Sí, deberían ser eternos… y no lo decimos sólo por la cábula que hay entorno a la frase. Seeee, por ahí varias mujeres (y hombres) continúan sabroseando a Saúl Hernández y Alfonso André. Pero, en realidad, grupos como Caifanes (y que provocan lo que provocan Caifanes) no abundan en México. Por eso deberían ser eternos.
Sábado, Distrito Federal y desde que se salía de Metro Velódromo el ambiente era diferente. Y no por hablar del fétido vaho que emana de las coladeras de los alrededores del servicio de transporte. No, había un ambiente festivo. La gente emocionada (abuelos, mamás, papás, hijos, nietos), no importando que muchos de ellos ya los han visto “n” cantidad de veces. Son Caifanes: los güeyes que se ponen en las fiestas, que son covereados en todos los bares, los que patéticamente baila Salinas Pliego cuando se quiere poner fresco, los que cantan ésa que le dedicas a quien amas, los que una gran mayoría escucha desde hace quién sabe cuánto.
Al inicio todo era ir por chelas, hacer la ola y saludar al omnipresente Chava Rock. Pero después de que pasaron las 20:30 (hora marcada en el boleto), la rechifla al interior del Palacio de los Deportes se hacía sentir cada que terminaba la canción de fondo. Fue mientras sonaba “Steady as she goes” de The Raconteurs que el sonido se cortó de repente, las luces se fueron y en el escenario aparecieron Los Caifanes originales que siguen en esto.
Saúl Hernández, Alfonso André y Diego Herrera empezaron ofreciendo desde un rinconcito versiones desnudas de “Antes de que nos olviden”, “Metamorféame” y “Quisiera ser Alcohol”, con recitación de poema de Octavio Paz y “No importa” (la primera de Jaguares de la noche) colándose sin reclamo alguno. ¿Cuándo harán una sesión así ellos solitos (guitarra, batería mínima y piano)?
Los Caifanes deberían ser eternos, porque pocas bandas mexicanas (si no es que ninguna otra) hacen que desde la primera, hasta la última canción sea cantada por el público a niveles ensordecedores. Incluso la muy reciente “Sólo eres tú”. Aunque nada comparado cuando comenzó la avalancha de éxitos (ahí ya acompañados por bajo y guitarra eléctrica, agrupación completa): “Miedo”, “Nubes”, “Para que no digas que no pienso en ti” y la muy querida “Debajo de tu piel”, fueron algunas de las que, para delirio del público, siguieron en el interminable setlist que armó la banda que, esta vez (por suerte), se olvidó de esos extensos discursos que ya se habían hecho costumbre. Caifanes “salió a lo que salió”, dicen los clásicos.
Porque, si algo importante se tenía que decir, se dijo con música: dejando sonar el himno feminista “Canción sin miedo” y tocando “Ayer me dijo un Ave”. La primera, para denunciar la terrible ola de feminicidios en México: “Necesitamos más hombres y menos machos”, dijo Saúl Hernández sólo para que el mensaje de la canción de Vivir Quintana quedara claro. La segunda, para recordar que muchos de los presentes en el Palacio ya van de salida y hay que cuidar a los más jóvenes e indefensos. Coreando repetidas veces “para que nadie te haga daño” se hizo un masivo nudo en la garganta: momento que erizó la piel y que sirvió para ver el notable número de niños presentes en el inmueble.
Fuera de esa parte del concierto, lo demás fue una locura. Literalmente. Con canciones con letras delirantes envueltas del new wave azteca que destilan “Cuéntame tu Vida”, “Viento”, “Mátenme porque me Muero”, “Miércoles de Ceniza” y “Te estoy Mirando”, estas dos últimas desempolvadas del repertorio, ya que desde hace años que no eran tocadas. Obvio, los más fans las recibieron hasta con lágrimas en los ojos, las cuales se secaron al momento de danzar frenéticamente al ritmo de “De Noche Todos los Gatos son Pardos” y “Afuera”.
Los Caifanes deberían ser eternos para seguir escuchando cómo la multitud canta a grito pelado las de Juan Gabriel, tal y como se cantó “Te lo pido por favor”, mientras en pantalla aparecía el extravagante “Divo de Juárez”. Ésa fue una de las últimas de la noche, antecedida de un único encore que se rompió con la íntimamente intensa “Hasta Morir” y la festiva “Aquí no es Así”, donde Saúl Hernández le sembró un recuerdo imborrable a dos fans, al subirlos al escenario para cantar con él.
Y así fue Caifanes anoche en el Palacio de los Deportes. Una noche que se ha repetido varias veces por varios años, con “La Célula que Explota” y “La Negra Tomasa” como tradicional cierre y con “Imagine” de John Lennon como colofón. Y sí, los Caifanes deberían ser eternos, para que por muchos años sigan anunciando shows y que la gente diga “mmm, pa’ qué, si tocan lo mismo”, “ya, que se retire Saúl”, “¿Caifanes? pero si les falta Marcovich”… pero, luego de aventarse a ir, salir y decir “estuvo chingón, todavía se rifan. Los Caifanes deberían ser eternos”.
(… y para que esas personas tan queridas que nos han despertado nuevamente el gusto por su música los puedan ver por primera vez).
Setlist Caifanes 5/11/2022
“Antes de que nos olviden”
“No importa”
“Metamorféame”
“Quisiera ser Alcohol”
“Sólo Eres Tú”
“Miedo”
“Nubes”
“Para que no Digas que no Pienso en Ti”
“Te Estoy Mirando”
“Debajo de tu Piel”
“Sombras en Tiempos Perdidos”
“Detrás de los Cerros”
“Canción sin Miedo”
“Ayer me Dijo un Ave”
“Los Dioses Ocultos”
“Cuéntame tu Vida”
“Viento”
“Mátenme porque me Muero”
“Miércoles de Ceniza”
“De Noche Todos los Gatos son Pardos”
“Aviéntame”
“Afuera”
“Hasta Morir”
“Aquí no es Así”
“Te lo Pido por Favor”
“No Dejes Que”
“La Célula que Explota”
“La Negra Tomasa”