Lo que necesitas saber:
Tuvieron qué pasar ocho años para que Blur regresara con nueva música. Pero volvieron con 'The Ballad of Darren', su disco más melancólico y maduro.
The Ballad of Darren, el noveno disco de estudio de Blur llega en un año que ha visto a algunos de sus integrantes bastante ocupados sacando música con otros proyectos. Damon Albarn nos cautivó una vez más en el excelente Cracker Island de Gorillaz, Dave Rowntree sacó disco solista y Graham Coxon se embarcó en un nuevo proyecto llamado The WEAVE.
Producido por James Ford (Simian Mobile Disco), productor de Arctic Monkeys (a quienes Albarn alabó recientemente) y Klaxons, el nuevo álbum de Blur se grabó apenas este año, después de que Damon trabajó las canciones a finales de 2022, durante su gira con Gorillaz.
Con el criterio suficiente para mantener intacta la identidad de Blur, a pesar de tener proyectos alternos, la banda coquetea por momentos con las influencias de Gorillaz en rolas como “Barbaric” y “Goodbye Albert”, con más presencia de la guitarra de Graham Coxon, y mensajes que no cabrían en el mundo de fantasía de la banda animada.
Blur nos da un reencuentro esporádico y valioso
En 2022 se cumplieron 25 años del disco homónimo de la banda, y el contraste con el disco que lanzan hoy ayuda a ver en dónde está Blur actualmente. Desde que escuchamos “The Narcissist”, notamos una narración muy reflexiva en la voz de Damon, hablándose a sí mismo sobre el camino recorrido, con un tono de esperanza moderada.
Las colaboraciones que Albarn ha tenido a lo largo de los años le han dejado amigos que ya han partido. Recientemente Tony Allen, y antes el doloroso adiós de Bobby Womack, que ha inspirado canciones de su proyecto solista (“Polaris” ) y de Gorillaz (“Andromeda”). Pero al final, en el primer sencillo de The Ballad of Darren de Blur, Damon canta como una plegaria: “Oh, glorious world, connect us to love, and keep us peaceful for a while”.
Los integrantes de Blur no estaban oficialmente separados antes de The Ballad of Darren, pero la banda apenas ha lanzado dos discos después del Think Tank (2003) y tanto este nuevo disco como The Magic Whip (2015), se sienten como un probable último disco del cuarteto.
Afortunadamente, este disco fue una gran experiencia para una banda con ganas de sentarse y grabar. Dave Rowntree declaró que “Había magia en el aire. Todo lo que intentamos, funcionó”. También reveló en entrevista para NME que pensaron en lanzar dos discos nuevos de Blur, y que al inicio tenían alrededor de 25 canciones.
La solución de Blur a un punto de inflexión a la mitad de sus vidas
Esta banda de cincuentones no desea sonar como sonaban antes, siempre atrevidos y enérgicos, con una crítica social ácida, y nada más se inclinan hacia esa actitud en “St. Charles Square”, la única de las nuevas diez rolas que se distingue por su humor y energía. Un hit clásico de Blur, que será de lo que más nos haga saltar en su próxima presentación en el Corona Capital.
Esta canción es un éxito con toda la paleta sonora de Blur en acción. El riff de Graham Coxon y la letra sincera de Damon lideran, sobre una base sintetizada que rompe en un coro con gritos de Damon, algo que seguramente recuerda a “Slow Down” o el final de “Coping”.
En este decálogo de canciones nuevas, la banda se observa y narra cómo es estar en este punto viendo al mundo en el que crecieron y en el que están ahora. “Far Away Islands” es quizás la muestra más clara del Blur actual, en su primer disco post Brexit: una canción elegante, con cuerdas y la voz frágil de Damon, con el apoyo incondicional de Graham, hablan sobre la sensación de pérdida.
En una nota esperanzadora, esta reunión finaliza con “The Heights”, una canción acústica y potente, en la que notamos uno de los temas reiterados a lo largo de este disco, el aislamiento y la individualidad frente a otros, tanto en lo personal como en lo colectivo. Siempre con el tiempo avanzando, Damon está seguro de que llegará a las alturas, un buen lugar para reencontrarse con alguien, a quien le habla antes de que la canción termine entre ruido blanco.
“We have lost the feeling that we thought we’d never lose, now where are we going?”, escuchamos en una canción que suena contrastantemente alegre con mensaje que transmite, y es que “Barbaric” refleja lo que pasa por la mente creativa de Blur, en lo que es una reflexión que tienen los integrantes de la única banda icónica del britpop que aún lanza música nueva.
La banda de Colchester expresa ahora desde adentro hacia afuera cómo se sienten, contrario a ser testigos de lo que los rodea (como Blur solía hacerlo a mediados de los 90), y con esto sacan de sus mentes creativas sus preocupaciones, ansiedades, y opiniones sobre ellos mismos.
Blur nos trae un disco que se aparta del resto de su discografía
El título de este álbum no es un acertijo: Blur entrega un disco bastante inclinado hacia las baladas, con coros fuertes, y hasta las canciones que se alejan más del tono tienen letras profundas y simples que tendrán especial impacto en los que hemos crecido junto a la banda.
No abundan los momentos en los que Coxon se vuelve loco en la guitarra, pero lo que aporta en el disco es simplemente genial. Como un guitarrista bastante elocuente, “St. Charles Square” se basa en su riff extravagante y distorsionado, “Goodbye Albert” muestra una guitarra tambaleante entre sintetizadores.
La denuncia del malestar de vivir en sociedad, con la sátira que inseparablemente lleva, fue algo muy presente en Blur desde sus inicios, quizás más marcado en Modern Life Is Rubbish (1993) o Think Tank. Pero ahora, The Ballad of Darren presenta un testimonio más nostálgico, que hasta transmite un sentimiento de añorar estar en el pasado, aunque no fuera ni cercanamente perfecto.
El concepto del britpop siempre fue un límite para explicar todo lo que es Blur. La banda es mucho más experimental, en Parklife tiene interludios que son marchas circenses, Think Tank explora con la electrónica (recordemos que en 2001 salió el disco homónimo de Gorillaz), y uno de sus más grandes éxitos, “The Universal”, se aparta por completo del pop tradicional.
Ahora, Blur explora lugares nuevos, como “Russian Strings”, casi folk, elegante y con arreglos en sintetizadores, pero podemos notar la influencia directa de Lou Reed, y por momentos en el disco, del David Bowie más serio.
Damon Albarn, como uno de los pocos genios cambiantes de nuestra era, logra quitarse la máscara de 2-D absolutamente, y en un tono más serio, y personal pero no tan espiritual y abstracto como el de su proyecto solista, se encuentra con su rol como líder de Blur. Hablando desde la experiencia, no esperamos más crónicas de noches de baile y borracheras, sino un recuento a la mitad de sus vidas.
En “Avalon”, suena una sección de metales, conviviendo con guitarra distorsionada y piano, con una letra que habla sobre alcanzar una tierra prometida, y ver las cosas más realistas, incluso, ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.
Con el catálogo existente de Blur, The Ballad of Darren llega a complementar muy bien lo que escucharemos en esta gira de la banda inglesa. Con baladas potentes y algunas de las letras más llegadoras del cuarteto, el disco nos cautiva y nos deja con un ánimo optimista, como lo expresa a lo largo del disco Damon Albarn.
Para celebrar el lanzamiento de The Ballad of Darren, Blur se lució con muchas ediciones físicas y mercancía que festeja la reunión de la banda, y pueden encontrarla en su página oficial. Sin embargo, este disco solo aumenta nuestra emoción por volver a verlos en México con música nueva bajo el brazo.