Ayer 5 de septiembre, se celebró el aniversario número 72 de Freddie Mercury, un personaje clave de la música que gracias al poder de su voz, logró convertirse en una leyenda del rock. Su banda, Queen, y el legado de la misma, son la prueba más grande de que la música puede llegar y lograr lo que sea. Otra de las evidencias que nos queda de la figura de Mercury como una pieza central, es la canción “Bohemian Rhapsody”, la cual fue compuesta por el mismo música para el disco A Night at the Opera de 1975.
Esta canción puso al mundo de cabeza por diversas razones. La principal, es que se trataba de una mezcla nunca antes vista de dos géneros, principalmente: el rock y la ópera. Sin embargo, también se convirtió en un elemento clave por la disparidad de opiniones en torno a ella. Mientras la gente la amó –y a la época la sigue amando–, la mayoría de los críticos pensaron que se trataba de algo “horrible”. Pero lo que es un hecho, como comentamos, es que cambió la libertad que los músicos tenían para innovar en su género y de acuerdo a sus capacidades.
Sin duda, “Bohemian Rhapsody” es una de las canciones más representativas de la segunda mitad del siglo XX que ha generado influencia en muchos aspectos, pero también fuera del mundo de la música. ¿La razón? Los elementos literarios y de ópera que trae detrás. Ayer, precisamente en el aniversario de Mercury, 20th Century Fox liberó un clip especial de la cinta Bohemian Rhapsody, protagonizada por Rami Malek, el cual presenta el momento en que Queen grabó la parte más icónica del track: el famoso Galileo. En este avance, el baterista Roger Taylor después de darle a Mercury varios “Galileos”, pregunta quién diablos es ese personaje.
Galileo fue un astrónomo de Florencia que aportó evidencia teórica, con base en sus observaciones a partir del telescopio, a la teoría de Copérnico de que el Sol es el centro del Sistema, no la Tierra como la iglesia católica lo había dicho durante siglos. Luego, está un tal Scaramouche, un personaje básico dentro de la comedia italiana asociada a las figuras del poder de la época. Y por último, está Figaro, protagonista de dos óperas distintas: Las bodas de Fígaro y El barbero de Sevilla.
Estos tres nombres, más la historia detrás de la canción en la que un hombre pobre confiesa su crimen justificándolo con su condición económica, fueron suficientes para que Mercury y Queen marcaran la historia. ¿Y qué hay de la forma en la que grabaron? Sorprendentemente, como aparece en la cinta, Brian May, Roger Taylor y Mercury rodearon un micrófono durante una semana de intenso trabajo en cuanto a la parte de ópera, más dos para terminar la canción de poco más de cinco minutos.
Nadie, ni los miembros de Queen, sabían qué tenía Freddie en mente hasta que terminaron las grabaciones y unieron cada una de las secciones, incluido el riff de guitarra de May que se ha convertido en uno de los puntos más altos del rock. Resulta que este “pedazo”, fue escrito en piano, instrumento predilecto de Mercury; sin embargo, decidieron cambiarlo cuando May dijo que era la oportunidad perfecta de consolidarse como una banda de rock. En entrevista con la BBC, el guitarrista dijo: “Ese gran y pesado riff vino de Freddie, no de mi. Fue algo que tocaba con su mano izquierda en octavas en su piano”.
Mercury, como May confesó en la misma entrevista, no creía que era un buen pianista y por eso dejó de hacerlo en los años que le siguieron a A Night at the Opera. Dicen por ahí que el mismo piano en el que Freddie presentó el riff, fue el mismo que utilizó Paul McCartney para “Hey Jude”.
¿Coincidencia o causalidad?