, jorobas, lunares. Juanetes en los dos pies”.
“Baile de los pobres” y “El Aguante”… no hay nadie en sus sillas: todos mueven las manos, pa’ rriba, pa’ rriba. Residente no ha dicho mucho…
“Oigan Mexico estamos vivos cabrones. Esta canción está dedicada a la humanidad por todo lo que hemos aguantado.”
“Desencuentro” es una canción nueva, no lleva más de tres meses rotando y la está coreando absolutamente TODO el foro. (Spoiler alert, espérenla pronto sonando mucho como canción de bodas).
“Estoy emocionado de abrir la gira acá en México. Al son de la mejor energía, al son del mezcal. ¿Se han dado cuenta que tienen un país cabrón? Y por eso hay que defenderlo, pero de eso hablaremos más adelante…” (Spoiler alert 2, SE LA ULTRA VOLÓ CON ESTO QUE HIZO)
“Y este tema que escribí, lo escribí a la parte de la industria que no me apoya. Se llama ‘Calma pueblo'”
Por supuesto que hay banderas de Puerto Rico y claro que también hay gorras con “[R]s” en letras blancas gruesas. Para los que no sepan, Residente lanzó un disco homónimo Residεntә con base en una prueba de ADN que se hizo. Tuvo detractores, pero aún así y con lo que tenía, se fue dos años a grabarlo.
Desde el escenario suena música proveniente de Ghana, Burkina Faso, Osetia en medio de Georgia, Siberia.
“Atrévete” comienza. Es como una pequeña pausa al discurso social y a temática del concierto, “con ese meneito a mis huevitos le dan ganas de parir como 13 cabritos.” ¡Estamos vivos!
También viajó a países en conflicto bélico: “Sombra” y “Guerra” suenan a la par de imágenes de rifles, rostros arrugados, camuflaje, todo en tonos rojizos y trazos violentos proyectándose en la pantalla.
“Yo quiero ver cuántos están preparados para esto… música maestro.” Comienza “Fiesta de locos” y después ocurre el momento más importante de la visita de Residente a nuestro país.
“A mí me dijeron alguna vez que ya no podía decir cosas cuando viniera aquí, así que traje a alguien más para que las diga…”
Madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa subieron al escenario en pie de lucha. Del 1 al 43 contamos, todo el Auditorio Nacional, mientras derramamos desesperación con ellas, mientras el recinto se llena de una lucecita de esperanza –alguien sí nos está escuchando–. Ellas hablaron, nosotros oímos con atención y con un nudo en la garganta. PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON.
Empieza “Latinoamérica.” Las madres de los desaparecidos permanecen en el escenario. Le regalan un sombrero a René.
“Y del tema de perder un hijo, voy a pasar al tema de tener un hijo… esto es para mi hijo Milo.” “Milo” y “Apocalíptico” terminan el show de Residente para dar continuar con el encore.
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“La vuelta al mundo”, “Hijos del cañaveral” Más de dos horas en el escenario y la gente está fúrica de la emoción. Le avientan regalos, sí también un brasier. Banderas de Puerto Rico, playeras personalizadas.
“El futuro es nuestro” es una canción del nuevo disco que está a nada de convertirse en un hit. Residente pide tomar una GRAN foto a este primer concierto de su gira y grabar un video de la canción. “Por lo que venga y por este instante. A brindar por el aguante.”
En sus redes Residente anuncia que el concierto es sold out (nosotros obvio le creemos). Esto cierra con “No hay nadie como tú” y “Vamos a portarnos mal.” La gente pide más cuando se prendieron las luces, porque después de esta explosión de sentimientos y mensajes, tres horas no bastan.