Casi sin proponérselo, el festival Coordenada se transformó en un portal del tiempo a los 90, luego de que en días recientes Foals y The Raveonettes les quedaran mal a los organizadores y a sus fans tapatíos, citando los tan temidos “motivos médicos.” Sin dos de sus actos principales -y con tan poco tiempo de anticipación- el festival se vio obligado a girar la mirada de Europa a Estados Unidos, para que alguien de por allá lo pudiera sacar de serios apuros. Entran triunfantes en la escena los Dandy Warhols, el único acto gabacho en el cartel, que llegó al rescate de Guadalajara, y de paso, redimirse luego de una desastrosa actuación en el SALA del DF allá por febrero. Y por “desastrosa” no estoy exagerando. Fue HORRIBLE.

Los Dandy Warhols que vimos anoche, en cambio, fueron una banda profesional, que no tuvo que lidiar con fallas técnicas a cada paso, y que se desempeñó sobre el escenario a la perfección. El único problema fue el público. Poca gente parecía consciente de quién estaba tocando. No me sorprendería que muchos mal enterados todavía estaban a la espera de que salieran los Raveonettes por ahí, tomando en cuenta de que sus nombres aun figuraban en los programas y las camisetas con el line-up, pero eso se les pasa por no seguir la sección de música de Sopitas.com, jo jo jo.

Los Dandys nos dieron un recorrido por algunos (no todos) de sus éxitos noventeros, incluyendo “Not If You Were the Last Junkie on Earth”, “We Used to Be Friends”, “You Were the Last High”, y “Bohemian Like You”. Ok… técnicamente algunas de esas canciones son de inicios de la década anterior, pero su sonido es totalmente 90s. A pesar de ser una banda estadounidense, sus influencias se remiten más al britpop que al grunge, con fuertes toques psicodélicos en la fórmula. En fin, ya cuando se empezó a escuchar “Bohemian Like You”, pareció que al público le empezó a caer el veinte de quiénes eran estos Raveonettes hippiosos (aunque siendo franco, en realidad casi todos estaban ahí para apartar su lugar con Blur).

El festival Coordenada nos montó tres escenarios en su segunda edición, los dos principales bajo un esquema de “escenarios gemelos”: cuando una banda termina su set en un escenario, otra banda empieza en el de a lado, y así sucesivamente, ahorrándome en el proceso muchos kilómetros de caminatas. Así que, una vez que los Dandys se despedían encantados de la gente (encantados porque todo mundo les ofrecía hierba, según Taylor-Taylor), nuestros viejos camaradas, el Café Tacvba, encendieron las luces por última vez del escenario vecino, sus integrantes vestidos con las ropas tradicionales de una tribu indígena. A riesgo de verme más ignorante que de costumbre, voy a asumir que eran ropas indígenas y hasta ahí lo dejo, quizás alguien en los comentarios quiera señalar de qué cultura son, sin la necesidad de insultar a este pobre y humilde redactor.

Para mi sorpresa, los Cafetos se apegaron a su horario. Al ser una las dos bandas principales en el cartel, tenía la impresión de que iban a tomarse la libertad de alargar su set, y así esparcir más buena vibra a toda la banda de amigos y colegas que los estaba viendo en vivo y en directo desde Parque Traslomas. Pero no fue así. Ni siquiera hicieron encore. Un aplauso por ese profesionalismo. Fuera de ese detalle importante, el grupo arrancó con sus rolas viejitas mejor conocidas, para seguir con la temática noventera tal vez: “Las flores”, “Las batallas”, “Rarotonga”, “Ingrata”, los grandes éxitos del hermoso siglo XX, y de vez en cuando una más reciente, como “Olita de Altamar”.

Lo único que sí es que entre el Café Tacvba y otras bandas anteriores como El Gran Silencio, los pobres Coordenados quedaron tan agotados que cuando Blur por fin tomó el escenario, la gente solo tuvo pila para brincar y bailar por tres canciones. Pobre Damon, hacía todo lo que podía por prender a su numeroso público, que ya estaba en su quinto aire, impulsados ya sea por la adrenalina, los tejuinos, o su necesidad de mostrarle a los chilangos que ellos también podían tener un festival de talla internacional… aunque al final les saliera una temática noventera, ¡porque Guadalajara es Alternativo! acá en la onda con toda la banda loca de chavos y chavas.

En fin, bien podría copy/pastear la reseña de Blur en el Palacio de los Deportes publicada hace un par de días, la misma que ha despertado un apasionado diálogo entre los lectores y un intercambio inteligente de ideas (segúnmecuentan). La banda británica no tuvo ningún conflicto con ofrecernos el mismo setlist, en el mismo orden, aunque seis canciones menos. Podría decirse que nos dieron un set de festival, el cual suele ser relativamente más compacto que el de un solo gig, sacrificando algunos temas oscurones (“Trimm Trabb” ¡nooooooooo!) por los éxitos nostálgicos que todos conocen.

En lo personal, no me molestaría si fuesen a dejar fuera “Song 2” por una canción del Think Tank, la oveja negra en la trayectoria de Blur, pero bueno, Damon y sus amigos nunca antes se habían presentado en Guadalajara -un dato que el vocalista no pasó por alto, agradeciendo la invitación- así que nuestros camaradas tapatíos se merecían un recorrido por los grandes éxitos. Ya una vez que Blur regrese por tercera vez en tres años, entonces ahí sí podrán exigir temas como, no sé, “Trouble in the Message Centre” o “Wonderwall”. Eso sí, como era de esperarse, la percepción individual de un concierto cambia bastante cuando estás pegado a las vallas de seguridad, en contraste con verlo desde los palcos del Palacio, a cientos de kilómetros de distancia. El show en sí es el mismo, pero uno lo disfruta más en la pista, mientras Damon te bendice con su agua embotellada.

Estos fueron los actos principales de “Guadalternativo” (o “Alternajara”, pero ninguno pegó) pero estén al pendiente ya que más tarde les vamos a traer la galería de fotos del festival y los mejores (y peores) momentos de Coordenada 2015, siempre y cuando no pierda la consciencia por agotamiento.

T: @ShyTurista
F: @MonnCastro

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