Lo que necesitas saber:
Descubre la importancia del teclado y el sintetizador, piezas clave detrás de algunas de las rolas más icónicas de la historia.
Detrás de muchos de los sonidos más icónicos de la música moderna hay un instrumento que cambió las reglas del juego: el sintetizador. Lo que comenzó como una curiosidad tecnológica que había en los grandes estudios, terminó convirtiéndose en una herramienta creativa capaz de llevarnos a otra dimensión con solo unas cuantas notas.
Más que acompañar rolas, el sinte se volvió protagonista, capaz de darle identidad, emoción y hasta un sentido de aventura a la música. Con sus texturas espaciales, bajos envolventes y melodías imposibles de lograr con instrumentos tradicionales, el teclado electrónico abrió un universo de posibilidades que sigue expandiéndose hoy en día.

Su importancia no solo se mide en la cantidad de hits que ha impulsado, sino en cómo transformó para siempre la forma en la que entendemos y sentimos una canción. Y si no nos creen, a continuación les mostramos algunas rolas que sin el sonido del sintetizador o un teclado, probablemente jamás hubieran llegado a nuestros oídos.
10 canciones que no serían lo mismo sin el sonido del teclado o sintetizador
The Beatles – “Strawberry Fields Forever”
Antes de que existieran los sintetizadores como los conocemos y desde discos como Revolver o Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, The Beatles ya estaban jugueteando con máquinas que parecían mágicas. Para darle vida a la atmósfera soñadora de “Strawberry Fields Forever”, Paul McCartney usó un Mellotron —una especie de primer intento de sampler— para tocar esos acordes de flautas tan icónicos e hipnóticos.
Fue George Martin quien terminó mezclando dos tomas distintas del track, ajustándolas manualmente de velocidad y tono como el enorme genio que era en el estudio. Gracias al Mellotron, los Fab Four no solo le dieron vida a la vibra psicodélica de la rola, también abrieron una nueva etapa experimental para el rock. Sin esas texturas extrañas y nostálgicas, este clásico simplemente no sería el mismo viaje.
The Doors – “Light My Fire”
Aunque The Doors no usaron sintetizadores como tal en “Light My Fire”, sí le mostraron al mundo el poder de los teclados como los adelantados de su época. Ray Manzarek armó el riff clásico de la rola en un órgano Vox Continental, y al mismo tiempo tocó la línea de bajo en un Fender Rhodes Piano Bass. Dos teclados a la vez… porque ¿por qué no?
El resultado fue esa vibra mística y sensual que convierte a esta canción de la banda de Los Ángeles en una de las piezas más épicas y alucinantes del rock clásico. Sin el sonido juguetón y casi de otro mundo del Vox, esta rola no tendría ese feeling ácido que la convirtió en emblema de la música de los 60.
The Who – “Baba O’Riley”
A inicios de los 70, The Who en una nueva ópera rock futurista llamada Lifehouse y, de ahí, Pete Townshend se clavó con los sintetizadores. Después de todo, descartaron el proyecto y se enfocaron en crear un nuevo disco que más tarde conoceríamos como Who’s Next, donde viene una de sus rolas más famosas: “Baba O’Riley”.
Para esta canción, Pete programó el riff que conocemos en un órgano Lowrey, que soltaba secuencias de notas automáticamente, y después pasó todo por un ARP 2600, un sintetizador semi-modular que era innovador en aquella época (básicamente, estaba poniendo las bases del EDM). Ese arpegio infinito y no solo es el corazón de la rola, pasó a ser uno de los riffs electrónicos más legendarios de la historia del rock.
Pink Floyd – “Shine On You Crazy Diamond”
Pink Floyd sabía cómo usar sintetizadores que, a pesar de ser máquinas, se sentían con mucha humanidad y sentimiento. En “Shine On You Crazy Diamond”, Rick Wright utilizó un Solina String Ensemble y un Minimoog para envolvernos en capas de melancolía pura, como si flotáramos en el espacio recordando a un amigo perdido (Syd Barrett, claro).
El sintetizador aquí no solo llena los huecos de silencio, lleva el alma completa de la canción. Cada nota modulada que salió de las manos de Wright se siente como un funeral cósmico, inmenso y, sí, absolutamente devastador combinado con los demás instrumentos.
Eurythmics – “Sweet Dreams”
Después de terminar su relación amorosa y casi rendirse como dúo, Annie Lennox y Dave Stewart se encerraron a grabar en su mini estudio casero. Con un Roland Juno-6 y una caja de ritmos Movement Systems, como Eurythmics crearon uno de los beats más icónicos de los 80s: oscuro, minimalista y poderosísimo.
El bajo sintetizado en “Sweet Dreams” y los teclados alrededor son la clave en toda la canción. Sin esa vibra mecánica y ese loop hipnótico, no tendríamos este clásico de la música pop que se siente tan frío y sexy a la vez. Una verdadera maravilla que no se podría entender si le quitamos esos sintes.
Europe – “The Final Countdown”
El riff de “The Final Countdown” nació como una simple intro para los conciertos de Europe, pero fue tan increíble que terminó siendo el gancho principal de esta rola. Mic Michaeli lo escribió años antes y lo armó en un sintetizador Roland JX-8P, superponiendo un preset de metales sintéticos de un Yamaha TX816.
El resultado fue algo que sonaba gigantesco. Esa vibra galáctica no solo define la canción, le da todo ese aire épico y casi de ciencia ficción que hace que en cada concierto o lugar en donde se escucha, se sienta como la melodía que anuncia el fin del mundo o el principio de algo aún más grande.
Van Halen – “Jump”
Cuando Eddie Van Halen le mostró a la banda una melodía que hizo en sintetizador Oberheim OB-Xa, algunos miembros de la banda no estaban tan seguros. ¿Hard rock con teclados? ¿Qué locura era esa? Sin embargo, el icónico guitarrista se aferró y que bueno, porque terminó creando uno de los riffs más inolvidables de todos los tiempos.
El sintetizador aquí no es una mera decoración para acompañar a la guitarra, el bajo y batería, prácticament es el alma de “Jump”. Ese sonido potente, alegre y un poquito rebelde rompió esquemas y redefinió cómo podía sonar el rock en los 80, retando a las bandas de la época a experimentar con estos instrumentos.
A-ha – “Take on Me”
Después de varios intentos fallidos (y de casi rendirse), A-ha consiguió crear la versión definitiva de “Take On Me” con ayuda del productor Alan Tarney. Usaron sintetizadores como el legendario Roland Juno-60 y el Yamaha DX7 para crear ese riff pegajoso y famosos que parece llevarnos por un viaje pop optimista.
Ese sintetizador no solo se encargaba de conducir toda la melodía principal, es la parte más importante de toda la canción. Si le quitamos ese brillo enérgico que nos transmiten esas notas, “Take On Me” no habría llegado tan lejos ni mucho menos la consideraríamos dentro del soundtrack ochentero definitivo.
Michael Jackson – “Thriller”
Quincy Jones y Michael Jackson querían que “Thriller” sonara como una película de terror que no solo asustara al público, también hiciera bailar a cualquiera. Para eso, experimentaron con un montón de capas de sintetizadores como el Yamaha CS-80, Prophet-5 y Jupiter-8, las cuales juntaron y dio como resultado algo alucinante.
Todo esto tocado por Rod Temperton y Brian Banks, y mezclado por Bruce Swedien, dio como resultado una de las rolas más icónicas de todos los tiempos. El sintetizador no solo ambienta, te mete en un universo de zombies bailando. Gracias a esos sonidos misteriosos y ese bajo sintético, “Thriller” es mucho más que una canción, es un fenómeno cultural.
New Order – “Blue Monday”
Buscando crear una canción que pudiera sonar eternamente en una pista de baile, New Order programó sus sintetizadores Moog Source y Emulator I, mientras armaban un beat básico en la caja de ritmos Oberheim DMX. Curiosamente, mientras jugaban y buscaban el sonido que querían, ocurrieron algunos errores en la programación que terminaron dándole ese groove tan único.
Sin el bajo gordísimo y el beat robótico, “Blue Monday” de plano no existiría, no exageramos. Esta rola no solo usa sintetizadores y ya, prácticamente se alimenta de ellos. La banda de Manchester casi creó una plantilla eterna para la música electrónica de pista y que sirvió de inspiración e influencia para un montón de artistas y grupos que vinieron en el futuro.
Hoy en día, hablar de música sin mencionar a los sintetizadores es como hablar de cine sin hablar de la cámara. Desde los 60 hasta el presente, estos instrumentos han sido una herramienta para romper moldes musicales, mezclar géneros y darle voz a emociones que simplemente no se pueden expresar con la voz, una guitarra, bajo o batería.
Así que la próxima vez que escuchen un riff de teclado que les vuele la cabeza o un beat sintético que no los deje parar de bailar, recuerden que los sintetizadores no llegaron para sustituir nada, sino para expandir todo. Y vaya que la música no sería la misma sin ellos.