No tenemos la menor duda de que Björk es una de las artistas más importantes e influyentes de los últimos tiempos. Gracias a ella, inspiró muchas mujeres para empezar a componer su música y con el paso de los años nos ha demostrado de lo que es capaz pero, ¿es posible que después de tantos discos y una carrera tan enorme como la suya, nos pueda volver a sorprender con un nuevo álbum?

Bueno, pues aunque no lo crean la respuesta es afirmativa. Luego de casi cinco años del lanzamiento de Utopia y la gira de conciertos que dio para presentarlo –que incluso pasó por nuestro país–, la artista islandesa está de vuelta con su décimo material discográfico, el cual lleva por título Fossora, un álbum que describió con “un sonido terrenal y orgánico” donde una vez más, reinventa y por si esto no fuera suficiente, nos muestra su lado más personal hasta la fecha.

Björk tocando en Noruega/Foto: Santiago Felipe

Björk nos vuelve a sorprender con ‘Fossora’, un disco que nos lleva de lo terrenal a lo místico

El disco abre con “Atopos”, el primer sencillo que nos tomó por sorpresa. ¿La razón? Bueno, pues es un tema en donde entendemos por qué Björk definió este proyecto como “techno biológico”, pues realmente eso es esta rola. Junto al productor Kasimyn, del dúo indonesio Gabber Modus Operandi, creó una melodía llena de bajos pesados combinados con seis clarinetes donde la cantante nos dice que a pesar de las diferencias que podemos tener, la unión es más fuerte que todo.

Las cosas se calman cuando comienza a sonar “Ovule”, una canción que cuenta con la participación de El Guincho (sí, el mismo que trabajó El Mal Querer junto a Rosalía) y se nota mucho la mano que le metió el productor español, pues el beat –un tanto lento pero hipnótico que– es su sello y nos recuerda un poco a lo que ha hecho con la catalana. Aquí, la artista islandesa (además de acercarse al género urbano) nos regala su curiosa visión del amor, algo que en contadas ocasiones nos ha dejado ver a través de su música.

En un álbum, a veces es necesario un descanso, sobre todo si es muy largo y se incluyen varias canciones. Y eso nos lo da Björk con “Mycelia”, rola en la que mezcla varias armonías vocales que poco a poco se van transformando en un ritmo frenético. El recurso de las voces es uno de lo más frecuentes en Fossora y alcanza su nivel más alto en “Sorrowful Soil”, donde la acompaña un coro que nos regala una momento casi celestial. Sin duda, esta rola es una verdadera maravilla y que seguro sonará espectacular cuando presente este disco en vivo.

La artista islandesa se abre por completo para mostrarnos su lado más personal

“Ancestress” es quizá, la rola más personal de todo el disco. Y no lo decimos a la ligera, pues se trata de una melodía melancólica donde la artista le rinde tributo a su madre, la activista Hildur Rúna Hauksdóttir que murió el 25 de octubre de 2018. Esta canción es bellísima y emotiva, ya que además de colaborar con su hijo, Sindri Eldon, es una carta de amor a su mamá y en cuya letra, narra desde su punto de vista la historia de la mujer que no solo la trajo al mundo, sino que también le enseñó muchas cosas sobre la vida.

Un órgano eléctrico se hace presente en “Fagurt Er í Fjörðum”, otro tema que sirve como intermedio –pues dura unos cuantos segundos– pero que nos impactó por lo íntima y dulce que suena la voz de Björk. Volvemos a los clarinetes profundos en “Victimhood”, donde estos instrumentos toman el protagonismo y que con el paso de los minutos, su sonido se va tornando inquietante. Pero todo esto se rompe casi a la mitad, cuando aparece un beat intenso que nos regresa a esa visión techno que Fossora nos presentaba en el inicio.

Björk no podía olvidar el toque mágico e hipnótico en este disco

La orquestación mágica de “Allow” nos lleva de vuelta a la época de Utopia. Y esto para nada es queja, ya que disfrutamos muchísimo cuando la artista islandesa nos envuelve en ese mundo místico donde parece que vive junto a su música. Solo que en esta ocasión, además de escuchar su voz, también la acompaña la cantante noruega Emilie Nicolas, dando como resultado una combinación alucinante.

Lo mismo pasa con “Fungal City”, en donde Björk colabora con el músico estadounidense serpentwithfeet, quien sobresale en los coros mientras la artista realmente nos hace sentir como si estuviéramos en una ciudad llena de hongos. Pero ojo, que la calma que nos transmitía esta canción se ve interrumpida con un ritmo estresante que aparece a la mitad para mezclarse de manera interesante con las flautas y violines.

El cierre del álbum es un gran balance entre los sonidos orgánicos y perfectos

Acercándonos al final de este viaje, “Trölla-Gabba” con Kasimyn nos vuelve a crear tensión con armonías vocales inquietantes y un beat sombrío. Aunque eso no dura mucho, ya que “Freefall” llega para relajarnos y perdernos entre los pizzicatos de violín y la voz de la islandesa, los cuales arman un ambiente de calma impresionante. Todo esto sirve como puente para “Fossora”, la canción que le da título al álbum y que está llena de elementos fascinantes, pues en ella aparece el balance perfecto entre la música electrónica y la orgánica que cierra con varios minutos de un ritmo industrial asfixiante.

El disco termina con “Her Mother’s House”, una hermosa melodía donde Björk comparte voces con su hija, Ísadóra Bjarkardóttir Barney y ambas brillan por completo, un momento sumamente especial e íntimo entre las dos en donde una vez más, homenajean a la madre de la artista islandesa. Pero también hay que destacar la sección de vientos, la cual suena brutal y las acompaña hasta el cierre.

Portada del nuevo disco de Björk. Foto: vía Instagram.

Con Fossora, Björk una vez más nos demuestra que sigue a la vanguardia y como punta de lanza en la industria musical. Continúa innovando y explorando los géneros que le interesan, ofreciéndole a sus fans un disco en el que replantea las fórmulas ya conocidas, pero también se atreve a entrarle a otro ritmos que para ella eran desconocidos.

Pero lo más sobresaliente de este material discográfico es su valor personal, con esas colaboraciones junto a sus hijos y el tributo a su mamá, que nos muestran que detrás de esa figura que algunos ven como un ser divino, hay una mujer que está orgullosa de sus raíces y quiere mostrarlas a quien la escucha.

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Me llamo Jesús pero todos me dicen Chucho. Me encanta la música y sé tocar algunos instrumentos, aunque creo que soy mejor escribiendo sobre las bandas que me gustan. Soy fan de los conciertos y festivales,...

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