Seeeee, siempre que son conciertos lo que más se espera es que la banda toque sus hits… y más cuando se trata de The Chemical Brother. Pero igual hay que darnos la oportunidad de vivir en vivo (valga la redundancia) la experiencia de escuchar lo más nuevo… y más cuando se trata de un discazo como el For That Beatiful Feeling.
“The Darkness That You Fear”
La canción que fue para muchos un levantón durante la pandemia. En ese tiempo, uno la escuchaba y no podía no emocionarse hasta las lágrimas imaginando cómo sería cuando, nuevamente, pudieramos estar juntos, bailando. Pues ha llegado el momento: “The Darkness That You Fear” es una celebración que nos prepararon los Chemical Brothers cuando todo se veía bien pin$%&/e feo y oscuro.
“Fountains”
Algo que ya es una frase muy hecha, pero que se tiene que decir siempre que uno se topa con algo como esto: una completa joya. “Fountains” explota de diferentes maneras y envuelve los oídos, de la misma manera en que los muchos ritmos, secuencias y sonidos que dan forma a esta canción envuelven el riff funk de la guitarra que se descubre sólo hasta el final. Y la letra… pura desparrame de psicodelía ácida.
“Goodbye”
Rolón de una emotividad siniestra. El dueto de Manchester hace zumbar los sintetizadores para romper la atmósfera meláncolica con que se inicia y sobre la cual se escucha la profunda voz que no necesita más que decir “Until we meet again / All my love…” para dejar fundido al escucha. Luego volverá la reconsolidación con esos beats que ya son el sello distintivo de Tom Rowlands y Ed Simons.
“Skipping Like a Stone”
La Rolling Stone describió esta canción como llena de una reverberación vertiginosa. Puede que sí. Cayendo sobre Beck y The Chemical Brothers está una cascada de sonidos, que después se disparan en todas direcciones. Todo con una aceleración que levanta el ánimo, tanto como la letra con aires hippies. No podía ser de otra forma: obra de Mr. Beck Hansen.
“Feels Like I Am Dreaming”
Puro house frenético de ése que vuelve locos a los fans de Rowlands y Simons. Casi siete minutos en los que, haciendo honor al título, uno se sumerge en un sueño (ácido) que sube y baja de intensidad, hasta caer en un completo estado letárgico, en el que nos espera la muy hermosa “For That Beatiful Feeling”. Pero ese ya es otro cuento.