El 24 de agosto de 2021 será un día que los fanáticos de la música y el rock nunca olvidarán, pues lamentablemente en esta fecha nos enteramos de la muerte a los 80 años del gran Charlie Watts, el legendario baterista de The Rolling Stones. Por supuesto que de inmediato no se hicieron esperar los mensajes de un montón de bandas y artistas para recordarlo (ACÁ pueden checar algunas reacciones), aunque también surgieron historias sobre este musicazo que estaban perdidas.
Watts siempre se caracterizó por ser uno de los integrantes más tranquilos de la banda –si no es que el más relajado–, pues a comparación de Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones y más tarde Ronnie Wood, él no se caracterizaba por comportarse como un rockstar. Sin embargo, a pesar de su carácter y perfil bajo, no se dejaba y eso lo demostró en una pelea bastante famosa que tuvo con el mismísimo frontman del grupo.
La “pelea” entre Charlie Watts y Mick Jagger
Cuentan las malas lenguas –como las del logo de la banda– que en el año de 1984, The Rolling Stones se reunieron en Ámsterdam para discutir sobre el futuro de la banda, pues como casi en toda su historias, la relación entre los integrantes estaba tensa y no sabían si iban a continuar o lo mejor era separarse. En dicha junta estuvieron presentes todos los miembros, aunque no tenían idea de lo que iba a pasar después entre Charlie Watts y Mick Jagger.
De acuerdo con la revista The Week, quienes citan al fanzine Beggars Banquet, publicación escrita por Bill German que siguió al grupo británico por 17 años y que obtuvo entrevistas y uno que otro material inédito, las cosas se calentaron entre los dos. Para no hacerles el cuento más largo, Jagger se refirió a Watts como “mi baterista”, lo cual por supuesto que no le pareció nada bien: “Nada de esto debería importarte porque sólo eres mi baterista”, dijo el frontman.
“No me vuelvas a llamar tu baterista”
En lugar de contestarle en ese momento, Charlie Watts se quedó callado y luego de la discusión con los demás miembros de la banda sobre qué pasaría con The Rolling Stones, se retiró a su cuarto en el hotel donde estaban hospedados. Según German, el baterista estaba viendo la televisión cuando de repente la apagó, se puso los zapatos y tocó a la puerta de Mick Jagger. Al abrir y sin pensarlo dos veces, le metió un puñetazo en la cara al vocalista.
Ni siquiera hubo un pleito previo de palabras, Watts simplemente lo golpeó y supuestamente le dijo a Jagger: “No me vuelvas a llamar ‘tu baterista’, eres mi maldito cantante”. Después de esto, el bataco de los Stones se retiró a su habitación sin decir nada más. Keith Richards confirmó esta historia, aunque al parecer para el guitarrista las cosas fueron un tanto diferentes a como las documentó Bill German.
La versión de Keith Richards
Según Richards, quien contó esto en su autobiografía de 2010, Life, en 1984, Jagger era una de las personas más famosas del mundo y a su punto de vista, una de las más irritantes. Sin embargo, Charlie era de los pocos que se atrevía a ponerlo en su lugar, sobre todo porque de acuerdo con Keith, él y Mick volvieron de fiesta a las cinco de la mañana y al vocalista se le ocurrió llamar al baterista al teléfono de su habitación solo para molestarlo.
“Le dije que no lo llamara, no a esta hora. Pero lo hizo y dijo: ‘¿Dónde está mi baterista?’ No responde. Colgó el teléfono. Unos veinte minutos después, llamaron a la puerta. Allí estaba Charlie Watts, con un traje, perfectamente vestido, con corbata(…) Abrí la puerta y ni siquiera me miró, pasó por delante de mí, agarró a Mick y le dijo: ‘No vuelvas a llamarme tu baterista’. Luego lo levantó y le dio un gancho de derecha. Mick cayó de espaldas sobre una bandeja de plata con salmón ahumado que había sobre la mesa y empezó a deslizarse hacia la ventana abierta y el canal que había debajo”, contó Keith Richards.
Como haya sido y a pesar de ese encontronazo, los Rolling Stones continuaron tocando juntos y Charlie Watts permaneció hasta sus últimos días como integrante de la banda. Sin embargo, es importante recordar esta historia pues a pesar de su personalidad, no dudaba en defenderse, aunque eso significara darle un buen golpe a Mick Jagger. Eso sí, como siempre se caracterizó, todo lo hizo con muchísima clase, ¿a poco no?
El día en que Charlie Watts rechazó a las conejitas de Playboy
Otra de las anécdotas curiosas sobre Charlie Watts tiene que ver con la vida de rockstar. A diferencia de muchos de sus colegas dentro del rock and roll, pero sobre todo comparándolo con Jagger, Richards y en los últimos años Ronnie Wood, él no andaba en fiestas y mucho menos con mujeres. Al contrario, siempre renegó de ese estereotipo, pues no le encantaba el hecho de que las groupies los siguieran y siempre le fue fiel a su esposa Shirley, con quien se casó en 1964.
Y todo eso lo confirmó cuando fueron los invitados especiales de la mansión Playboy. Resulta que en STP: A Journey Through America with The Rolling Stones, el documental de la gira estadounidense de 1972 el cual fue filmado por Robert Greenfield, se puede ver a la banda en la popular casa de Hugh Hefner; ya saben, pasándola bomba con tragos, una que otra sustancia prohibida y sobre todo, muchas chicas a su alrededor.
Charlie nunca se consideró un rockstar
En lugar de ir corriendo a enfiestar con Keith, Mick y todas esas mujeres, Charlie Watts rechazó pasarla bien con ellas y prefirió divertirse de una manera mucho más sana. En las imágenes se puede ver al bataco de los Rolling Stones alejándose del pachangón para aprovechar la enorme sala de juegos que Hefner tenía en su legendaria mansión, demostrando una vez más que lo suyo no eran los groupies, sino la fidelidad a su esposa y familia.
Sobre vivir fuera de los excesos, Charlie alguna vez declaró: “Nunca he llenado el estereotipo de la estrella de rock”. Y la verdad es que no hace falta sentirse un rockstar para serlo, pues gracias a su talento, Watts se convirtió en uno de los mejores bateristas de todos los tiempos, además le dio a los Rolling Stones la pieza que les faltaba a su sonido para que triunfara y sin él, quizá no tendrían este estilo de vida. Para pensarse, ¿no creen?